Siete y medio millones de casos y cerca de medio millón de muertes globales por COVID-19 después, México se coloca entre los países, según los registros oficiales, con los índices más altos en la pandemia del coronavirus: el catorceavo y el séptimo lugares, respectivamente.
La diferencia con otros países, como los europeos, es que la pandemia en México está en auge, al igual que en muchos otros países del continente. Para Laurie Ann Ximénez, investigadora del Laboratorio de Genética Molecular de la FO-UNAM, México ha tenido uno de los peores manejos de la pandemia, sólo por detrás de Estados Unidos y Brasil.
La académica especialista en microbiología y egresada de la Universidad de Harvard ha sido una de las principales críticas dentro de la UNAM sobre las estrategias gubernamentales que se han implementado para contrarrestar la epidemia. En entrevista, refiere que este manejo ha sido desafortunado y las consecuencias más graves de ello están por verse aún.
Esta entrevista se realizó en el marco de la puesta en marcha del plan de la “nueva normalidad”, cuando se registraban casi 10 mil decesos. Una semana después hemos rebasado los 15 mil.
“Las personas deben saber que este escenario no era inevitable, sino que es consecuencia de las desiciones de gobierno; bajo todas las fórmulas para el manejo de una epidemia de esta naturaleza, las tomadas aquí no están cerca de haber sido las acertadas”. Para la científica, de acuerdo a la forma en que los diferentes países enfrentaron la epidemia, se les puede agrupar en cuatro.
“ORO, PLATA Y BRONCE”. En el primero están los “ganadores”, como Taiwán, Hong Kong, Vietnam o Nueva Zelanda, que juntos no rebasaron ni siquiera el centenar de decesos. Desde que inició el brote en China tomaron medidas fuertes de contención, comenzando por el cierre de sus fronteras y la realización de pruebas a personas que entraban al país, así como la cuarentena estricta a quienes venían de fuera, principalmente China en la región.
Estos países no pasaron por una curva epidemiológica, puesto que los casos se controlaron conforme llegaron y el impacto social, en salud pública y económico ha sido “infinitamente” menor que en los demás países.
En el siguiente grupo, refiere, se encuentran aquellos que no actuaron eficazmente al inicio, como el grupo anterior, no contuvieron ni cerraron sus fronteras y se desarrollaron los contagios comunitarios en su población, lo cual genera una explosión desmedida en las transmisiones.
“Aquí están Japón, Corea del Sur, Malasia, Australia, entre otros, que entraron en una curva epidemiológica. Tuvieron contagios comunitarios, sin embargo, metieron las medidas de contención inmediatamente después”. Sus curvas, agrega, transcurrieron con estabilización y disminución y fueron bajas, así como sus muertes por día, que no rebasaron las 200. “Ahora ya no registran casos, siguen medidas de mitigación, pero no hay un encierro generalizado, sino el distanciamiento social, uso de cubrebocas y las medidas de higiene”.
En tercer lugar vienen países como los europeos, donde Reino Unido, España, Italia, Francia e incluso Alemania tuvieron muchos casos y decesos. “Actuaron mal al inicio, en medio y tomaron acciones tarde, cuando ya tenían demasiados contagios y demasiada carga viral en su comunidad”.
Hubo muchos muertos —Reino Unido (41mil), Italia (34mil), Francia (29 mil), España (27 mil)— y realizaron “esfuerzos gigantes y dramáticos” para controlar sus curvas epidémicas con contención. “Actuaron tarde y les costó más en esfuerzo, tiempo, dinero y vidas, pero lo lograron, ahora ya están en descenso y en estabilización. Con base en ello han comenzado a abrir sus actividades”.
No obstante, acota, en países como Alemania cuando vieron que se incrementaron los casos fueron más despacio con la reapertura. “Llevan a cabo una estrategia de vigilancia, pruebas de seguimiento y así mantienen un balance entre la reapertura de la economía y las actividades sociales, al tiempo que se protege a la población de volver a caer enferma y tener más muertes”.
LOS PEORES. Ximénez-Fyvie llega finalmente así con los mayores “perdedores”, quienes lo hicieron mal al inicio, en medio y así continúan, comenzando por Estados Unidos y seguidos de Brasil, donde registran dos millones y 800 mil contagios, y 114 mil y 40 mil muertes, respectivamente. “Después seguimos nosotros, junto con Rusia, Perú e India”.
Cuando teníamos casos importados se hacía un seguimiento puntual de los contagiados, señala, que era la estrategia correcta: caso por caso, aislarlos y poner en cuarentena. “Pero después, las autoridades tiraron la toalla cuando llegamos a 350 casos y con la posterior declaración de la fase 2. Para entones se dijo que ya no se contarían los casos y pasamos a la vigilancia Centinela, ¡¿Cómo?!”.
Ahí se perdió el control, refiere la científica, no se siguió el rastro y evolución de la epidemia y se buscó monitorear a través de un método para estimar casos de influenza. “De esta forma, las autoridades se volvieron espectadoras del problema”.
La investigadora refiere lo que las autoridades de Salud reconocieron recientemente, y es que la curva epidemiológica en México no desciende y esto se debe, dice Laurie Ann Ximénez, a que no descienden solas, a menos de que “todos los que se hayan tenido que infectar se hayan infectado y todos los que hayan tenido que morir mueran”.
Pero no es el caso, como tampoco hay una vacuna ni tratamiento que altere la curva, agrega, por lo que se requieren medidas “de contención”, como lo han hecho otros países en diferentes momentos de su emergencia. La contención implica hacer pruebas, rastreo y seguimiento de casos y con sus contactos para que sea útil; esto debe ir a su vez con una estrategia de aislamiento y cuarentenas. En cambio en México se llevan a cabo medidas de mitigación que no hacen descender la curva, sino que la hace menos pronunciada.
Pero para cambiar de estrategia se requiere liderazgo y visión, las cuales han faltado en el país, apunta la científica, porque se piensa que “saldrá más barato no hacer nada”. De haber empleado medidas de contención y seguimiento, enfatiza, tendríamos un menor impacto del que tendrá la epidemia en el país. Los demás países, algunos más tarde que temprano, viraron hacia la contención, aunque mientras más tarde es más costoso y difícil, y proporcionará un resultado menos satisfactorio, más muertes. “Sin embargo, todo momento es bueno para hacerlo, aunque sea tarde”.
Finalmente, la científica enfatiza que si el gobierno no busca la protección de la población, será la sociedad quien debe extremar las medidas de protección y aislamiento.