Timan a usuarios para obtener dígitos de seguridad

La llamada es falsa, es un fraude, pero la voz en el celular tiene el tono y los modos de quienes atienden en las líneas de atención telefónica Bancomer. Preguntan por el usuario utilizando ambos apellidos y le piden indicar si la tarjeta a su nombre es la identificada con el número (y recitan los dígitos que efectivamente aparecen en el plástico) después anuncian que hay un cargo sospechoso en internet (el sitio web verdaderamente existe y es de compras por catálogo) y desde allí tratarán de sacar al cliente números de seguridad que también vienen en el plástico.

La llamada es un fraude, pero ha iniciado con datos reales (número de celular, número de tarjeta, nombre completo del cliente) que la hacen parecer verdadera.

La Condusef revela a Crónica que el año pasado se reportaron 12 mil 553 casos de este tipo de fraudes (los que se consumaron son los que suelen reportarse), un número moderado si se compara con otros delitos, pero que es mayor en 24 por ciento al del año anterior, de acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).

Mario Di Costanzo, el titular de la Condusef, señala que este tipo de situaciones sería poco probable si no hubiese insiders, personal de los bancos para filtrar dicha información, que son parte de los engranajes del fraude.

Un tema de fondo es que, de alguna manera, los datos personales del cliente han llegado a un defraudador. La protección de datos personales ha fallado. No es que se los hayan robado al cliente, sino al banco.

Por lo pronto, en el portal de Bancomer, a mitad de la investigación que realizaba Crónica sobre el tema, ha aparecido un anuncio que a pantalla completa reza: “Nunca, nunca, nunca te pediremos los tres números de atrás de tu tarjeta, ni por teléfono, ni por SMS, ni por correo electrónico”.

En tanto, las llamadas de este fraude continúan. Crónica cuenta con una grabación de una de estas llamadas, supuestamente desde el centro de atención de Bancomer, en la que incluso los operadores (voces jóvenes) fingen transferir la llamada de una oficina a otra para cancelar la presunta compra por internet.

Esto, aparentemente destinado a que el tarjetahabiente confíe en que se trata de una llamada de su banco, se repite en varias llamadas según pudo recopilar Crónica de testimonios directos. Es decir, hay un método con el que los defraudadores, jóvenes a juzgar por la voz, están operando.

La llamada se prolonga y el joven va confirmando datos para después empezar a pedir otros. En particular, quiere dígitos de la tarjeta que no posee, los números en la parte trasera de la tarjeta, así como otros que aperturan la cuenta en internet (número de cuenta asociada a la tarjeta, datos de la dirección o del cliente que no aparecen en los estados de cuenta o incluso tarjetas adicionales que el cliente haya entregado a sus familiares).

El número del que se registra la llamada fraudulenta cuya grabación fue obtenida por Crónica es el 55623801, que no coincide con el de otros casos encontrados por Crónica y tampoco con los reportes del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, instancia civil que mantiene un teléfono y correos electrónicos para denunciar este y otro tipo de ilícitos.

Crónica presentará mañana más sobre el modus operandi de estos defraudadores.

Filtración de datos. Para Mario Di Costanzo, la filtración de datos privados de los usuarios de tarjetas puede atribuirse a insiders que operan dentro de los bancos.

“No es que los bancos en general sean malos, pero sí puede haber insiders”, comenta a Crónica en torno a las llamadas de fraude en donde datos correctos del cliente son usados para engatuzarlo: “A veces puede llegar a ser difícil entender este tipo de quejas si no hay un insider al interior de los bancos”.

Pero Di Costanzo indicó que también al hacerse depósitos en los cajeros automáticos, los defraudadores pueden aprovechar para robar datos: “Si el usuario no sabe utilizar el cajero, por lo regular hay personas allí que lo ayudan y no sabemos si la persona que lo ayuda no está grabando todos los datos del usuario”, comentó.

“Aquí hay mucho por hacer. En este tipo de operaciones de fraude a quien le roban la identidad no es al usuario, es al banco, para que con esa identidad a ti te roben. Hay corresponsabilidad: El usuario que fue engañado y el banco, en donde debe existir una obligación de hacer más para que no le roben la identidad”, consideró finalmente Di Costanzo.

Fraudes al alza

Los fraudes de todo tipo a usuarios de la banca comercial se han disparado en el último año. En 2016 los bancos registraron 7.2 millones de reclamaciones, de los cuales 5.3 millones, es decir 73 por ciento, fueron por posibles fraudes.

El monto reclamado ascendió a 12 mil 553 millones de pesos y el monto devuelto al usuario fue de 6 mil 218 millones.

En 2015 el panorama fue similar: se registraron 5.47 millones de reclamaciones y el 72 por ciento, es decir, 3.9 millones, correspondieron a posibles fraudes. El monto reclamado en ese año ascendió a 10 mil 96 millones de pesos, un crecimiento de 37 por ciento respecto al año anterior.

Tan solo en el primer trimestre de este año se contabilizaron un millón y medio de reclamaciones de posibles fraudes, mientras que el monto reclamado ascendió a 3 mil 244 millones de pesos, de acuerdo con datos de la Condusef.

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