Aseguran en puertos 24 buques cargados de basura electrónica

(Tercera y última parte)

Veinticuatro buques con cargamentos ilegales de desechos electrónicos han sido detectados durante la presente administración, de acuerdo con datos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

En todos los casos se trata de tráfico ilícito, contemplado en el Código Penal Federal y el cual se actualiza cuando carece de autorización de la Semarnat, de verificación ambiental y de consentimiento escrito del país destinatario.

En la mayoría se ha documentado la participación de empresas fantasma y la complicidad de agentes aduanales.

Quince han sido de importación y nueve de exportación.

Es, reconoce la dependencia, tan sólo una muestra de las transacciones prohibidas en torno a estos residuos, pues Profepa, Aduanas y Policía Federal revisan únicamente una parte de las cargas, y lo hacen de manera aleatoria.

“No se revisa cada contenedor que entra o sale del país porque es materialmente imposible, las capacidades institucionales son limitadas”, admite Arturo Rodríguez Abitia, subprocurador de Inspección Industrial de la Profepa.

—¿Qué se vigila?

—Entradas, más que salidas, esas ya las descubrirá el país de destino. Es una práctica común internacional. Nos enfocamos también a comercializadoras con algún antecedente ilegal. Aduanas apoya, aunque está peor que nosotros, que revisamos una porción chiquita de todo lo ambiental.

—¿Entonces circulan cargas de este tipo sin inspección?

—Seguro se están escapando muchos, porque el movimiento es tan grande que tiras palos de ciego, al azar.

La basura electrónica está clasificada como peligrosa en el Convenio Internacional de Basilea, firmado por México desde 1989, pero cuyas disposiciones han sido ignoradas a nivel local por autoridades ambientales y legisladores.

“Esta contradicción normativa y los escasos niveles de persecución facilitan el tráfico delictivo de la chatarra”, afirma el doctor Rutilio Ortiz, investigador de la UAM.

La carga de los 24 embarques suma 330 toneladas. Seis fueron descubiertos en la aduana de Altamira, Tamaulipas; 3 en el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán; 7 en el de Manzanillo, Colima; 3 en el puente internacional de Córdova; 1 en el puerto de Veracruz y 2 en el de Suchiate II, Chiapas… Dos más se retornaron desde Asia.

ZOPILOTES. “Los chinos andan como zopilotes detrás de nosotros”, cuenta Salvador Centeno González, de 39 años, y quien junto a su hermano Rafael coordina un pequeño espacio de reciclaje informal sobre una acera de la delegación Iztapalapa.

Ambos se dedican desde jóvenes al rescate de desperdicios y desde hace ocho años a los electrónicos. La embestida de una rara enfermedad los dejó amputados… Es un misterio en la zona; muchos aquí la relacionan con la inhalación cotidiana de compuestos alcalinos y gases tóxicos.

Es un tema vedado para ellos.

—¿Los chinos? —se cuestiona a Salvador, quien de su trabajo en la calle mantiene a una hija adolescente.

—Empezaron a venir a los depósitos.

—¿Qué buscan?

—Les interesan tarjetas de computadoras, las de chip dorado, saben de su valor. Quieren que se les exporte todo lo que caiga.

—¿Y se hará?

—Eso ya lo decidirán los dueños de los grandes pesaderos. Los pequeños estamos fuera de la jugada. Lo que sí, muchos chinitos anduvieron por acá, dizque capacitando a los chalanes en la clasificación de tarjetas, porque no todas son iguales. Les interesan las fregonas.

—¿Cuáles son los pesaderos grandes?

—Los que compran de dos a tres millones al día, y tienen la capacidad de vender a las recicladoras gigantes donde funden los metales. Pero ellas viven gracias a nosotros, los chiquitos, que vamos al día porque esto ya está muy peleado.

—¿Y eso?

—Muchos se quieren dedicar a la reciclada, aunque anden con los pulmones llenos de humo negro y tengan que irse a los cerros de provincia a quemar chatarra. No hay trabajo en el país.

Conforme a los testimonios, las comitivas asiáticas han visitado los puntos más importantes de reciclaje clandestino en Iztapalapa, como Renovación, Santa Cruz Meyehualco, Santa María Aztahuacán y Vicente Guerrero.

Y los depósitos masivos de las delegaciones Coyoacán (Santo Domingo), Tlalpan, Tláhuac, Azcapotzalco y Cuauhtémoc (Guerrero).

ESPECTROS. —¿Cuál es el móvil del tráfico ilícito? —se pregunta a Rodríguez Abitia.

—Negocio: los residuos electrónicos que no se reciclan en México tienen un valor comercial en otros países como China, donde los trabajan aun en condiciones más inseguras que en nuestro país, con salarios muy bajos y a costa de la salud de trabajadores, incluidos niños.

—¿En qué países está el principal mercado?

—Primero China, luego India, Pakistán, Singapur y algunos africanos; el flujo va hacia países pobres, algunos caribeños… No me sorprendería que ocurriera en Haití, donde hacen lo que sea para subsistir.

—¿Por qué es tan codiciada la basura electrónica?

—Estos aparatos tienen microgramos de metales preciosos como oro y plata. Se necesitan grandes cantidades para obtenerlos a través de un proceso electromagnético y electrolítico en el cual utilizan ácidos contaminantes. Eso tampoco les importa a los especuladores.

Las leyes nacionales prohíben la importación de residuos peligrosos para su disposición final, pero a la luz de los casos detectados esta práctica ocurre.

En casi todos los expedientes de tráfico ilegal, Profepa ha corroborado el uso de empresas simuladas:

“Aportan datos falsos o una razón social que no existe, por eso ha resultado difícil dar con los responsables —describe el subprocurador Rodríguez—. Cuando esto ocurre nos vamos sobre el agente aduanal: ellos son cuidadosos, porque ganan muy buen dinero y si se meten en un lío, pierden la concesión, pero aun así se han detectado casos en los que están involucrados”.

—¿Quién está detrás de las empresas fantasma?

—Son stocks de residuos electrónicos y alguien quiere sacar provecho con su venta. Hasta ahora no tenemos evidencias de que haya crimen organizado.

—¿Qué tipo de sanciones se aplican a los responsables del tráfico?

—Como en México increíblemente estos residuos no son considerados peligrosos, las penas y sanciones económicas son menores. Cuando hay dolo, se le da vista a la PGR, pero por lo mismo no conocemos consignados o personas que estén en prisión.

RESPONSABILIDAD. Hoy, universidades dedicadas a organizar acopios masivos –llamados reciclatrones— no se responsabilizan del buen destino de las donaciones.

“Trabajamos con empresas socialmente responsables”, dice Ana María Cortés, auditora ambiental y coordinadora del Proyecto Universidad Sustentable de la UAM.

—¿Está garantizado que los residuos tendrán un buen cauce?

—Esas empresas deben tener un plan de manejo ante la Secretaría del Medio Ambiente y es a esa instancia a la que deben rendirle cuentas.

Durante las campañas de recolección, siempre merodean acaparadores: “Los donantes son acosados por chatarreros, una especie de coyotes que ofrecen tres o cuatro pesos por los artículos, no podemos hacer nada contra ellos. Ni siquiera ahuyentarlos”.

Sin certeza en torno al destino de la basura electrónica, sin un plan oficial de manejo, sin una ley sobre su peligrosidad, ¿qué podemos hacer en casa? El doctor Arturo Gavilán, del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, sugiere: “Un uso responsable de la tecnología. Resulta muy llamativo tener la última versión de una tele, una computadora o un celular, pero a favor de nuestra salud y la del medio ambiente debiéramos extender al máximo su vida útil y, cu

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