México elevó el viernes a 46.688 las muertes confirmadas por covid-19, convirtiéndose así en el tercer país del mundo con más fallecidos a causa de la pandemia, sólo detrás de Estados Unidos y Brasil, de acuerdo con el recuento mundial de la universidad John Hopkins.
Según los datos presentados por el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, portavoz del gobierno federal para la crisis sanitaria, el número de contagiados ya supera los 424.000, el sexto sitio en la clasificación mundial de la universidad estadounidense, conformado sólo con los datos netos, al margen de la población de cada país.
En las últimas 24 horas se registraron 688 fallecimientos en México.
En una conferencia de prensa desde el estado central de Puebla, López-Gatell informó también que 16 estados -exactamente la mitad del país- permanecerán en semáforo rojo, es decir, en el nivel de alerta máxima por el coronavirus.
Una de las zonas más pobladas, la Ciudad de México y su zona conurbada en el Estado de México, se mantiene en un nivel menor, el color naranja. No obstante, la jefa de gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, pidió el viernes a la población que mantenga las máximas precauciones porque no descartó que, si la situación de la megaurbe empeora levemente, podrían dar marcha atrás y volver a suspender algunas actividades que ya se reanudaron.
La gestión de la pandemia ha generado discrepancias entre el gobierno federal y los estados desde que se establecieron las medidas de aislamiento social hace cuatro meses y medio. Pero la tensión ha ido en aumento y, el viernes, nueve gobernadores de partidos opositores pidieron la renuncia de López-Gatell en un escrito en el que critican el “manejo errático” de la crisis y su uso político por parte del subsecretario.
Denuncian también los mensajes confusos sobre el uso del cubrebocas; la que dicen es falta de autocrítica del gobierno, y que el semáforo, el instrumento que se usa para establecer los niveles de alerta en cada región, ha asfixiado a las economías locales.
De hecho, durante la semana este último punto conllevó fuertes discrepancias entre López-Gatell y algunos gobernadores, no sólo de la oposición sino también con Sheinbaum, que pertenece al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador.