Fernando Palma decidido a sembrar la semilla del teatro

ENTREVISTA

El joven actor y director hoy en día está a cargo de dos agrupaciones teatrales municipales en Cárdenas y Comalcalco, desde donde busca generar un impacto social y cultural que prevalezca por generaciones.

Rosa Elena Cortés

Villahermosa

Fernando Palma, actor y director de teatro, piensa cuidadosamente sus respuestas en esta entrevista, como si se tratara de elegir el texto ideal para su próximo montaje.

A sus 26 años, recuerda que inició este camino en la adolescencia, cuando la curiosidad lo llevó a observar un ensayo teatral, donde decidió que su obra más importante sería la de su propia vida en el escenario.

No está seguro de dónde viene la semilla del teatro, en su familia no tiene ningún referente, solo que creció entre la Casa de la Cultura y la biblioteca municipal, donde su mamá trabajaba y lo llevaba con frecuencia, en su natal Cárdenas, Tabasco.

Pero que su vocación tenga o no una raíz genética, no le importa tanto como su convicción de sembrar esa semilla en la comunidad, desde donde, está convencido, se puede transformar. “Algo, algo tenemos que dejar”.

EL DISCURSO

La necesidad de expresarse sobre algo para lo que las palabras se han quedado cortas, es lo que le ayuda a definir los temas de sus obras, confiesa. Así surge, por ejemplo, Todas las cosas maravillosas, un monólogo que presentará pronto y que tiene como motivo el poder de comunicarse con alguien muy cercano que atraviesa un problema.

“Durante la pandemia acompañé a una amiga que estaba en depresión; estuve con ella muchas veces en silencio, porque no supe qué decirle, entonces, creo que este monólogo es un intento de comunicarme con ella. Claro que en el camino termino comunicándome con otras personas”, reflexiona.

No es la única vez que Fernando busca en su interior para definir una puesta en escena, pero una vez decidido el tema u obra, aplica un riguroso proceso: desde la búsqueda o elaboración del texto, la conformación del equipo, hasta la obligada documentación. Esta última, para integrar un discurso responsable, basado en hechos y datos concretos. “No podemos saltarnos esta parte, porque algo se modifica cuando la palabra es enunciada con consciencia”, considera.

LOS PROYECTOS

La primera obra que Fernando Palma presentó con la Agrupación Teatral de Cárdenas, que depende del Ayuntamiento, fue Majestad, una crítica social sobre corrupción, con lo que marcó independencia artística e inició un proyecto que pronto creció y que ahora también desarrolla en el municipio de Comalcalco, en Tabasco.

“Descubrí que los municipios son como células, así que si algo puedo hacer desde estas pequeñas células para modificar todo un organismo ¡o al menos una extremidad! será maravilloso”, ambiciona.

Combina esta responsabilidad con su Compañía Independiente Laduse, que conforma con los jóvenes Majo Ruiz Escalante, Orlando Ríos, Grecia Gallardo, Javier Santos, Kevin Torres y Pamela Sánchez Castillo y con la que ha explorado distintos géneros y aborda temas actuales, guiado quizá por esa didáctica con la que Bertolt Brecht, dramaturgo alemán, pretendía concientizar al público sobre el cambio social.

“El teatro nos vuelve espectadores de aquello que nos ocurre” –dice Fernando. Cree que el teatro debe mostrar la realidad social, señalar, poner sobre la mesa el sufrimiento de las minorías y también mostrar que las cosas pueden cambiar. “Una de las funciones del teatro es esa”, afirma con una convicción alimentada de la bien estudiada visión de (Vicente) Leñero, uno de sus referentes, por su impulso a un teatro realista en México.

“Cazabecas”, “cazamaestros”, como él mismo se llama, Fernando pasó su adolescencia acompañado de la teoría teatral, teniendo como formadores a los autores antes citados, y también a Luisa Josefina Hernández y a Jacques Cupeau, con el que coincide en evitar la sobreactuación y privilegiar un trabajo disciplinado y sencillo, basado en la técnica. A Jacques Lecoq y su pedagogía, que toma como punto de partida el cuerpo, el espacio y el movimiento; y el polaco Jerzy Grotowski, por mencionar algunos que le vienen a la mente durante la plática.

“Curso que veía, curso que tomaba, diplomado que veía, diplomado al que me lanzaba. Luego, me encontré con la maravilla de la teoría teatral, pero también me he encontrado con maestros y sobre todo maestras que me han sabido apasionar en esto”.

Pero reconoce cuando quiso iniciar el camino se vio solo. “Y el teatro no se hace solo”, dice. Por eso llevó al municipio la idea de la agrupación de carácter público que ofreciera formación gratuita en instalaciones dignas y exclusivas para ello.

“Stanislavski, actor y director de escena ruso se preguntaba qué necesitaba el teatro de su época y él mismo se respondió: un lugar.  El teatro es un lugar. Se dice que el teatro está hecho de la misma materia de lo sueños y shalalá… pero todas esas cosas nos tienen en la calle; el teatro es un lugar, necesita un espacio, que esté ahí. Hoy en día contamos con un aula que se ha convertido en un sitio de formación extraordinario”, dice con referencia a la agrupación municipal que ha consolidado en Cárdenas.

Para Fernando es importante voltear la mirada al teatro, no precisamente para alabar figuras, sino al teatro mismo, ese que genera discurso y diálogo con el espectador.  Crear más espacios de preparación profesional, crear actores, directores, dramaturgos, públicos, como una alternativa –dice- para recordar que somos humanidad, aunque solo representemos una pequeña célula de la misma.

“Descubrí que los municipios son como células, así que si algo puedo hacer desde estas pequeñas células para modificar todo un organismo ¡o al menos una extremidad! será maravilloso”

“El teatro nos vuelve espectadores de aquello que nos ocurre. Una de las funciones del teatro es esa”

Fernando Palma

Actor y director

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