La pandemia del coronavirus podría ser una «respuesta» de la naturaleza al cambio climático, afirmó el Papa Francisco este miércoles desde el Vaticano.
“Hay un dicho español: Dios perdona siempre, nosotros de vez en cuando, la naturaleza nunca. Las catástrofes parciales no fueron atendidas. Hoy día, ¿quién habla de los incendios de Australia? ¿De que hace un año y medio un barco cruzó el Polo Norte porque se podía navegar porque se habían disuelto los glaciares? ¿Quién habla de inundaciones? No sé si es la venganza, pero ciertamente son las respuestas de la naturaleza”, afirmó en una entrevista difundida este miércoles.
Francisco, quien mencionó que está superando su bronquitis, también dijo que la pandemia es una “llamada de atención contra la hipocresía”.
“Esta crisis nos afecta a todos: a ricos y a pobres”, dijo. “A mí me preocupa la hipocresía de ciertos personajes políticos que hablan de sumarse a la crisis, que hablan del hambre en el mundo, y mientras hablan de eso fabrican armas. Es el momento de convertirnos de esa hipocresía funcional. Este es un tiempo de coherencia. O somos coherentes o perdimos todo”, concluyó.
“Los sin techo siguen siendo sin techo. Salió una fotografía el otro día de Las Vegas donde eran puestos en cuarentena en una plaza de estacionamiento. Y los hoteles estaban vacíos. Pero un sin techo no puede ir a un hotel. Ahí se ve ya en funcionamiento la teoría del descarte”.
Contra los usureros.
«Recemos por aquellos que en tiempos de pandemia hacen negocio con los necesitados, se aprovechan de las necesidades de los demás. A los mafiosos, usureros, que el Señor toque su corazón y les convierta», dijo Francisco durante la misa matutina en su residencia de la Casa Santa Marta.
«Cuando pensamos en la venta de personas, nos viene a la mente el comercio de esclavos de África hacia América, pero es algo del pasado, o el comercio de las niñas yazidíes vendidas al Daesh (Estado Islçamico), pero es algo lejano», apuntó.
Afirmó que «todos los días hay Judas que venden a las hermanas y hermanos, explotándolos en el trabajo, no pagándoles lo justo, no reconociendo sus deberes».
«Son ellos, los explotadores sociales, impecables en apariencia, pero a escondidas comercializan con la gente. La explotación humana, la venta del prójimo», añadió Francisco.