Incompatibilidad afecta donación de órganos

Mucho se ha hablado de la incompatibilidad de un donante y un receptor en la donación de órganos; cuando un paciente tiene un donante dispuesto a ceder, por ejemplo, un riñón, no basta con el deseo de querer hacerlo.

El doctor José Salvador Aburto Morales, director general del Centro Nacional de Trasplantes, entrevistado por Crónica, explica la complejidad para trasplantar un órgano como el riñón, a diferencia por ejemplo de corazón o hígado, en el que lo fundamental es que haya compatibilidad en el tipo de sangre para que no se registre un rechazo del cuerpo receptor a este nuevo órgano.

Una nueva modalidad que ha comenzado a tener éxito en nuestro país, sostiene, es la donación “en cadena”, es decir, que si una pareja donador-receptor son incompatibles, y hay otra pareja, en circunstancias similares, entonces se da el intercambio de donadores. Es una permuta o “cruce” de donadores.

Y es que, dice, en el caso del trasplante de riñón, detalla, debe haber estudios de histocompatibilidad de HLA (antígeno leucocitario humano, HLA, por sus siglas en inglés), que es la compatibilidad genética que hay de padres a hijos, entre hermanos, familiares cercanos o personas que no son familiares.

La problemática que hay hoy en día, en cuanto a la compatibilidad en personas que están en espera de un órgano es primero verificar que no hayan sido transfundidos previamente y comienzan a hacerse una serie de estudios como las pruebas cruzadas. De ser negativas, el HLA se analiza para poder identificar qué porcentaje de compatibilidad comparten.

Si el receptor no ha recibido ningún trasplante previo, la compatibilidad entre familiares es alta, de padres a hijos hasta de un 50 por ciento, o entre hermanos de 25 por ciento. La compatibilidad en gemelos idénticos puede ser hasta de un 100 por ciento.

Hay casos en los cuales, los hermanos no tienen compatibilidad específica HLA cero, pero sí son compatibles por tipo de sangre y aunque la compatibilidad HLA sea cero, pueden donar.

La problemática está en personas que están en lista de espera y que ya han recibido trasplantes previos, que han sido multitransfundidos o en mujeres que han cruzado por un embarazo o el caso de los pacientes pediátricos, quienes tienen su sistema inmune mucho más alerta y sensible que los adultos.

Estos pacientes están altamente sensibilizados a recibir trasplantes y aunque tengan un donador familiar o un amigo, muchas veces son incompatibles por esta alta sensibilidad.

Si la prueba cruzada demuestra que el receptor no tiene anticuerpos preformados contra el donador, que no va a haber un rechazo del órgano, entonces se puede hacer el trasplante.

Si el receptor está altamente sensibilizado contra su donador –es decir, que los anticuerpos van a provocar un rechazo del órgano trasplantado–, es una condición crítica y requiere de un procedimiento altamente especializado con esquemas de inmunosupresión muy costosos y agresivos.

COSTOSO. Aburto Morales puntualiza que las terapias para desensibilizar a los pacientes receptores no las tienen todas las instituciones y se hace en forma particular por ser extremadamente costosa.

“Muchos de los casos se han podido resolver de esta manera, sin embargo, no todos los pacientes que están en espera de un trasplante tienen acceso a este tipo de tratamientos”.

En estas condiciones, señala, sí se puede realizar el trasplante, empero, hay que vencer todos estos obstáculos y apoyarse en un sistema de terapia inmunosupresora. Reitera que esto resulta ser mucho más agresivo y mucho más costoso, por lo cual, en la mayoría de los casos, este tipo de tratamiento se realizan en hospitales particulares.

El titular del Cenatra y especialista en trasplante renal, advirtió que estos pacientes que realizan el tratamiento de desensibilización y logran recibir el trasplante, después tienen un alto porcentaje de posibilidades de tener un rechazo;

“Aquí la situación es que estos pacientes trasplantados, ya están altamente sensibilizados, por lo cual, en el primer año existe un riesgo de rechazo hasta en un poco más del 40 por ciento, y cuando ocurre, hay que volver a darles tratamiento y estarlos vigilando muy de cerca; en cualquier momento pueden desarrollar el rechazo, y el tratamiento para evitar este riesgo también es altamente costoso”.

Todo esto no quiere decir que no se pueda, sí se puede, pero tiene muchas desventajas.

En estas condiciones, es que los médicos determinan la no compatibilidad para recibir el órgano y lo mejor es esperar a un donante fallecido.

Cuando se agota la posibilidad de que un familiar o donante en vida pueda donar por no compatibilidad, el paciente tiene que seguirse esperando, seguir activa en un registro y esperar a que surja un donador compatible.

DONADORES EN CADENA. El doctor Aburto Morales, advierte la necesidad de incrementar la donación de órganos cuando un familiar ha fallecido, ya que es la mejor forma de dejar de obtener órganos de donantes vivos.

Y es que tan sólo para el caso de donación de riñón, indica, cada año se realizan 3 mil 27 trasplantes de éste órgano, sin embargo, de estos, sólo 869 (6.9 por ciento) son procedentes de donantes fallecidos.

“Esta es la parte que tenemos que fortalecer, porque lo ideal es que se hicieran al menos el 50 por ciento de donador cadavérico para el caso de trasplantes de riñón y el otro 50 por ciento de donante vivo”, señala.

Sin embargo, en la actualidad, esto no sucede así, debido a que apenas una tercera parte del total de trasplantes que se requieren cada año se alcanza a cubrir.

De total de trasplantes, una proporción muy baja, menos del 7 por ciento, se realizan con órganos procedentes de personas fallecidas. La gran mayoría son donantes vivos: familiares, parientes, o amigos.

Ante ello, explica, en México ha comenzado a darse, con éxito, los pacientes que se siguen en cadena, que es cuando una pareja donador-receptor no es compatibles y hay otra pareja que esté en condiciones similares. Se hacen pruebas cruzadas y a lo mejor mi donador es compatible con el de la otra pareja y su donador es compatible con mi pareja.

“En estos casos se hacen arreglos desde el punto de vista ético y legal para que mi donador le pueda donar a otra pareja y su donador a mí. Así incluso ya ha habido cadenas hasta de cuatro personas que han intercambiado a sus donadores”, señala el especialista.

Este tipo de cadenas, se han hecho en Jalisco, en Nuevo León, y en cuanto a los hospitales en que se ha realizado son el ABC, en el Hospital Juárez, y en Nutrición, “y la verdad es que han sido exitosos”, confiesa.

Una vez que se logra la donación, asevera el especialista, los pacientes trasplantados deben tener en claro lo fundamental que resulta un apego adecuado a su tratamiento y estar pendientes para que ante cualquier indicio que haya de rechazo se dé un tratamiento adecuado de manera oportuna.

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