Es como una pesadilla: imagina que vas caminando por la vida, abres la boca, y vomitas letras que caen ante tus pies, se agigantan ante tus ojos para hacerte tropezar. No puedes contener su súbito crecimiento. Y caes; no, te hacen caer.
Eso sucede con algunos en las redes sociales: frases que toman dimensiones desconocidas en minutos y pueden destrozar tu vida.
Y es que en tiempos de la tecnología y las redes sociales, parece estar prohibido pensar en voz alta. Un mensaje mal diseñado, un incorrecto destinatario o la más profunda de tus inquietudes, vertidas en redes sociales, se vuelven en un revolver cuyo cañón apunta a ti mismo.
Es largo el desfile de tropiezos con frases políticamente incorrectas y consecuencias dignas de rememorar. Aquí un pequeño recuento.
ANTES DE EMPEZAR A TRABAJAR
Comencemos por una mujer, quien tiene insertado el sentido del humor en los dedos. En enero de 2015, una adolescente de Texas rompió el récord de menor permanencia en un trabajo.
Antes de acudir a su primer día de labores, y una vez concluidos los trámites administrativos de su contratación, tuiteó un mensaje en el que criticaba su nuevo empleo.
Desde su cuenta de Twitter, @Cellla expuso: “Empiezo este jodido trabajo mañana”, pero no lo leyeron sólo sus amigos. Apenas unos minutos después Robert Waple, su nuevo jefe le contestó a través de la red social diciéndole que ya no era necesario que se presentara en su puesto.
“No empiezas este jodido trabajo mañana, estás despedida. Buena suerte en tu vida sin trabajo y sin dinero”.
La chica se lo tomó bien. “Me despidieron por tuiter”, escribió acompañando la frase con varios emoticonos sonrientes.
Caso épico el de Justine Sacco, quien antes de viajar de Nueva York a Sudáfrica escribió: “Me voy a África. Espero no pillar el sida. Es broma. ¡Soy blanca!”
El tuit provocó miles de comentarios tachándola de racista y le costó su puesto como directora de comunicación de InterActiveCorp. Estos 67 caracteres desafortunados le arruinaron la vida. Es el ícono del linchamiento digital, esa moderna modalidad del escarnio público. Una referencia cruel y exacta de cómo las plataformas digitales se han convertido en un terreno óptimo para la humillación.
Sacco era en 2013 directora de Comunicación de InterActiveCorp, y una tuitera intensa de bajo impacto, con poca influencia. Lo maravilloso y atroz de las redes sociales es entender cómo con apenas 170 seguidores, sus palabras racistas salieron de su círculo rojo e inundaron la red a tal grado que lo publicó antes de subirse al avión, en Nueva York y durante las doce horas de vuelo, el microclima de Twitter se condensó hasta lograr una atmósfera plena de recriminación y desaprobación.
Su caso inclusive forma parte del libro So you’ve been publicity shamed (Cuando has sido avergonzado públicamente), del periodista estadunidense Jon Ronson, en el que recopiló el testimonio de personas que han sido deshonradas en la red.
Cuando Justine aterrizó en Sudáfrica, ingenua, ya era “trending topic” mundial, con más de cien mil tuits de repudio. Fue blanco de amenazas, memes, e insultos. Su comentario le costó el trabajo y Twitter cerró su cuenta.
Su vida dio un giro de 180 grados, y ahora testifica que perdió su identidad. Su tuit no se le sale de la cabeza y aún le produce insomnios, angustia, llanto y el lamento flagelante de haber escrito una broma poco feliz.
En este nuevo fenómeno generado por la red, confluye el conglomerado de haters y trolls que ejerce desde el anonimato críticas intensas y mayoritariamente insultantes, con intenciones serias de humillar y ultrajar la identidad de una persona, a raíz de un comentario suyo en las redes sociales.
Tropezar ha pasado a otros internautas
Más recientemente, en mayo de este 2019, Óscar Gastélum, quien se identifica en Twitter como @RockStroke, y era subdirector de redes sociales de del Instituto de la Juventud de la Ciudad de México fue despedido de su trabajo por difundir una imagen de Joseph Goebbels como parte de una efeméride, lo que provocó la exigencia de disculpas e incluso la llamada de atención de la comunidad judía.
Lo despidieron ipso facto. Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX, informó que fue removido, porque hay cosas que no van con su administración.
“La persona que se dedicaba a las redes del Injuve no tenía nada que hacer ahí. Ya la directora del Injuve habló con él. Hay cosas que no van con nosotros”, indicó. La publicación fue borrada y en un nuevo tuit, el Injuve reiteró su compromiso con la tolerancia y el respeto, explicaron que la intención de la efeméride era generar memoria histórica, sin exaltar ni reivindicar alguna clase de ideología.
El pasado 30 de agosto, a Diego Ortiz el sarcasmo le hizo perder su matrícula en la escuela.
Ninfa Sánchez público un mensaje en su red social referente a las marchas feministas de la Ciudad de México, que derivaron en actos vandálicos y de los que la simpatizante afirmó que: “Si mañana me pasa a mí, quiero que rompan y quemen todo”.
Como respuesta, Diego, alumno de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, respondió que: “Lo haré, ninfa, después de que te viole y te asesine, jajajaja”.
No tardó sino horas en hacerse viral. Y sí, fue dado de baja de la institución. “El Consejo Técnico del Instituto de Artes (IA) en apego al Reglamento Escolar, por decisión unánime determinó la baja definitiva del alumno implicado en el caso de amenazas por Facebook en días pasados”.
DURANTE LAS FIESTAS PATRIAS
El ejemplo más fresco de cómo el pez por su boca muere, es el generado el pasado 15 de septiembre durante fiestas patrias. Ali Ximena García, primera oficial, segunda al mando de una aeronave en aerolínea mexicana, cuya labor es auxiliar a la capitana en la operación del vuelo, cometió el error de pensar en voz alta.
“Debería de caer una bomba en el Zócalo… nos haría un favor a todos”, publicó Ximena García, piloto de Interjet, en el marco de los festejos patrios.
Al notarlo, usuarios en redes sociales viralizaron el mensaje y reclamaron a la empresa los comentarios de su empleada.
En respuesta, Interjet publicó un comunicado en el que lamentó “la inaceptable publicación” de su colaboradora, “misma que no representa los valores, la visión ni la posición de la empresa”. Agregó que “se encuentra haciendo una detallada investigación interna alrededor de esta penosa situación”. Y rechazó cualquier manifestación de violencia.
“Debería de caer una bomba en el Zócalo, nos haría un favor a todos #vivaMéxico Pd: si les molestan mis comentarios bórrenme (sic), créanme que me vale dos pesos saludos cordiales”.
Las redes sociales son la herramienta óptima para socializar. Pero hay que tener cuidado. A la mañana siguiente el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador dijo esperar una disculpa de la joven.
Un error puede acabar con tu proyecto de vida. El nombre de Ximena García fue trending topic durante varios días. Y tuvo que grabar un video con cara de compunción diciendo que se había equivocado.
Y esta es la hora que en Twitter no se lo perdonan.