La fiesta de inauguración ayer de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén, que el presidente Donald Trump, en un gesto de provocación, quiso que coincidiera con el 70 aniversario de la fundación del Estado de Israel, quedó opacada por una nueva matanza de palestinos, con un saldo sangriento de al menos 58 muertos, abatidos por los soldados israelís contra los jóvenes que lanzaban piedras y quemaban neumáticos a metros de la valla fronteriza entre Gaza e Israel.
El balance de víctimas en un solo día no tiene precedentes desde la guerra de 2014 en Gaza, lo que llevó al presidente palestino, Mahmud Abás, a pedir “protección internacional para frenar la masacre de civiles” ante la nueva agresión israelí. Asimismo, convocó para hoy, coincidiendo con el 70 aniversario de la “Nakba” (catástrofe en árabe), como se conoce a la expulsión de palestinos de sus hogares, ordenada un día después de la fundación del Estado de Israel.
Convocado el Consejo. Por su parte, el número dos del movimiento islamista en Gaza, Jalil al Hayah, advirtió a Israel que “Jerusalén es una línea roja” y de que “continuarán la resistencia”, mientras que el embajador palestino ante Naciones Unidas, Riyad Mansur, dijo que el Consejo debe “asumir su responsabilidad” y actuar para que Israel detenga la violencia y rinda cuentas de lo sucedido.
Al respecto, el Consejo de Seguridad de la ONU anunció que se reunirá hoy de urgencia para pronunciarse sobre el nuevo estallido de la violencia en los territorios ocupados, a petición de los países árabes, por medio de Kuwait.
El secretario general de la ONU, António Guterres, se mostró “particularmente preocupado por las noticias de lo que está pasando en Gaza”, dijo desde Viena, y recordó que “ésta es una razón más para creer que no hay plan B y que la paz pasa por la solución de dos Estados, en la que los israelíes y los palestinos puedan vivir en paz y con una seguridad mutua asegurada y con la plena cooperación de la comunidad internacional”.
El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein, dijo estar “conmocionado” por la represión israelí en Gaza y pidió a las autoridades israelíes que “cesen inmediatamente el empleo de munición real” para reprimir las manifestaciones.
La “mayor prisión al aire libre”. Irán, acusada por Estados Unidos e Israel de financiar a la “organización terrorista” Hamas, denunció que “el régimen israelí masacra a innumerables palestinos a sangre fría mientras protestan en la prisión al aire libre más grande del mundo”, como describió a Gaza el canciller Mohamad Yavad Zarif.
Sobre el traslado de la embajada de EU de Tel Aviv a Jerusalén, el primer ministro libanés, Saad Hariri, calificó lo sucedido como una “nueva Nakba” (catástrofe) para los palestinos.