«Hospital modelo», sin citas

El Hospital General Regional de Iztapalapa, “Dr. Juan Ramón de la Fuente”, debía ser el ejemplo dentro del sistema de salud capitalino. Hoy sus salas de espera están vacías y un cartel explica el porqué: “No hay citas hasta enero de: cardiología, cirugía general, dermatología, ginecología, medicina interna, ortopedia…”.

Marcelo Ebrard Casaubón, en su etapa de jefe de Gobierno, presentó en 2012 este centro y aseguró que sería el más equipado y avanzado de la capital.

Siete años después luce como un elefante blanco, sin material médico, personal, equipos, quirófanos disponibles…

La atención médica que se llega a brindar, se realiza en pasillos y en camillas de la sala de urgencias. Las consultas generales, a las que están destinadas parte de las instalaciones, están vacías.

En los módulos están los letreros pegados en los que se avisa que las citas serán hasta 2020.

Para completar el cuadro, indigentes y perros callejeros han acogido las aceras de la instalaciones, incluyendo los accesos principales, para vivir e incluso ocupar un espacio como wc.

Crónica lo comprobó durante recorridos. Observó cómo algunos de los pacientes que llegaron a urgencias tuvieron que esperar a ser atendidos por falta de personal, y peor aún, muchos no fueron intervenidos quirúrgicamente por falta de material médico o por no contar con anestesiólogos, a pesar de estar entre la vida y la muerte.

“Así de graves son las cosas en este lugar”, narra molesta Elvia, que lleva casi una semana esperando a que operen a su familiar, quien presenta un cuadro de infección abdominal y testicular.

“Ya está preparado, o eso es lo que nos están diciendo desde el domingo, pero están esperando a que llegue el cirujano. Primero nos dijeron que no había anestesiólogo, ahora que no hay doctores”, lamenta la señora.

El día de ayer esta reportera visitó el hospital, ubicado al oriente de la Ciudad y a cargo de la Secretaría de Salud local, y confirmó que no hay citas para especialidades, sino hasta el próximo mes de enero.

Incluso personal del área de “Archivo Clínico” informó que desde septiembre pasado ya no había atención ni citas.

—¿Cómo? ¿Y si viene una persona con problemas de salud grave no la atienden hasta el próximo año?—se le preguntó a la persona que se encontraba atrás de la ventanilla del módulo.

—Cómo quieres que te explique que no hay citas hasta enero; si vienes en diciembre será lo mismo, no habrá atención hasta enero.

—¿Y si mi paciente está muy grave?

—Llévalo a urgencias, ahí sí lo atienden.

Pero las quejas no pararon ahí. Afuera del edificio, ubicado en Reforma Aeronáutica 3018, en la colonia Reforma Política, hay decenas de quejas por el servicio del hospital…

“A mi familiar no lo operaban porque no tenían gorritos y guantes para quirófano; los tuvimos que comprar para que lo pudieran intervenir, si no seguiríamos esperando como muchos pacientes que están en esta misma situación”, contó José Martínez, quien desesperadamente esperó más de una semana a que su hermano diabético fuera intervenido por problemas en el hígado y riñones.

El 2 de noviembre pasado, una trabajadora social informó al familiar de un hombre apuñalado que no había anestesiólogo por lo que tuvo que ser intervenido en la camilla. El joven no sobrevivió.

Misma situación vivió —esa misma noche— otro joven, agredido con arma blanca en la cara. No había doctores en ese momento, por lo que pidieron a uno, de otra área, intervenirlo.

TODO MENOS HOSPITAL. Sentados afuera del edificio dos mujeres intercambian penas, pero dan más peso a la situación en la que se encuentra el hospital: “parece todo, menos hospital”.

Y es que efectivamente, uno de los accesos ubicados en la calle Reforma Aeronáutica, se ha convertido en albergue de indigentes. En el sitio: colchones, colchonetas, cobijas y montañas de ropa.

Un policía sale y corre a los indigentes y drogadictos. No le hacen caso y siguen su siesta, a pesar de que ya es medio día. Cuando tienen ganas de orinar, se dirigen al baño que instalaron frente a las rejas rojas del hospital y que cubren con una cobija. Por eso en esa zona siempre el olor a orines carcome la fosa nasal.

Las malas noticias no quedan ahí, en fin de semana, los alrededores se convierten en tianguis, donde comerciantes ofrecen en las banquetas, puertas e instalaciones del hospital, bisutería, piratería, comida, fruta, ropa, libros… sin que ninguna autoridad se los impida. Y lo que faltaba: también instalaron un sitio de taxis pirata que impide el libre tránsito en las aceras.

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