Venezuela confisca planta de General Motors

El consorcio estadounidense General Motors anunció este jueves el cese inmediato de sus operaciones en Venezuela. La decisión se produce después que el gigante automovilístico denunciara, el pasado miércoles, la confiscación por parte de las autoridades locales de su instalación industrial en la ciudad de Valencia, a unos 150 kilómetros al oeste de Caracas. La justicia venezolana procedió al embargo en el marco del juicio que enfrenta a General Motors y a un concesionario de Chevrolet (marca a su vez propiedad de General Motors) en la localidad de Maracaibo. Este concesionario denunció a la firma norteamericana en el año 2000 tras haberle rescindido el contrato aduciendo «ineficiente desempeño», según informa la prensa local.

La cantidad de dinero en litigio ascendía a 476.000 millones de bolívares, equivalentes a 4.760 millones de dólares al cambio oficial y 103 millones (95 millones de euros) en el mercado paralelo, según calcula Dolartoday. El consorcio estadounidense, cuya planta venezolana tiene una capacidad para fabricar 45.000 unidades —aunque tenía su actividad en mínimos desde 2015—, ha lamentado en un comunicado que la cifra solicitada por la otra parte «excede toda lógica y haría inviable las actividades de GMV [General Motors Venezuela] de forma permanente». Ha lamentado que el embargo es “improcedente, absurdo, fuera de la lógica jurídica y del debido proceso. GMV está tomando todas las medidas legales a su alcance con el fin de proteger los derechos de sus trabajadores y de sus bienes».

«Ayer, la planta de GMV fue inesperadamente tomada por las autoridades públicas, impidiendo las normales operaciones», ha asegurado la compañía en un comunicado. La notificación de la confiscación fue enviada por un juzgado del Estado Zulia, informa el diario El Carabobeño. El fabricante también ha informado de que otros activos de la firma, como vehículos, han sido «retirados ilegalmente de sus instalaciones», y ha añadido que este embargo causará daños «irreparables» a la empresa, a sus 2.678 trabajadores locales, 79 concesionarios y a sus proveedores.

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La confiscación de la planta de General Motors llega en un contexto de profunda crisis económica e institucional que ya ha empujado a otras compañías estadounidenses a abandonar el país. A principios de 2015, Ford canceló su inversión en Venezuela. En el pasado, el mismo Gobierno llevó a cabo expropiaciones y hoy, Venezuela se enfrenta una veintena de casos de arbitraje sobre nacionalizaciones, informa Reuters.

General Motors empezó su actividad en Venezuela en 1948, cuando abrió una fábrica en las afueras de Caracas, en la que fabricó un modelo pick-up de Chevrolet y se convirtió en la empresa «pionera» en el sector del automóvil en el país. Pese a lo ocurrido, el consorcio estadounidense ha asegurado que continuará ofreciendo servicio de posventa y de piezas de recambio a sus clientes a través de sus representantes en el mercado venezolano.

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