El SARS-CoV-2 sigue y seguirá presente, por lo que no habrá un momento apropiado para regresar a nuestras actividades cotidianas. “Nuestro futuro estará asociado a la COVID-19 indefinidamente, y lo mejor que tenemos en el horizonte es una vacuna”, afirmó Samuel Ponce de León, coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) de la UNAM.
Tenemos por delante un camino largo y complicado, con una sucesión de brotes epidémicos; además, la mayoría no hemos estado infectados con el virus y no tenemos ninguna defensa, así que estaremos expuestos, dijo al participar en el ciclo de conferencias virtuales “La ciudad y la pandemia, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUIC).
Añadió que para esta historia “no hay final feliz, la responsabilidad es de todos, no sólo del Estado”. Este año y el próximo habrá una sucesión de epidemias, a manera de olas, que debemos enfrentar dijo.
El también coordinador de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus detalló que la apuesta es desarrollar medicamentos efectivos y, eventualmente, contar con una vacuna “que será nuestra mejor herramienta para un futuro menos complicado”.
Uso de cubrebocas y otras medidas
Tras subrayar que a nivel político deben darse mensajes correctos, contundentes, coherentes y claros, Ponce de León hizo referencia a la recomendación del científico mexicano Mario Molina sobre el uso del cubrebocas para evitar la propagación de la COVID-19: “se trata de un mensaje importante, es algo que tiene que cambiar y tenemos que ser agentes de la promoción de este cambio”.
En un estudio recientemente publicado por el premio Nobel de Química, en coautoría con otros expertos, se explica que partículas imperceptibles, llamadas aerosoles, nacientes de la atomización humana, principalmente al hablar, son una ruta para la transmisión de la enfermedad, y no sólo las gotas grandes que sí se ven y que se producen cuando un individuo tose o estornuda.
“La biología viral y su fisiopatogenia hacen perfectamente lógica la utilidad del uso del cubrebocas como herramienta de protección que todos debemos incorporar a nuestra vida práctica. Si salimos es necesario hacerlo con una mascarilla bien colocada para evitar expeler y recibir gotas, y como parte de mi responsabilidad hacia los demás y conmigo mismo”, expuso Ponce.
Tiene que ser una práctica permanente en nuestra sociedad. “En el sitio web del PUIS (http://www.puis.unam.mx/) y de UNAM Global (http://www.unamglobal.unam.mx/) tenemos un micrositio con instructivos para elaborar nuestros propios cubrebocas; son muy efectivos y cómodos. Debemos aprender a usarlos correctamente y acostumbrarnos para tener buenos resultados”.
Pero el uso de cubrebocas no es la única medida para evitar contagios, aclaró. También se debe mantener la sana distancia, el estornudo de etiqueta y el lavado frecuente de manos, entre otros recursos.
El cubrebocas, reiteró, es recomendable sobre todo en el transporte, salones de clase, mercados, lugares públicos donde hay aglomeraciones y se incrementa la posibilidad de aspirar microgotas que van cargadas de partículas virales.
En la actualidad tenemos una infección que de enero a la fecha ha ocasionado millones de casos en el mundo, afectando prácticamente a todos los continentes, con graves impactos para la salud y la economía, y para la que no existe tratamiento efectivo ni vacuna, acentuó el universitario.
“No tenemos inmunidad ante el SARS-CoV-2, aún no conocemos bien la respuesta inmunológica; suponemos que la mayoría de los infectados que se han recuperado desarrollarán anticuerpos por un periodo de al menos uno o dos años, pero se sabrá conforme llegue el tiempo de poder confirmarlo”.
Ante esta situación, la pandemia debe enfrentarse básicamente con una administración de riesgos, “no podemos evitarla abiertamente, aunque sí con una población encerrada en su casa durante quizá dos meses, pero esto es imposible en términos reales”, reconoció.
Por ello, el objetivo es minimizar riesgos y consecuencias para dar suficiencia al sistema hospitalario. Es necesario mantener un buen nivel de comunicación, establecer políticas de salud pública y de atención médica, y prepararnos para lo que viene, concluyó Ponce de León.