Estudió, ganó… y adoptó un gatito

Con apenas 12 años, Pamela ganó las Olimpiadas del Conocimiento en Tabasco y sueña con ser cardióloga. Su esfuerzo, la fe y el apoyo de su familia fueron sus claves.

Fotos: Javier Narez
Cesia Ocaña
Villahermosa

En el corazón cálido del infierno verde, entre el eco de los salones escolares y las risas de recreo, una niña de doce años brilló con luz propia. Pamela Córdova Pérez, alumna del Colegio Nicanor González Mendoza, no solo ganó las Olimpiadas del Conocimiento Infantil 2025, sino que también conquistó algo aún más especial: la certeza que el esfuerzo, la disciplina y el amor familiar pueden llevarte muy lejos… y también a casa con un gatito nuevo.

“Me enteré por teléfono”, dice Pamela, acomodándose los lentes con timidez. “La directora me habló y me dijo: ‘¡Felicidades, ganaste!’. Me saqué de onda porque ya ni me acordaba del examen”, puntualiza en su visita a Novedades de Tabasco.
Ese examen fue el 12 de junio. Pamela llegó con los nervios a flor de piel, pero con el estómago bien preparado: un burrito con platanitos, frijoles y chocomil, fue su desayuno, recuerda. Aquel día no sabía que estaba a punto de colocarse entre los mejores estudiantes del estado, tras pasar tres etapas: escuela, zona y sector. En cada una, decenas de niños competían por representar a su escuela, su zona y finalmente, su entidad.

Pamela no lo dice con presunción, pero su logro es enorme. Participó primero con 47 compañeros, luego con otros 16 en la etapa de zona, y más adelante con aún más niños en el sector uno. Y a pesar de que las matemáticas ―en especial los porcentajes y las fracciones― le daban dolor de cabeza, fue avanzando poco a poco, con disciplina, con fe… y con la guía de su mamá, su papá y su maestra.

“Me ayudaban con exámenes de práctica, estudiaba como dos horas diarias”, cuenta. “Y en la escuela ya no hacía todas las tareas, solo los exámenes. Me adelantaban temas”.

¿Su secreto? “Tener confianza en mí misma. Y en Dios”.

Pamela no presume. Es pausada, dulce, reflexiva. Habla bajito, como si cada palabra la pensara con mucho cuidado. Cuando se le pregunta cómo celebró su triunfo, sonríe de inmediato: “Me dieron un gatito”.

El nuevo integrante de la familia no tiene nombre muy formal. Lo bautizó junto con su hermana. “Es lo máximo”, dice entre risas. “Paso mucho tiempo con él, o jugando con mi hermana, o haciendo manualidades”. A Pamela no le gusta mucho leer ―“no me llama tanto la atención”―, pero ama dibujar paisajes y crear con las manos: flores, cajitas, figuritas de papel.
Y aunque ahora se da un respiro, ya tiene otro reto en puerta: será la encargada de dar el discurso de graduación en su escuela. “Voy a hablar de mis compañeros, de los maestros, y sobre todo de Dios, porque mi escuela es adventista”, dice con seriedad.

Próxima meta

Su sueño más grande, sin embargo, va más allá del logro escolar.,la tabasqueña quiere ser doctora. Cardióloga. “Porque me gusta todo lo relacionado con la salud. Y porque son ciencias”, explica. Además, su abuelito materno también es médico, y le contaba historias del hospital.

La Olimpiada fue una gran victoria. Pero lo más valioso, quizás, es que Pamela aprendió a creer en sí misma. “Ahora sé que sí puedo con esto, puedo con más cosas”, dice con firmeza. “Quiero, cuando sea grande, poder darle cosas a mis papás, con lo que gane. Y también rescatar al nano”, agrega, sin aclarar si se refiere a un perro, un peluche, o algún personaje secreto entre ella y su hermana.

Pamela no fue la única ganadora. En Tabasco fueron varios los seleccionados, incluso una niña invidente, marcando un paso importante hacia una verdadera inclusión en la educación. “No solo escogen a uno, hay niños de escuelas públicas, particulares, rurales, indígenas. Eso está bien. Todos deben tener la oportunidad”.

Por ahora, Pamela sigue con su violín (aunque no fue a muchas clases porque estaba estudiando) y espera con emoción sus vacaciones. Quizás algún día, con ese mismo temple y ternura con el que habla de porcentajes y gatitos, represente no solo a Tabasco, sino a todo México. Y si eso pasa, seguramente celebrará con un nuevo gato… o tal vez dos.

Petición al Gobernador

Cesia Ocaña
Villahermosa

Pamela tiene claro que no todos los niños tienen las mismas oportunidades. Por eso, cuando se le pregunta qué le pediría al gobernador, no duda: “Que mejore las condiciones de los niños que no tienen escuelas con clima, o materiales. Eso afecta mucho. Se pueden hacer campañas, donar cosas que ya no se usan”.

¿Y qué le diría a otros niños que quieren participar en concursos como este, pero no tienen tanto apoyo? -se le pregunta y responde- “Que se esfuercen, que pidan ayuda a alguien de confianza, y que no se rindan. Poquito a poquito, se puede”.

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