ONU delinea agenda para eliminar violencia contra las mujeres

Ciudad de México

La violencia contra las mujeres ha trastocado la vida pública alrededor del mundo. Las cifras de feminicidio, acoso y abuso sexual en diferentes ámbitos se han vuelto uno de los focos de atención para visibilizar y actuar para erradicar este problema.

Movimientos como el #MeeToo en Estados Unidos, #NiUnaMenos en Latinoamérica, #7N en España o el #BalanceTonPorc (delata a tu cerdo) en Francia, son muestra de que las mujeres alrededor del mundo han alzado la voz para exigir fin a la violencia en su contra.

En el marco del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la directora ejecutiva de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Michelle Bachelet, emitió una agenda de políticas públicas para poner fin a la violencia en contra de este sector en todo el mundo.

Compuesta por tres ejes (prevención, protección y previsión de servicios), la agenda urge a que los líderes mundiales movilicen voluntades políticas e inversiones para asegurar un mundo libre de violencia contra las mujeres.

Las 16 medidas enlistadas por Bachelet son las siguientes:

Ratificar tratados internacionales y regionales que protejan los derechos de las mujeres y las niñas y garantizar que las leyes y los servicios nacionales observen las normas internacionales en materia de derechos humanos.

Adoptar y cumplir las leyes para terminar con la impunidad, juzgar a los culpables de violencia contra las mujeres y niñas y otorgar reparaciones y soluciones a las víctimas de violaciones.

Crear planes nacionales y locales de acción para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, que logren reunir a gobierno, organizaciones de mujeres, de la sociedad civil, medios de comunicación, sector privado en un frente coordinado y colectivo que luche contra dichas violaciones.

Hacer que la justicia sea accesible para las mujeres y niñas brindando servicios jurídicos y especializados gratuitos y aumentando la cantidad de mujeres en los cuerpos de la policía y en los principales servicios.

Poner fin a la impunidad frente a la violencia sexual en los conflictos juzgando a los culpables en contextos de conflicto y de post conflicto y respetando el derecho de las supervivientes a los programas globales de reparaciones que no creen estigmatización y que tengan un impacto de transformación sobre la vida de las mujeres y de las niñas.

Garantizar acceso universal a los servicios esenciales con líneas de emergencia gratuitas que trabajen las 24 horas, contando con intervenciones rápidas para su seguridad y protección, con viviendas y refugios seguros para ellas y sus hijos, con un seguimiento y apoyo psicosocial, con cuidados post violación, y con una ayuda jurídica gratuita para que comprendan sus derechos y opciones.

Brindar formación a aquéllos que trabajan en los servicios esenciales especialmente la policía, los abogados y los jueces, trabajadores sociales, personal de salud que garantice el cumplimiento de normas y protocolos de calidad, con servicios confidenciales, sensibles y adecuados a las mujeres.

Otorgar recursos adecuados para ejecutar leyes y políticas, reconociendo el costo y las consecuencias de la violencia contra las mujeres, no solo por las vidas afectadas, sino por la sociedad en conjunto. Recopilar, analizar y difundir información nacional en materia de la prevalencia, las causas y consensual de la violencia contra las mujeres y niñas, los perfiles de las supervivientes de los culpables y de los progresos y carencias en la implementación de las políticas públicas.

Invertir en la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres para enfrentar las causas desde raíz de la violencia en áreas estratégicas como la educación secundaria de las niñas, avances en la salud y los derechos reproductivos de las mujeres, atender las relaciones internas de la violencia con el VIH y el SIDA, y el aumentar la participación y el liderazgo político y económico de las mujeres.

Mejorar la autonomía económica de las mujeres garantizando los derechos de las mujeres a poseer tierras y propiedades, a la herencia, un salario igualitario y un empleo seguro y decente.

Aumentar la conciencia pública y la movilización social para poner fin a las violencia contra las mujeres y niñas y permitirles romper el silencia y buscar justicia y apoyo.

Involucrar a los medios de comunicación en la creación de la opinión pública y cuestionar las normas de género perjudiciales que perpetúan la violencia contra las mujeres y las niñas.

Trabajar para y con los jóvenes para poner fin a la violencia contra las mujeres y garantizar que el sistema educativo enseñe a las niñas y niños de modo de transformar y establecer relaciones de género basadas en la armonía, el respeto mutuo y la no violencia.

Movilizar a los hombres y a los niños de todas las edades y todos los estratos sociales para que se manifiestan contra la violencia de género a fin de alentar la igualdad y solidaridad entre los géneros.

Realizar una donación al Fondo Fiduciario de la ONU para poner fin a la violencia contra las mujeres que es el único fondo de subsidios en el mundo dedicado exclusivamente a canalizar las experiencias y el apoyo financiero a los esfuerzos nacionales, locales y comunitarios para erradicar la violencia contra las mujeres.

TRANSFORMAR A LOS HOMBRES

El fenómeno de la violencia hacia las mujeres es una de las tantas manifestaciones de la desigualdad entre ellas y los hombres, y aunque se ha avanzado en el establecimiento de leyes y políticas, aún no se logra erradicar, afirmó Ana Buquet Corleto, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.

“Los gobiernos y organismos internacionales han tomado conciencia de que esta violencia no es un fenómeno natural, sino un delito, una forma de sometimiento que debe ser erradicada. Tenemos una serie de instrumentos que muestran que daña la dignidad de las mujeres y a la sociedad en su conjunto. Se requiere de medidas, pero sobre todo, transformar el comportamiento de los hombres”, subrayó.

La académica explicó que las alertas de violencia de género o medidas como autobuses o vagones en el transporte público exclusivos para ellas, son acciones necesarias para protegerlas, pero no ayudan a tomar conciencia de esta problemática.

“Los problemas de desigualdad están vinculados unos con otros, son parte de un sistema general de subordinación de las mujeres, por lo que gobiernos, instituciones y universidades deben trabajar de manera integral para avanzar en varios aspectos: que las mujeres no ganen menos que los hombres, que no tengan más dificultades que ellos para acceder a puestos de toma de decisiones, que puedan participar en espacios considerados masculinos como las ciencias exactas o las ingenierías, y que tengan autonomía económica”, dijo.

EL DATO

  • De los 46.5 millones de mujeres de 15 años y más que hay en México, 66.1% (30.7 millones), ha enfrentado violencia de cualquier tipo y de cualquier agresor, alguna vez en su vida.

LA PROBLEMÁTICA

  • Nueve mujeres son asesinadas cada día en México, de acuerdo con la ONU
  • De 2013 a 2018, la sensación de inseguridad de las mujeres pasó de 74.7% a 82.1%, señala la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2018
  • Los mismos datos reflejan que las mujeres se sienten más inseguras que los hombres tanto en lugares públicos como en privados
  • Las mujeres son las principales víctimas de delitos sexuales
  • La violencia que ejercen parejas, esposos, exnovios o exesposos contra las mujeres en México es «severa y muy severa» en 64.0% de los casos, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2016.
  • El 19.4% de las mujeres de 15 años y más ha enfrentado, por parte de sus parejas, agresiones de mayor daño físico, que van desde los jalones o empujones hasta golpes, patadas, intentos de asfixia o estrangulamiento e incluso agresiones con armas de fuego y abusos sexuales

«Los gobiernos y organismos internacionales han tomado conciencia de que esta violencia no es un fenómeno natural, sino un delito, una forma de sometimiento que debe ser erradicada. Tenemos una serie de instrumentos que muestran que daña la dignidad de las mujeres y a la sociedad en su conjunto. Se requiere de medidas, pero sobre todo, transformar el comportamiento de los hombres”

Ana Buquet Corleto

Directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM

FOTO: AGENCIAS

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