Pescando Vida fortalece la economía, pero sobre todo genera unión familiar, manifiestan beneficiarios en Jonuta

A poco más de tres meses de haberse puesto en marcha el programa Pescando Vida, impulsado por el Gobierno del Pueblo, avanza de manera contundente en el municipio de Jonuta, donde las y los beneficiarios constatan el desarrollo de su producto, fortalecen su economía y fomentan la unión familiar en torno al proyecto que genera bienestar y garantiza la soberanía alimentaria.

Doña Evangelina García Magaña forma parte de las 100 familias beneficiadas con el programa en la comunidad de San José. Desde el primer día en que se enteró que recibiría el apoyo ha dedicado tiempo, cuidado y esmero para lograr un adecuado desarrollo de sus alevines, y que estos crezcan en tamaño y peso para así ofrecer un producto de calidad.

“Para mí es una felicidad ser parte del programa, por eso le damos gracias al Gobernador que se acordó de nosotros, para nosotros es un privilegio tener estos alevines que nos regalaron”, señaló la también ama de casa, quien incluso ya vislumbra que las ganancias obtenidas por la venta de sus pescados las volverá a invertir para que su pequeño negocio crezca.

Junto a su esposo e hijos, doña Evangelina ha dedicado el tiempo necesario a la crianza de las mojarras, periodo en el que ha contado en todo momento con el acompañamiento y asesoramiento técnico necesario para que las crías tengan el desarrollo adecuado y puedan ser comercializados o consumidos por su propia familia. “¡Las mojarras ya pesan entre 320 a 415 gramos!”, expresó con orgullo.

Ubicada a 27 kilómetros de la cabecera municipal, en la comunidad de San José las familias han enfocado su trabajo en sacar adelante el programa que, además de haberles proporcionado gratuitamente los materiales y alevines, les brinda un apoyo económico mensual de 5 mil pesos que utilizan para gastos diarios y la adquisición de insumos para la crianza de los peces.

Otro de los beneficiarios, Jacinto Santiago Guerrero, reconoció que en sus más de 50 años de vida nunca había sido tomado en cuenta para algún apoyo gubernamental, por lo que agradeció al Gobernador Javier May por haberlo hecho parte de la nueva historia que hoy se está escribiendo en Tabasco con Pescando Vida.

“Me siento alegre. Es un buen apoyo el que nos mandó el gobernador para nosotros que vivimos en las comunidades y, la verdad, le estamos echando los kilos para que esto salga a flote y los demás compañeros tengan el mismo programa”, expresó.

La siembra de tilapia en la ribera del río Usumacinta, supervisada por técnicos de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Pesca (Sedap) en coordinación con las Comunidades de Aprendizaje Acuícola (CAA), promueve la organización social, fortalece el compromiso y unión de las familias, las que con beneplácito se aproximan a obtener su primera cosecha, prevista para el mes de octubre.

Al ver la actividad como un oficio, que exige compromiso y dedicación, la señora Andrea López recuerda cómo, anteriormente, comerciantes de otras entidades llegaban a la comunidad a comprar las mojarras que extraían los pescadores de la localidad, “ahora nosotros somos emprendedores, vamos a ser grandes emprendedores y vamos a poder distribuir nuestra primera cosecha en los mercados y venderla”.

El progreso desde que inició el programa no solo se refleja en el desarrollo que muestran las crías, pues también ha logrado unir a las familias en torno a un proyecto y a heredar el conocimiento que ayudará a consolidar la soberanía alimentaria. “Mis hijos también están aprendiendo sobre el cuidado y crianza de los alevines, ellos ya saben cómo darles comida, pues cada dos horas se les alimenta, están al pendiente y que el día de mañana tengamos el resultado”, sostuvo.

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