Para ella parecía un juego. Coqueteaba. Sonreía. Era la hora de obtener algo de dinero y su andar desinhibido se dirigía a cualquier postor. ¿El mejor? No siempre, pero ahí estaba Any, siempre en la Plaza Manuel Acuña, también llamada de los “pájaros caídos”, en Saltillo, Coahuila, jugando a ser …
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