Con gala musical y dancística celebran las Escuelas Estatales de Danza y Música su XII aniversario

Con el concierto “Querido café de mis recuerdos”. Música en movimiento, las Escuelas Estatales de Danza y Música festejaron su XII aniversario, este fin de semana en el Teatro del Estado Esperanza Iris.

A través de la historia de una joven llamada Carmen, que regresa, después de 10 años, al viejo café que frecuentaba su abuelo, donde todos los viernes se presentan números de música y danza, nos transportaron en un viaje por la vida y obras de diversos compositores, que fueron tocadas por integrantes de la EEM acompañados por las coreografías impecables de alumnas y alumnos de la EED e imágenes que evocaban recuerdos de lugares y personas de la muchacha.

El programa comenzó con las piezas Nocturno en C sostenido menor Op. 20 Póstumo, de Frederick Chopin y Claro de luna de la Suite Bergamasque, de Claude A. Debussy, que fueron tocadas por el pianista Néstor Castillo Torres.

Seguidamente, a través de las cuerdas de su guitarra, Daniel García Cacho cautivó al público con Suite del sureste, tema de autoría; y en el piano, Jesús López Custodio con A Little Birch, de Igor Shamo.

También, se disfrutó de un popurrí de canciones oaxaqueñas integrado por El Feo, Pinotepa y Naela, que fue interpretado magistralmente por Carolina del Carmen Méndez Rodríguez y Pedro Santos Meza, en la viola y el piano, respectivamente.

Otra de las piezas que enaltecieron la velada fue Oblivion, de Astor Piazzolla, a cargo de Braulio Payró Campos, en el contrabajo, Donashi Fernández Hernández, en el violonchelo y Lenin Morales de la Cruz, en el piano; de igual forma Gavota, de Manuel M. Ponce y Reflexión no. 1, de Mario Ruiz Armengol, que fueron tocadas por el pianista Edwin Córdova Ríos.

Posteriormente, Donashi Fernández Hernández y Daniel García Cacho, a través del violonchelo y guitarra, enamoraron con Bachianas Brasileñas No. 5, de Héctor Villalobos; así como el guitarrista Daniel Balladares Sánchez, con los temas Lágrima, Adelita y Recuerdos de la alhambra, del compositor Francisco Tárrega.

Para cerrar con broche de oro, los presentes escucharon en el piano, Libestraum, de Franz Liszt, a cargo de Tomás Hernández; y Sonata en G menor BWV 1020, de Johann Sebastian Bach, a cargo de la flautista Carmen Rosaura Ochoa Cárdenas y el pianista Jesús López Custodio.