Triste fin de año en Venezuela

Venezuela, el país con las mayores reservas de petróleo del planeta, logró un año más cerrar el año como el país con la peor economía, por culpa, una vez más, de la desastrosa gestión del régimen que preside Nicolás Maduro y de año de destrucción del sistema productivo privado, que inició el fallecido Hugo Chávez y su política salvaje de expropiaciones.

Según cálculos publicados ayer por la firma de consultoría financiera Ecoanalítica, Venezuela sigue rompiendo récords negativos y cerrará 2017 con una inflación acumulada superior al 2,735 por ciento, luego de sumar en diciembre otros 81 puntos a la presión al alza sobre los precios.

Venezuela entró técnicamente en hiperinflación hace semanas, al superar el umbral del 50% de inflación mensual.

El gobierno de Maduro y el Banco Central (en control del chavismo) no publican datos sobre la inflación u otros indicadores económicos desde 2015, para poder así negar validez a cualquier dato negativo que pueda erosionar su apoyo popular.

Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), Venezuela es el único país del mundo que cerrará 2017 con una inflación anual de cuatro cifras.

PIB en caída libre. En paralelo al dato de la hiperinflación, el gobierno venezolano admitió en un informe publicado este diciembre por la Comisión de Valores de Estados Unidos, requerido para poder comercializar bonos en ese país, que la caída del PIB en Venezuela en 2016 fue de 16.5%.

Este año la caída fue menos brusca, gracias al repunte del precio del petróleo. Aun así, Venezuela fue, junto a dos naciones africanas, los tres únicos países del mundo que entrarán en 2018 en recesión. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la economía de Venezuela cerrará 2017 con una caída del 9.5%, completando cuatro años en recesión, con una contracción acumulada del Producto Interior Bruto del 31.9% respecto del 2013.

Crisis del pernil. Tras cuatro días de saqueos y protestas en los barrios más pobres de Caracas, tras incumplir Maduro la promesa de repartir jamón navideño entre las clases populares, el gobierno de Colombia autorizó la exportación a Venezuela de 50 toneladas de pernil, anunció el gobierno venezolano, en un intento de salvar la última cena del año y disipar lo que para la mayoría de los venezolanos —antichavistas o no— está siendo como la Navidad y el fin de año más triste que recuerden.