A la convocatoria hecha esta misma semana por el Gobernador Javier May Rodríguez, para limpiar el Área Natural Protegida (ANP) Parque Estatal Laguna del Camarón, comenzaron a llegar alrededor de un millar y medio de voluntarios, entre vecinos, ecologistas, servidores públicos e incluso la Flor Tabasco 2025.
Para la mayoría fue una sorpresa subir al montículo de entrada, ubicado a un costado de la carretera federal Villahermosa-Escárcega, y percibir el cascajo de duro cemento que tiran de madrugada los volqueteros; las llantas inservibles, que conductores abandonan entre el monte y un fétido olor, producto de la descomposición de animales muertos y otros desechos.
“Son espacios abandonados, que no sabemos que son de nosotros”, afirmó el mandatario al entrar a la superficie de 82 hectáreas y disfrutar de una extraordinaria sombra continua, que se formaba con el entrelazamiento de las copas de los generosos tintales, ceibas, cocohites y macuilís. “Esta sombra ni el parque La Pólvora la tiene”, exclamó emocionado el jefe del Ejecutivo.
Justo debajo de una gigantesca ceiba, May Rodríguez se colocó antes de dar inicio al evento protocolario, que fue el preámbulo para que un conjunto de picos, palas, rastrillos y guantes, comenzaran a moverse.
Acompañado de servidores públicos, sociedad civil y empresas, explicó que el lugar se ha convertido en “un punto de mucha presión” por los desechos que los ciudadanos arrojan diariamente en los linderos.
Un bombero de nombre Miguel, que un día antes había apagado el fuego que consumió los nutrientes de la tierra allá por la ranchería Buena Vista-Río Nuevo, juntó en un par de horas 30 llantas rotas. A unos metros, el mandatario levantó cascajo, desechos de tubería y fragmentos de lo que fue un baño. “Cuidado con el vidrio”, alertó a la secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (Semades), Sheila Cadena Nieto, quien también se convirtió literalmente en una recolectora ambiental.
Tras llenar varias carretas, el Gobernador recorrió los otros puntos habilitados, a lo largo de la vega, para desmontar y limpiar el parque. “Podemos utilizar el residuo para hacer bancas. Colocar lámparas con celdas solares, que sea autosustentables. Construir una buena rodada para bicicletas de unos 20 kilómetros. Que vengan a celebrar cumpleaños. Que vengan los niños de las escuelas”, proponía el mandatario a su colaborador y titular de la Secretaría de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas, Daniel Casasús Ruz.
Y mientras caminaba no dejaba de saludar a los voluntarios, a las y los ecologistas y los vecinos de la zona, que no pararon de trabajar, y si lo hacían, era para tomarse brevemente una foto con él o, por supuesto, con la Flor Tabasco 2025, María Fernanda Palma Miramontes, quien también con gorra y guantes, puso su granito de arena para levantar la basura.
“Hay que tomar conciencia para dejar de usar el material que contamina, apostarle a lo degradable. Si no hay conciencia, la gente va a seguir así”, recalcó durante el recorrido el mandatario, al tiempo de solicitar la elaboración de un plan de recuperación para evitar que el Parque Estatal siga siendo un depósito de desechos.
Don Feliciano Córdova, vecino de la Manga 2, siembra plátano macho en los amplios terrenos de la ANP. Ahí, reveló que es en la madrugada cuando los volqueteros entran a tirar el cascajo. Otros pequeños propietarios, que viven dentro del parque estatal, confirmaron lo dicho por el campesino. “Aquí no tiran porque nosotros sembramos, pero sí se requiere vigilancia en la madrugada para frenarlos”, dijeron. Apenas unas horas después, la autoridades competentes anunciaron la detención de dos personas, que intentaron tirar cascajo en el área limpiada.
A falta de camino, el nutrido grupo se adentró por unos terrenos con siembra. “¡Cuidado con los pepinos!”, gritó May Rodríguez a los despistados que no conocían el rizoma en el campo. “Hay que sembrar más árboles, hay que solicitarlos”, aconsejó.
“Si esto lo cercaras, puedes hasta traer venados”, acotó mirando hacia el horizonte, como si ya viera a los animalitos correr a lo lejos. “Ya hicimos nuestra ciudad, pero así empiezan las acciones”, señaló a quienes lo acompañaban.
Al regresar al punto de inicio, un grupo de voluntarios levantó una serpiente para que la viera el Gobernador. “¡No la maten!”, es lo primero que les dijo. Luego, se acercó y preguntó: “¿Qué es, una nauyaca?» El titular de Protección Civil le respondió: “Es un sauyan, un bífido muy común en tierras tropicales como nuestra entidad”.
Uno de los voluntarios fue el conocido biólogo y fotógrafo de la Reserva de la Biósfera Wanha’, Niel Morales, quien ya había participado desde la primera vez. “Me parece muy importante que se le dé atención, sobre todo porque está junto a la cabecera municipal y diversas localidades relevantes. Me pareció bien la iniciativa y muy bien que la gente se sume. Solo hay que revisar el Plan de Manejo o actualizarlo. Pero es increíble que mucha gente haya venido, después de muchos años que estuvo abandonada, hoy vi una cantidad increíble. Ojalá más gente se sume”, sostuvo.
“Gracias, ¿cómo ven?”, dijo May Rodríguez a quien se encontraba a la salida, convencido de que regresará porque “la transformación también es ecologista”.