«Mira a esas pendejas pidiendo la legalización del aborto, cómo puede haber jóvenes tan ignorantes”, comentó un matrimonio al ver pasar al grupo de mujeres con pancartas y pañuelos verdes que se manifestaron ayer en marcha desde el Monumento a la Madre hacia el Zócalo.
Desde antes de las 15:30 horas, mujeres, sobre todo jóvenes, se dieron cita y prepararon mantas y cartulinas que mostrarían a lo largo de Paseo de la Reforma. Un grupo de mujeres decidió sentarse en círculo para esperar a los demás contingentes; mientras, se arreglaban para marchar: intercambiaban la pintura verde y los espejos para maquillarse y formar figuras en sus rostro o, simplemente, trazar una línea horizontal sobre la nariz. Otras preferirían usar diamantina para resaltar símbolos de la feminidad a favor del aborto.
La mayoría de las que se dieron cita, portaban pantalón de mezclilla, playera de marca y un pañuelo verde como distintivo a favor de la despenalización del aborto.
“Yo no tengo mi pañuelo, amiga, espero que no me lo vendan tan caro porque traigo lo justo”, comentaba una joven mientras buscaba a los vendedores que deambulaban entre las mujeres.
Los grupos se apresuraban a escribir sus leyendas sobre el papel o la tela. “El Estado no es mi dueño”, “Yo no te obligo a abortar, tú no me obligas a parir”, “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal y seguro para no morir”.
Conforme se acercaban las 16:00 horas, otros contingentes fueron arribando a la explanada del Monumento a la Madre y eran recibidas con gritos de orgullos, coreando consignas.
“El que no brinque es macho, el que no brinque es macho”, coreaban cada que un grupo de feministas se unía a la protesta.
En tanto, las radicales mostraban playeras de radical feminist o bien iban encapuchadas, se pintaban entre ellas con colores negros las palabras “aborto legal, ya”, en el rostro.
En punto de las 16:00 horas, las mujeres se prepararon y con un “Alcemos la voz, luchemos mujeres”, iniciaron la marcha hacia la Plaza de la Constitución. Entre mil y 2 mil mujeres marcharon por la despenalización del aborto.
Durante su recorrido las personas se detenían a observar las peticiones de las jóvenes; algunos, al ver de qué se trataba, les mentaban la madre, otros se unían a las consignas y gritaban con ellas. Incluso un grupo de hombres comenzó a bromear sobre las jóvenes que alzaban la voz. “Hay que seguirlas para ver en qué momento se encueran y les tomamos fotos, pero que no te vean”, rieron entre ellos mientras sacaban los celulares para tomar fotos.
Otras mujeres de edad avanzada las veían y se lamentaban. “¡Qué horror que sean así las muchachitas de hoy! no se comportan como damas”; una de ellas las escuchó y arremetió: “las nuevas generaciones luchamos para tomar nuestras decisiones y ser libres en nuestros actos sin ser juzgadas”.
Conforme avanzaba el contingente, las feministas reían, bailaban y gritaban también en contra del acoso diario.
“No, que te digo que no, mi cuerpo es mío, sólo mío. No, que te digo que no”, gritaban y brincaban sin parar tomándose de las manos unas a otras y con sonrisas en sus rostros.
Otras adolescentes decidieron colocarse los pañuelos verdes sobre los pechos y colgando en sus cuellos una gruesa cadena en alusión “al sistema patriarcal del gobierno”.
Al llegar a la altura del antimonumento de los normalistas desaparecidos, se tomaron unos minutos para contar del 1 al 43 y pedir justicia. Después continuaron con su recorrido.
Más mujeres se unían a la marcha y entre abrazos, gritos y brincos les daban la bienvenida. Incluso las abuelas de las más jóvenes gritaban.
“Todas juntas nos cuidamos, todas juntas luchamos, todas juntas sobreviviremos. Ni una más”, gritó una mujer de unos 65 años de edad.