El alcohol en gel y los barbijos se agotaban en las farmacias al ritmo de la preocupación que crecía a medida que aumentaba el número de casos y de muertes: a una década de la epidemia global de gripe A (H1N1), la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el mundo enfrentará otra pandemia de influenza, aunque no se sabe cuándo llegará ni qué tan grave será y, en ese contexto, lanzó un programa de aquí a 2030 con el objetivo de que los países estén preparados ante esa eventual situación, además de prevenir brotes estacionales y controlar la transmisión de animales a humanos.
A menudo subestimada en el imaginario popular (donde frecuentemente se la asocia a un resfrío fuerte), la gripe es una “grave amenaza para la salud mundial”, subraya la OMS. Cada año se registran a nivel global 1.000 millones de casos, de los cuales entre tres y cinco millones son graves y hasta 650.000 personas mueren por causas respiratorias relacionadas con el virus.
“En un mundo interconectado, la cuestión no es saber si habrá una nueva pandemia de gripe, sino cuándo ocurrirá, y muchos expertos creen que una pandemia grave puede ser el evento más devastador para la salud mundial y dejar secuelas a largo plazo”, alerta el organismo como introducción a la Estrategia Mundial Contra la Gripe 2019-2030 presentada hoy.
«La amenaza de influenza pandémica está siempre presente”, afirmó en el comunicado de lanzamiento el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. En enero, el organismo había incluido a una nueva pandemia global de influenza entre las 10 amenazas para la salud de 2019. “El riesgo continuo de que un nuevo virus de influenza se transmita de animales a humanos y que potencialmente cause una pandemia es real”, continuó y llamó a “estar atentos y preparados: el costo de un brote de estas características será mucho mayor que el precio de la prevención”.
A 101 años de la pandemia gripal de 1918 que provocó la muerte de 100 millones de personas, el escenario es completamente diferente. En la actualidad existen medios para detectar y contrarrestar los efectos del virus, pero la imposibilidad de establecer pronósticos acerca de cuándo ocurrirá la nueva pandemia obliga a estar preparados. Los tres objetivos del programa son: reducir la carga de la gripe estacional, minimizar el riesgo de gripe zoonótica (es decir, la transmisión de animales a humanos) y bajar el impacto de la gripe pandémica.
“Mejorar la investigación, la innovación y la disponibilidad de instrumentos nuevos y mejorados para prevenir, detectar, controlar y tratar la gripe” es uno de los resultados buscados. En ese sentido, la estrategia para la próxima década contempla un plan integral que hace hincapié en dos aspectos: la elaboración de mejores instrumentos de alcance mundial (vacunas, antivirales y tratamientos) asequibles para todos los países y el fortalecimiento de los programas nacionales basados en la vigilancia, la respuesta, la prevención y el control de la enfermedad.
“Con las alianzas y el trabajo específico de cada país que hemos estado realizando a lo largo de los años, el mundo está mejor preparado que nunca para la próxima gran epidemia, pero aún no estamos lo suficientemente preparados”, sentenció Tedros. “Esta estrategia tiene como objetivo llevarnos a ese punto. Fundamentalmente, se trata de preparar los sistemas de salud para manejar emergencias, y esto solo ocurre cuando los sistemas son fuertes y saludables por sí mismos”, concluyó.
La OMS supervisa constantemente la circulación de los virus de la influenza para detectar posibles cepas pandémicas: 153 instituciones en 114 países participan en la vigilancia y respuesta globales. Hace ya 65 años desarrlló un Sistema Global de Vigilancia contra la Gripe, sobre el que se asienta el plan lanzado hoy.
La importancia de la vacunación
Además, cada año, el organismo recomienda qué cepas deben incluirse en la vacuna contra la gripe, ya que considera a la vacunación anual como la forma más efectiva de prevención contra la influenza, y sostiene que es especialmente importante para las personas con mayor riesgo de complicaciones graves por el virus de la gripe y para los trabajadores de la salud.
En Argentina, el mes que viene arrancará la campaña de vacunación antigripal, a través de la cual el Estado garantiza en forma gratuita la vacunación a la población objetivo comprendida por niños de entre seis y 24 meses, mayores de 65, personal de salud, embarazadas, puérperas hasta 10 días después de parto y personas de entre dos y 65 años con condiciones de riesgo (como enfermedades cardíacas, respiratorias, renales, obesidad y diabetes). Desde la Secretaría de Salud indicaron a Clarín que se encuentran en pleno proceso de distribución de las vacunas que se aplicarán, como todos los años, en forma gratuita en hospitales y centros de salud públicos de todo el país.
La gripe puede provocar complicaciones graves e incluso la muerte, especialmente a personas que presenten condiciones de mayor vulnerabilidad. El objetivo de vacunarlos es reducir las complicaciones, hospitalizaciones, muertes y secuelas ocasionadas por el virus, que en 2017 provocó 105 fallecimientos (la mayoría no estaban vacunados).
Además, a partir de abril también estará disponible en el país, aunque sólo en el sector privado, una nueva vacuna cuadrivalente que incluye una segunda cepa de virus B (AH1N1, AH3N2, B Yamagata y B Victoria) y amplía en un porcentaje que puede llegar a 25% la cobertura de los tipos virales que circulen. “Se trata de una estrategia complementaria a la vacunación antigripal que realiza anualmente el Estado nacional que utiliza la vacuna trivalente. La vacuna cuadrivalente estará disponible únicamente al sector privado”, subrayó Carla Vizzotti, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), al tiempo que recordó la importancia de “recibir la vacuna antigripal provista en forma gratuita a las personas que están incluidas en la población objetivo para disminuir la posibilidad de complicaciones y muerte por esta causa”.