Septiembre ¿mes de sismos?

Cada año y medio, podría ocurrir un sismo en México de magnitud mayor que 7. El nuestro, es un país de alta sismicidad, es decir, con una gran probabilidad de temblores frecuentes y de magnitud importante, incluso durante un mismo año.

A raíz de los sismos del 7 y 19 de septiembre en 2017, el primero de magnitud 8.2 y el segundo de 7.1, científicos mexicanos investigan si hay una relación entre estos movimientos, aunque hasta ahora no se ha encontrado ninguna evidencia.

De acuerdo con la definición del Servicio Sismológico Nacional (SSN), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), “un sismo es un rompimiento repentino de las rocas en el interior de la Tierra. Esta liberación repentina de energía se propaga en forma de ondas que provocan el movimiento del terreno”.

En el territorio mexicano interactúan cinco placas tectónicas: la de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de Rivera y la placa del Caribe. Esa la razón de la frecuencia con la que ocurren estos movimientos, a diferencia de otros países, por ejemplo, Estados Unidos, donde (sin tomar en cuenta a Alaska y Hawai), la probabilidad de que ocurra un sismo magnitud mayor que 7 es de cada 14 años en promedio.

Tan sólo durante 2019, el SSN detectó 15 mil 400 movimientos en nuestro país, de acuerdo a datos del SSN, publicados en la revista ¿Cómo ves? de la UNAM.

Con tan alta sismicidad no es de extrañar que muchas veces haya más de un sismo de gran magnitud en un mismo año (así son los promedios: no dicen exactamente cada cuánto hay sismos). En 1995 se registraron tres sismos de magnitud mayor que siete (lo que se escribe así: M ≥ 7). El primero fue de magnitud 7.3 y ocurrió cerca de Copala, Guerrero. Veinticinco días después hubo un sismo de magnitud 8.0 en la costa de Colima con epicentro a 640 kilómetros del primero. Luego, 12 días después, ocurrió un sismo de magnitud 7.1 cerca de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Desde 1900 ha habido 34 sismos que ocurrieron menos de un año después del sismo anterior. Esto muestra que no tiene nada de anormal que ocurran varios sismos grandes en un lapso corto.

19/S ¿FECHA FATÍDICA?

Dos sismos grandes que han afectado la Ciudad de México ocurrieron un 19 de septiembre y eso ha llevado a algunas personas a pensar que hay algo especial en esa fecha. Pero la probabilidad de que ocurran, por pura casualidad, dos sismos grandes en la misma fecha del calendario es muy alta. Los estadísticos se refieren a este tipo de coincidencias de fechas como la paradoja del cumpleaños: en un grupo de sólo 23 personas hay una probabilidad de 50 % de que dos cumplan años el mismo día y en un grupo de 70 personas la probabilidad es de 99 %. El Servicio Sismológico Nacional tiene registrados 74 sismos de magnitud mayor o igual que 7.0 en su catálogo desde 1900. En ese catálogo hay siete casos de al menos dos sismos en la misma fecha. Eso quiere decir que los 19 de septiembre no tienen nada de especial y que la coincidencia es pura casualidad.

EL SUELO

La corteza exterior del planeta, llamada litosfera, está partida como un plato roto en extensas placas de entre 15 y 200 kilómetros de grosor que flotan sobre roca semifundida y arremeten unas contra otras como adolescentes en un mosh pit. Los choques, deslizamientos y roces de estas placas tectónicas alteran el dibujo de los continentes, levantan montañas y hacen aflorar volcanes.

Frente a las costas del Pacífico mexicano corre una larga fosa submarina, o trinchera, en la que se libra una encarnizada batalla entre placas tectónicas. La fosa es el choque frontal de la gruesa, pero ligera, placa continental de Norteamérica (sobre la que va montado México) contra dos placas más delgadas y pesadas hechas de suelo oceánico: la placa del Pacífico y la placa de Cocos. En estos encontronazos tectónicos las placas oceánicas llevan todas las de perder por estar hechas de rocas más pesadas que las placas continentales, las cuales las someten y las obligan a hundirse (decimos que las “subducen”). La placa oceánica se mete por debajo de la placa continental como una alfombra que se desliza bajo la otra con tremenda fricción. En su deslizamiento, las placas se atoran, pero el movimiento de subducción no se detiene. La placa superior se comprime, acumulando energía elástica como un resorte. Esta compresión insostenible acaba por romper las rocas trabadas y la energía acumulada se libera en un paroxismo de ondas que se propagan en todas direcciones.

A falta de predicción, prevención

Aunque no podamos predecir terremotos —y aunque los sismos de septiembre hayan “creado en nuestra mente una extraña sensación de inseguridad”, como escribió Darwin— sí podemos prevenir los desastres. Para eso está el reglamento de construcción de la Ciudad de México, elaborado tomando en cuenta todo lo que sabemos de las particularidades del suelo del Valle de México gracias a las investigaciones de geofísicos e ingenieros. Los ingenieros civiles mexicanos saben perfectamente cómo construir edificios que no se vengan abajo ni con los sismos más intensos de estas regiones. Si se sigue el reglamento, no tendrían por qué derrumbarse construcciones en esta ciudad. Es muy probable que los edificios que se vinieron abajo el 19 de septiembre de 2017 no cumplieran las normas, ya sea porque se construyeron antes de 1985 (si bien aún entonces había un buen reglamento, y ahí están para demostrarlo todos los edificios anteriores que siguen en pie) o porque las normas no se aplicaron. Pero si se aplican —y si se sigue siempre el protocolo de seguridad— podemos reducir mucho los riesgos y vivir más tranquilos.

¿Qué es un sismo?

Un sismo es un rompimiento repentino de las rocas en el interior de la Tierra. Esta liberación repentina de energía se propaga en forma de ondas que provocan el movimiento del terreno.

¿Qué los origina?

Las placas tectónicas se desplazan aleatoriamente, al hacer contacto unas con otras generan fuerzas de fricción que las mantienen atoradas, produciendo grandes esfuerzos en los materiales. Cuando la fricción se vence, se produce una ruptura violenta y la liberación repentina de energía acumulada, generando el temblor.

¿Es normal que existan más sismos fuertes en el mismo sitio?

Cuando ocurre un sismo de magnitud considerable, las rocas que se encuentran cerca de la zona de ruptura están sujetas a un reacomodo. Es por eso que se generan sismos conocidos como réplicas. Suelen ser de menor magnitud.

¿Se pueden predecir?

Hasta hoy, no existe una técnica que permita predecir los sismos. Ni los países como Estados Unidos y Japón, cuya tecnología es muy avanzada, han sido capaces de desarrollar una técnica predictiva de temblores. Dado que vivimos en un país con gran actividad sísmica la única certeza que tenemos es que tiembla constantemente y que debemos estar preparados.

Fuente: SSN

LAS RÉPLICAS

El sismo del 7 de septiembre tuvo más réplicas que ningún otro registrado en la historia de México (las réplicas son sismos de menor magnitud ocurridos en el mismo lugar después del sismo principal). Esto se debe en parte a que la red del Servicio Sismológico Nacional (SSN) tiene más estaciones sismológicas y a que los aparatos son más sensibles y pueden detectar sismos más pequeños.

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