Joel Rubio
Villahermosa
Santos Sánchez, conocido como «el huesero de los pobres», ha dedicado más de dos décadas a la sanación quiropráctica sin tener un consultorio formal ni preparación profesional. Su historia es un ejemplo de cómo la observación y la experiencia pueden llevar a alguien a desarrollar habilidades valiosas para ayudar a los demás. Todo comenzó cuando un familiar de Santos se lesionó un hueso y él, sin saberlo, lo acomodó de manera instintiva. A partir de ese momento, sus familiares comenzaron a tratarse con él y su fama como «el que talla huesos» se extendió.
Hoy en día, Santos sentado en su banco atiende a sus clientes en la vía pública, en la avenida Constitución, afuera de la papelería Tony. Santos utiliza técnicas de sobadas y masajes para aliviar dolores y malestares. Sus costos son accesibles, desde 200 a 500 pesos, y cuando los casos son más graves, renta una habitación de hotel para brindar atención más especializada. Él atribuye su don a Dios y se considera un instrumento para ayudar a los demás. Santos recomienda a la población cuidar sus movimientos y evitar lesiones que puedan afectar a largo plazo. Según él, «es importante prevenir dolores que no se aguantan en la vejez». Su dedicación y experiencia han hecho que sea un referente en la comunidad para aquellos que buscan alivio para sus dolencias.