Por primera vez desde lo ocurrido en Culiacán, el gobierno mexicano delineó el perfil criminal de Ovidio Guzmán López, conocido en el ámbito oficial como El Ratón o El Ratón Nuevo.
Según Luis Cresencio Sandoval, titular de la Sedena, es “de los principales” traficantes de drogas a Estados Unidos, en especial metanfetaminas y fentanilo, un analgésico opioide de origen sintético “que actualmente está causando mayores daños a la sociedad en todo el mundo, 100 veces más potente que la morfina y 50 más que la heroína, desarrollado por la industria farmacéutica desde 1959 y el cual provoca intoxicación con el simple contacto de la piel, bastan dos miligramos para causar la muerte, un kilogramo de este enervante cuesta 400 mil dólares americanos”.
Su nivel de peligrosidad fue confirmado por la Guardia Nacional al solicitar “apoyo urgente” a la Secretaría de la Defensa para el operativo de captura y extradición. En el oficio, girado el 8 de octubre, se pide a las autoridades del Ejército designar elementos “con la finalidad de que brinden apoyo para garantizar permanentemente la seguridad de personal de la Policía Federal (hoy GN) o a quien se encomiende realizar cualquier diligencia que sea necesaria para los fines de la investigación, al relacionarse con personas vinculadas al crimen organizado; por su alto grado de peligrosidad, se requiere garantizar la seguridad de los elementos de esta División”.
Incluso, la información sobre Ovidio fue clasificada por la Guardia como “confidencial”.