Si bien una de las operaciones más caras y de alto riesgo es la de cateterismo, porque se trata de introducir por las venas un cable tan delgado como un cabello para retirar coágulos o malformaciones vasculares, especialistas tabasqueños recién lograron intervenir hasta el cerebro a dos jovencitas y salvarles la vida, gracias a una suma de esfuerzos del Hospital del Niño, Rodolfo Nieto Padrón y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Silvia Gutiérrez Lucatero, directora del Hospital del Niño, refirió que se trata de una menor de 13 años, originaria del municipio de Ococingo, Chiapas, y otra, de 14, de Centro, quienes luego de haber llegado a Urgencias en situación grave, se les detectó problemas vasculares en el cerebro y por consiguiente, se tomó la decisión colegiada de evitar la apertura de cráneo y optar por el cateterismo para disipar los coágulos y las deformaciones vasculares.
“Estos dos casos de dos niñas y dos adolescentes que llegan al servicio de urgencias como la mayor parte de estos casos por un problema neurológico grave, en un estado crítico, que se logran estabilizar, que dentro de sus estudios se detecta que tienen unas malformaciones vasculares en su cerebro y que bueno, teníamos dos opciones: O se operan abierto o existe la posibilidad de ofrecerles una embolización o un cateterismo”, apuntó.
El radiólogo intervencionista Reynaldo Ramírez Chacón, quien fue el líder de todo un equipo multidisciplinario que intervino quirúrgicamente en ambos casos, explicó que una de las menores presentaba cuatro aneurismas en las arterias cerebrales, que son las que le ocasionaba entrar en shock.
“Los aneurismas son pequeñas acumulaciones que salen en arterias del cuerpo, en este caso los cuatro aneurismas los tenía la misma niña en sus arterias del cerebro, dos del lado derecho y dos del lado izquierdo. Se llaman en espejo. Entonces, hicieron unas técnicas especiales donde se metieron unos coes, que son unos alambritos y unas mallas que se llaman stent para recubrir sus aneurismas y excluirlos de la circulación”, detalló en entrevista.
En el caso de la otra joven, explicó que a través del cateterismo se taponeó, con un pegamento especial, la parte dañada de sus arterias.
“La otra niña que operamos: Una niña con una malformación arterio-venosa. Una malformación arterio-venosa. Válgame, la comparación es como una telaraña. No tiene arterias y venas que van para van y vienen de muchos lados. Aquí, lo que hacemos es un pequeño catéter que es como el tamaño del filamento de un cabellito. El Seguro Social nos presta su sala, que es una sala de hemodinámica muy buena. Nosotros podemos ver ese cabellito y meterlo desde la ingle, o sea, desde la arteria radial y subirlo hasta donde está la malformación. Y una vez que llegamos a esa malformación, se le mete un pegamento que se llama Glu”, indicó.
Precisamente, la colocación del pegamento, según advierte el doctor Ramírez Chacón, es uno de los momentos que hace de este tipo de cateterismo, una operación de alto riesgo.
“Aquí, la gracia de esto es que nada más tenemos que sellar únicamente las arterias que son las enfermas, porque si ese líquido se va a una arteria normal, le deja una secuela muy grave al paciente”, añadió.
Este radiólogo tabasqueño, quien obtuvo su especialidad en neurocirugía en el Hospital Zarzuela de España, enfatizó que, por este tipo de dificultades, el cateterismo en la primera joven fue en dos sesiones, de dos horas cada una, y la segunda, en una sola.
Es un riesgo, reconoció Ramírez Chacón, que sólo es posible librar gracias a la suma de esfuerzos institucionales del Hospital del Niño y el Hospital de Zona 46, del IMSS, que facilitó instalaciones, pero sobre todo, remarcó, de la alianza de especialistas de ambos nosocomios que conformaron un equipo multidisciplinario de gran nivel profesional.
“Estos procedimientos tienen alto riesgo. También el paciente en el procedimiento puede fallecer. Pueden pasar cosas muy graves, pero aquí también contamos con mucha experiencia en lo que estamos haciendo. Y el otro lado, el apoyo de anestesiólogos, pediatras que son excelentes. También sabemos que hay un neurocirujano pendiente, un neurocirujano pediatra que está pendiente de los niños. Entonces, trabajar con este equipo da mucha tranquilidad”, puntualizó.
Los insumos para esta operación, aseguró, son muy caros, por lo que la intervención, en un hospital privado, costaría de 200 mil a 500 mil pesos, aproximadamente.
Reconoció que gran parte del éxito depende, además de la calidad profesional y coordinación entre el equipo multidisciplinar conformado entre personal del IMSS y del Hospital del Niño, del apoyo de recursos del Gobierno de Tabasco y a la gestión oportuna.
Además, el doctor Reynaldo Ramírez sostuvo que las intervenciones de neurología en niños colocan a Tabasco al nivel de las instituciones del centro del país, como el Instituto Nacional de Neurocirugía o el Centro Médico Siglo 21.
“Del Hospital de Niño, hay un soporte anestésico, vascular, neurocirugía neuro quirúrgico, tienen muy buenos neurocirujanos y eso nos ha hecho que podamos ir avanzando en la ciencia médica, en el sureste de México. Nos estamos poniendo a la vanguardia”, refirió el especialista.
Sostuvo que gracias al éxito en este tipo de intervenciones y al aporte de recursos, no es necesario que el paciente se le referencie a instituciones de pediatría de otros estados.
“Por lo pronto, en esto (neurocirugía) ya no, entonces el sureste, y me da mucho orgullo decirlo, se ha puesto a la vanguardia y de verdad. Lo digo con mucho orgullo. En el sureste estamos a la vanguardia en este tipo de procedimientos”, acotó.
Estas dos intervenciones, son las primeras realizadas en internas del Hospital del Niño, y con anterioridad, en diciembre del 2019, Reynaldo Ramírez, había también liderado otra operación similar, pero en una joven de 25 años, en el Hospital Gustavo A. Rovirosa.
Gutiérrez Lucatero aclaró que si este tipo de cateterismo es relativamente caro, existe un gran beneficio por ser menos invasiva y además, con posibilidad de una pronta recuperación del paciente, a diferencia de la opción de apertura de cráneo que significa más tiempo para darlo de alta.
“Si por ejemplo un niño se le opera, y se tiene que abrir el cráneo, es un paciente que va a durar mínimo siete días en terapia intensiva, intubado, saliendo del procedimiento, un procedimiento este que fue exitoso, que no tuvo complicaciones, en tres días el paciente está en su casa”, añadió.
La directora del Hospital del Niño, dijo que las aneurismas si bien son detección repentina, a partir de fuertes jaquecas o convulsiones, su riesgo de letalidad puede disminuirse si, por lo que estos síntomas no se deben de desestimar para ser revisados oportunamente, como un posible cuadro de aneurisma.
Lo ideal, dijo, es que las familias alerten si algún familiar los padece.
“Entonces, es invitar a todo el mundo que a sus niños les pongan atención, que un dolor de cabeza es algo tan sencillo como algo que pueda llevarlo a un desastre neurológico. Si no tienen los debidos cuidados”, concluyó.