Especialistas dan un paso de gigante hacia la cura del VIH

En 1995, el estadounidense Timothy Ray Brown, conocido en la actualidad como el paciente de Berlín, se encontraba estudiando en la capital alemana cuando fue diagnosticado con VIH. Desde ese momento su vida cambió totalmente, como la de cualquier otro paciente con la enfermedad. Sin embargo, lo que no sabía es que solo unos años más tarde su nombre haría historia y daría la vuelta al mundo, por convertirse en la primera persona curada totalmente del virus.

Todo empezó algo más de una década después de aquel día, cuando Timothy recibió un nuevo diagnóstico, incluso más preocupante que el primero: también tenía leucemia. Los médicos decidieron someterlo a un tratamiento consistente en eliminar mediante radiación las células cancerosas de la médula ósea y luego reemplazarlas a través del trasplante de células madre procedentes de un individuo sano. La operación fue un éxito y pronto la leucemia remitió totalmente, pero la cosa no quedó ahí, pues los niveles de VIH en sangre también se redujeron hasta hacerse indetectables. En base a estos resultados, Brown optó por dejar los fármacos antirretrovirales con resultados tan buenos que a día de hoy, once años después, sigue sin rastro de la enfermedad. Esto ha llevado a que la comunidad médica se muestre de acuerdo con considerarlo el primer paciente curado de VIH de la historia. Ahora, un equipo de científicos del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, y el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, de Barcelona, ha decidido volver a intentarlo, con unos resultados muy esperanzadores.

Teorías sobre el paciente de Berlín

El paciente sano que hizo la donación a Timothy Ray Brown tenía en su ADN la mutación CCR5 Delta 32, que hacía a sus células inmunes al virus del VIH. Claramente, esto daba que pensar sobre la razón por la que el receptor se había curado. Sin embargo, desde un primer momento los científicos pensaron que podían existir otras razones detrás de aquel fenómeno. Algunos apuntaron a la posibilidad de que hubiese sido la radiación inicial la que había destruido las partículas virales. Otros, en cambio, optaron por que las nuevas células inmunes hubiesen atacado a las del paciente, en un proceso conocido como “enfermedad injerto contra huésped”. En otro tipo de trasplantes esto puede ser un problema, pero en este caso sería una gran ventaja, ya que el sistema inmune se dirigiría hacia los reservorios de virus latentes en las células de Timothy.

Con el fin de localizar la teoría ganadora, el consorcio IciStem creó una cohorte única en el mundo de personas infectadas por el VIH que se sometieron a un trasplante para curar una enfermedad hematológica, como el paciente de Berlín. De todos ellos, estos investigadores españoles, cuyo estudio acaba de ser publicado en Annals of Internal Medicine, seleccionaron a seis, usando como requisito que se hubiesen recuperado de la enfermedad por la que fueron trasplantados y que su donante no tuviese la mutación CCR5 Delta 32. Optaron por esto último porque querían comprobar qué otros factores asociados al trasplante de células madre habían influido en la curación de Brown, según ha explicado en una nota de prensa la hematóloga del Hospital Gregorio Marañón Mi Kwon.

¿Por qué es tan complicado curar el VIH?

Aunque a día de hoy existan fármacos que pueden mantener a raya al VIH y facilitan que los pacientes puedan llevar una vida prácticamente normal, la enfermedad no puede ser curada totalmente. El motivo es el reservorio viral, formado por un conjunto de células infectadas por virus en estado latente a los que el sistema inmune no puede acceder. ¿Pero qué ocurre con los fármacos antirretrovirales? Lo ha explicado a Hipertextual María Salgado, primera autora del estudio, junto a Mi Kwon:

«Los fármacos antirretrovirales reducen la replicación activa del virus, pero los reservorios son virus que quedan integrados dentro de las células de los pacientes y que se mantienen “dormidos” mientras está el tratamiento. Son la principal causa de que el VIH no se pueda curar y de que si se para el tratamiento aparezcan virus en la sangre muy rápidamente. Estos reservorios se detectan en la mayoría de pacientes aun con cargas virales indetectables en sangre».

Sin embargo, tras el trasplante de células madre de donante los investigadores responsables de este estudio comprobaron que este reservorio había disminuido hasta hacerse indetectable, tanto en sangre como en tejidos, en cinco de los seis pacientes participantes, mientras que en el sexto los anticuerpos virales habían desaparecido, incluso siete años después del trasplante. El único paciente en el que este reservorio continuó siendo detectable fue también el único que no había recibido células madre procedentes de médula ósea, sino de cordón umbilical, y tardó dieciocho meses en reemplazar todas sus células por las del donante.

Esto, según ha contado también Salgado, les ha servido para concluir qué factores asociados al trasplante son cruciales para hacer indetectable el reservorio viral. Por un lado, es importante la procedencia de las células madre (mejor médula ósea que cordón umbilical). Por otro, un menor tiempo para lograr el reemplazo completo de las células receptoras por las células del donante. Finalmente, la enfermedad injerto contra huésped con la que ya se teorizaba a raíz del paciente de Berlín.

El siguiente paso: retirar el tratamiento

Como ocurrió con Timothy, hasta que no se retire el tratamiento con antirretrovirales a estos pacientes será imposible saber a ciencia cierta si la enfermedad se ha curado totalmente. Por eso, el siguiente paso de estos científicos será llevar a cabo un ensayo clínico con alguno de ellos, en el que se interrumpa el tratamiento y se apliquen otras inmunoterapias para comprobar la respuesta de la enfermedad. «Será una fase muy controlada clínica y científicamente para asegurar que, si el virus vuelve, los participantes sean tratados cuanto antes», ha aclarado Salgado. «En todo caso esperamos que si esto ocurre lo haga con mucho más retardo de lo que tendría lugar en un paciente con reservorio habitual».

Si todo va bien, esperan poder llevar a cabo este procedimiento durante el 2019. Esta ya es una noticia clave en la historia de la investigación del VIH, pero si todo funciona correctamente en ese ensayo será sin duda una verdadera revolución. Estaremos atentos a los resultados.

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