Home Office, ¿para siempre?

Para Brando Adame recorrer dos horas diarias de su casa a su trabajo era un martirio, tal como él lo describe. Los robos en transporte público y el temor al contagio de coronavirus dificultaban más las cosas.

Desde que la empresa para la que labora decidió implementar el trabajo remoto, Brando, al igual que sus compañeros, espera que esto sea permanente.

“Trabajo más, pero gasto menos; ésta es una forma más práctica de realizar mi trabajo, de estar amarrado ocho horas diarias en la oficina, ahora puedo trabajar a mi ritmo y desde la comodidad de mi casa”, comenta.

Desde hace más de tres meses, el joven comenzó con el trabajo remoto, aunque al principio esta nueva práctica llegaba a tornarse tediosa, como él relata, ha visto mayores beneficios pues señala que es una forma más eficiente de protegerse ante la pandemia de COVID-19

“El estar dentro de mi casa durante todo el día no es problema, el trabajo se ha tornado más práctico y eficiente desde que nos mandaron a home office, la única desventaja son los largos horarios de trabajo, pero es algo que me gustaría hacer permanentemente.

Señala también que los gastos domésticos como el internet, la luz e incluso el gas aumentaron, pero en comparación con los largos trayectos y los costos del pasaje, estos desembolsos son minúsculos.

Con la llegada del coronavirus, el home office es ahora un método con el cual las empresas esperan mejorar la productividad, ahorrar en renta de oficinas, mobiliario y otras cuestiones innecesarias, terminar con las ausencias laborales e incluso lidiar con menos problemas entre empleados, éste se ha ido adaptando a este modelo como una forma de tener trabajadores más contentos y, en consecuencia, empleados más productivos.

“Sólo me preocupo por conectarme a tiempo y tener suficiente comida para la semana, mis horarios son tan flexibles que tengo tiempo de sobra”, señala Paola, community manager en una empresa de cosméticos.

Para la joven, volver a la rutina de 09:00 a 18:00horas representa una pérdida de tiempo y un desgaste físico, pues asegura que el trabajo dentro de la empresa lo puede hacer tan sólo con un celular.

“Despertar a las 5:00 de la mañana para poder llegar a tiempo al trabajo es la cosa que menos extraño, ha sido una ventaja poder realizar mis tareas desde el hogar, pues esto me ha ayudado a ser más productiva”, señala Paola.

Sin embargo, cuenta también que una de las mayores desventajas del trabajo en casa es la disminución de prestaciones y el aplazamiento o cancelación en la entrega de estímulos (bono de puntualidad, bono de productividad.).

“Antes de la pandemia recibía 500 pesos por puntualidad, pero eso ya es cosa del pasado, fue una pérdida de ingresos bastante fuerte, aunque el sacrificio lo vale mientras pueda trabajar desde mi casa”.

Karla, otra de las jóvenes a quienes se les impuso el home office, cuenta a Crónica los benéficos de trabajar desde casa y cómo la “procesión” que hacía diariamente ahora ha quedado en el pasado.

“Como operadora telefónica, trabajar desde mi casa ha resultado más práctico y cómodo, recorrer media ciudad a las 6 de la mañana era la parte menos divertida de mi trabajo, los acosos en los transportes o en la calle es algo con lo que tenía que lidiar a diario, lo único que espero es que el home office sea permanente”.

Para la joven, otro de los retos al volver a su vida cotidiana es el temor al contagio de coronavirus; cuenta que desde que inició la pandemia se ha mantenido en estricta cuarentena, por lo que volver a salir a las calles implicaría un temor psicológico.

“Ya no me siento segura fuera de casa, la verdad es que los contagios siguen en aumento y las personas continúan sin hacer caso a las recomendaciones; la idea de trabajar desde casa permanentemente no es algo que me desagrade”, concluyó.

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