Andrés López Obrador cumple 63 años de edad

«Deseo vivir cuando pueda y hasta que muera en la Quinta La Chingada. Si el pueblo de México se manifiesta en 2018 por un cambio de fondo y me da su confianza, vendría a la quinta como ahora, de vez en cuando; pero si la mayoría de la gente dice que no me quiere gobernando o los de la mafia del poder nos lo impiden, entonces sí me iría literalmente a La Chingada. Es mi plan B: refugiarme en este lugar maravilloso”, confiesa el dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, en el marco de su cumpleaños 63.

Ya en 2012 había hecho una revelación similar en una reunión privada.

En un artículo del político, publicado en el diario Reforma y titulado “Posdata palencana” -el cual también reproduce en su cuenta de Facebook-, AMLO habla sobre ese lugar, su familia, sus bienes, el 2018 y más.

“Adelanto que me dedicaré a leer, escribir y a dar clases, porque de algo tengo que vivir. Además, así mis adversarios conservadores no seguirán necios preguntando ‘de qué vivo, si no trabajo’…”.

“En fin, si desgraciadamente nos va mal en el 18, seguiré sembrando plantas e ideas hasta que fallezca, pero no volvería nunca más a ser candidato a nada. Diría: quise ser como Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas, y no pude o no supe hacerlo. Mientras viva, no dejaré de luchar por la justicia y por la auténtica democracia, pero me retiraré del protagonismo político para así, con humildad y arrogancia, al mismo tiempo, poder decir a mis adversarios y a quien quiera oírlo, “ya ven, no soy un ambicioso vulgar”. Sólo me importa estar bien conmigo mismo, con mi conciencia, con el prójimo, con la nación y con la historia”, asegura López Obrador.

Y se suelta: “En 2015, manejando un vehículo en el camino de Palenque a Villahermosa, con Beatriz y mis cuatro hijos, les dicté mi testamento político que ya obra en manos de un notario. Repito: no tengo ningún bien material, ni cuentas de cheques ni tarjetas de crédito. En otras ocasiones, he explicado que nunca me ha interesado el dinero, aunque por respeto a las personas, no dejo de recalcar que no todo el que tiene es malvado. Precisamente, en 2015, entregué a mis hijos la Quinta La Chingada, heredada de mis padres: a Jesús le toca la casa y 4 mil metros cuadrados; a José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo Alfonso, una superficie de 2 mil 500 metros cuadrados a cada uno. Cuando les informé a mis hijos grandes que al Jueche le quedaría la casa de sus abuelos, porque no había recibido nada, ninguno se disgustó, son buenos de verdad.

“Aquí sostengo que el mejor consejo y la enseñanza mayor que uno puede dar a los seres queridos es la del desinterés por lo material, porque muchas veces la infelicidad se produce por la ambición al dinero. En consecuencia, la satisfacción más grande que uno puede tener mientras exista, es contar con hijos honestos, que hagan de su vida una línea recta y lleven a la práctica sentimientos sinceros de amor al prójimo, en especial, a los débiles, pobres y humillados”, cuenta.

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