De la adversidad al renacer “Sí se puede vencer al cáncer”

A sus 61 años, Candelaria Ramos Sánchez comparte cómo la detección oportuna, el acompañamiento familiar y la fe le permitieron superar un carcinoma mamario infiltrante en etapa III. Hoy, a cuatro años de su diagnóstico, llama a otras mujeres a no tener miedo y a prevenir.

Cesia Ocaña

Villahermosa

Habla con serenidad, pero en su mirada aún se asoma el eco de aquellos días difíciles. Candelaria Ramos Sánchez, de 61 años, fue diagnosticada en 2021 con carcinoma mamario infiltrante sin patrón ductal especial, tipo triple negativo, en etapa III, uno de los más agresivos y complejos de tratar.

Tenía 57 años cuando el cáncer llegó a su vida sin previo aviso. No había dolor, no había señales, pero sí había un hábito que terminó siendo su salvación: la detección oportuna.

“Yo me hacía mi mastografía cada dos años en el IMSS. Gracias a eso me lo detectaron a tiempo. Yo no sentía nada, ni una bolita, ni dolor. Pero cuando los doctores me dijeron que vieron algo raro, no dudé: hice todos los estudios que me pidieron”, recuerda.

Aquella llamada, quince días después de sus estudios, marcó el inicio de una etapa que pondría a prueba su fortaleza física y emocional. La mandaron a especialidad, donde los estudios confirmaron lo que nadie quiere escuchar: cáncer de mama.

“Cuando te dicen que te van a pasar con el oncólogo cirujano, te tiembla todo. Yo fui sola porque me sentía bien, no pensé que fuera algo grave. Pero cuando el doctor me dijo ‘esto es cáncer y hay que quitar la mama’, me quedé en shock. Sentí que el mundo se detenía.”

A partir de ese momento, Candelaria comenzó un recorrido lleno de estudios, valoraciones y decisiones difíciles. Los equipos del hospital presentaban fallas y los trámites se retrasaban, por lo que optó por realizar parte de sus estudios de manera particular. “Era fin de año y todo se complicaba, así que mis hijos me ayudaron a moverme. La verdad, sin ellos no sé qué hubiera hecho.”

El 30 de noviembre de 2021, fue sometida a cirugía. Durante la operación, el médico confirmó que el tumor era maligno y decidió realizar una mastectomía.

“La bendición más grande fue que el tumor estaba encapsulado. No hubo metástasis. Me quitaron once ganglios, pero el cáncer no se había expandido. Por eso digo que fue un milagro.”

Tras la cirugía, llegó el tratamiento con quimioterapias, ocho en total: cuatro rojas y cuatro blancas. Fueron meses de lucha contra los efectos secundarios, el cansancio, la caída del cabello y el dolor en las articulaciones. Sin embargo, ella nunca perdió la esperanza.

“Yo me aferré a mi fe y al amor de mis hijos. Había días muy duros, pero ellos me recordaban que valía la pena seguir”, asegura con confianza plena en su pilares en esta etapa.

La fe y la familia: pilares para sanar

Candelaria habla con emoción de su familia. Sus cuatro hijos estuvieron a su lado en todo momento, acompañándola a citas, tratamientos y días de recuperación. “El apoyo de la familia es fundamental. No solo por la ayuda física, sino porque te dan seguridad, te dan ganas de vivir.”

Además de su familia, Candelaria encontró en la fe un refugio. “Para mí, la fe fue todo. Yo creo que Dios me dio otra oportunidad. Aprendí a valorar cada día y a entender que el cáncer no es una sentencia, sino una prueba.”

Después de la cirugía, buscó apoyo emocional y orientación médica en una organización local. Así llegó a la Fundación Mujeres Cárdenas Contra el Cáncer de Mama, donde encontró acompañamiento psicológico y terapias de rehabilitación.

“En los hospitales te curan el cuerpo, pero no el alma. En la fundación encontré a otras mujeres que pasaron por lo mismo y entendí que no estaba sola.”

Hay vida después del diagnóstico

Villahermosa

Superar el cáncer fue solo el inicio de un nuevo aprendizaje. “La vida te cambia completamente”, confiesa. “Yo antes era una mujer muy activa, muy trabajadora, pero después del tratamiento tuve que aprender a cuidarme, a escuchar a mi cuerpo.”

El tratamiento dejó secuelas: linfedema en su brazo derecho, una inflamación causada por la acumulación de líquidos tras la extirpación de ganglios. “Una vez se me puso el brazo rojo, caliente, como si se quemara. Aprendí que no puedo hacer los mismos esfuerzos de antes. Ya no puedo lavar o limpiar como antes, pero hago mis ejercicios acuáticos dos veces por semana. Eso me ha ayudado mucho a mantener movilidad y ánimo.”

También cambió su alimentación: dejó de comer carnes rojas, embutidos y alimentos procesados, privilegiando frutas, verduras, pescado y pollo. “Aprendí que el cuerpo hay que cuidarlo, pero también el alma. Hoy vivo más tranquila, más consciente.”

“En los hospitales te curan el cuerpo, pero no el alma. En la fundación encontré a otras mujeres que pasaron por lo mismo y entendí que no estaba sola.”

“Aprendí que el cuerpo hay que cuidarlo, pero también el alma. Hoy vivo más tranquila, más consciente.”

“Cada mastografía me pone nerviosa, pero también me recuerda que sigo viva. Eso es lo más importante.”

“El cáncer no es sinónimo de muerte. Si se detecta a tiempo, hay solución. Lo más importante es no tener miedo, atenderse y creer que sí se puede. No estamos solas. Con fe, amor y prevención, se puede salir adelante.”

“Háganse su mastografía, no esperen a sentir dolor. Escuchen su cuerpo, vayan al médico. Y si el diagnóstico llega, no se rindan. Sí se puede vencer al cáncer.”

Octubre Rosa, un recordatorio de vida

En México, el cáncer de mama es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres, pero también es uno de los más curables si se detecta a tiempo. Candelaria lo sabe bien y por eso repite su mensaje a todas las mujeres:

Mensaje para todas: prevención, conciencia, esperanza

Hazte tu mastografía: reclamos frecuentes de inconformidad o demora no deben ser excusas. Mientras más temprano, más opciones y mejor pronóstico.

Autoexplórate: si detectas algo, por mínimo que parezca, acude al médico. Aunque no duela, aunque no se note, importa lo que los especialistas descubren.

Busca apoyo: no estás sola; la familia, fundaciones, redes sociales o grupos locales pueden darte soporte emocional y orientación.

Mantén una vida saludable: alimentación adecuada, ejercicio, reducir estrés; todo suma.

DATOS RELEVANTES

En 2020, el cáncer de mama fue la enfermedad más frecuente entre las mujeres en México (15.3 % de todos los tumores) y la principal causa de muerte por cáncer en mujeres, con casi 29,929 casos nuevos y alrededor de 7,931 muertes.

Para 2021, en el IMSS se reportaron 4,780 casos nuevos de cáncer de mama y 2,225 muertes, con una tasa de incidencia de 25.14 por cada 100 mil mujeres y una mortalidad de 11.70 por cada 100 mil mujeres.

En 2023, se registraron 8,034 muertes por cáncer de mama en personas de 20 años o más, lo que representó el 9 % del total de fallecimientos por tumores malignos en ese grupo de edad. La tasa de mortalidad fue de 17.9 por cada 100,000 mujeres.

Datos de Tabasco indican que cada año se detectan aproximadamente 170 casos de cáncer de mama en mujeres, y entre 8 y 10 muertes al año por esta causa.

Acerca de NOVEDADES

Te puede interesar

INSPIRA VALENTÍA DE CLAUDIA VALDIVIEZO

La coach de CrossFit comparte su experiencia con las mujeres este Día Mundial de la …