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Ante la grave crisis económica y social generada por cerca de dos años de pandemia, la Industria Cultural y Recreativa mejor conocida como Economía Naranja, enfrenta un gran reto por reponerse, pero al mismo tiempo, tiene la oportunidad de traer innovación a los desafíos globales, señaló Trinidad Zaldívar Peralta, jefa de la Unidad de Creatividad y Cultura del sector de Conocimiento, Innovación y Comunicaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En el marco de la Primera Semana Digital de la Economía Creativa, organizada por las secretarías de Cultura, y para el Desarrollo Económico y la Competitividad (Sedec), Zaldívar Peralta sostuvo que es momento que los países reconozcan y apoyen a la Economía Naranja, al ser un medio efectivo de conocimiento, recreación y entretenimiento que ha permitido a las familias del mundo sobrellevar la pandemia a través de los medios digitales.
Indicó que la crisis sanitaria además de impactar la forma de vida. En pocos meses forzó a desaprender la forma de trabajar, estudiar y se relacionarse, paralizando la actividad económica, entre ellas, las Industrias Culturales Creativas, las cuales han presentado pérdidas millonarias por la cancelación de espectáculos, conciertos y festivales; sumándose el cierre de museos, restaurantes, cines, teatros, y otros establecimientos considerados como no-esenciales.
En su exposición sobre “El potencial de la economía naranja en Latinoamérica”, compartió que a medida que la pandemia del coronavirus se extiende y el mundo se reorganiza, al sector creativo le resulta cada vez más difícil sobrevivir, con miles de millones en pérdidas y millones de desempleos.
Ante este impacto, reconoció que varios gobiernos de la región –entre ellos México– han reaccionado a las necesidades del sector creativo con medidas para proteger a emprendimientos creativos, museos, teatros, empleados y freelancers; mientras otros, han asignado fondos de rescate o moratorias en el pago de impuestos y cotizaciones de seguridad social para trabajadores creativos.
No obstante, consideró que este apoyo ha sido insuficiente, y a pesar de los escenarios fiscales difíciles, los gobiernos deben favorecer la inversión en las Industrias Culturales y Recreativas, al ser una economía que genera millones de empleos, cohesión social y desarrollo intelectual.
Agregó que los países de la región deben aprovechar el alto talento y creatividad que existe en Latinoamérica y el Caribe, e impulsar agendas culturales y creativas que generen importantes derramas económicas.
Puntualizó que de acuerdo con estudios del Banco Interamericano las Industrial Creativas en México aportan el 3.3 del Producto Interno Bruto del país; mientras en países como la Gran Bretaña que desde los años 80 le apuestan a este tipo de economía, el aporte de las industrias sin chimeneas alcanza el 7.5 del PIB.
Por parte del Banco Interamericano, señaló están comprometidos con la protección de los ingresos de las poblaciones más afectadas en Latinoamérica y el Caribe, y reconoce que sólo hay una forma de superar la situación: un apoyo coordinado entre los países de la región.
Con relación al potencial de la Economía Naranja y la región, y como parte de la recuperación pospandemia, Trinidad Zaldívar informó que la visión del BID hacia el 2025 es lograr una mejor integración regional entre todos los países, impulsar la economía digital (que ha sido fundamental durante el periodo de pandemia), generar más apoyos a las Pymes, y crear conciencia social sobre el cambio climático y la igualdad de género.
Consideró además, que entre los principales desafíos que enfrentan los países y las Industrias Creativas, es atender la fragilidad de los empleos que genera, la digitalización y nuevos modelos de negocio, el acceso a financiamientos y la narrativa para el sector.
