Ante el crecimiento de nacimientos por cesárea, el Hospital de la Mujer recién abrió el área de Parto Amigable, en el que las pacientes reciben terapia de enfermeras y de su esposo o algún otro familiar hasta lograr parir de manera fisiológica, de pie o cuclillas.
El director médico del nosocomio, Fernando Joaquín Cruz Rubio, señala que es un procedimiento en el que se retoman posturas del parto tradicional, pero con la asistencia de un ginecólogo y enfermeras que fueron capacitadas en fisioterapia y para aliviar emociones, con el que se ha logrado que 28 mujeres hayan dado a luz con su propio esfuerzo.
«Es un área nueva que abrimos el 23 de febrero. Nació el primer bebito en esa área, que son atendidas por personal capacitado de enfermería, con vigilancia del ginecólogo, desde luego, donde se le permita a la paciente, primero que nada no hay agresión, no se les canaliza, se les permite pararse, caminar, tener compañía, ya sea por su esposo, puede ser la mamá, hermana, quien la paciente decide, autorice que la quiera acompañar», precisa.
Para ser candidata a un Parto Amigable, aclara Cruz Rubio, se requiere que la mujer no tenga factores de riesgo, cirugías previas y sobre todo, haber logrado que el embarazo haya transcurrido de acuerdo a sus tiempos.
«A la paciente se le propone esa atención, siempre y cuando no tengamos criterios de riesgo. No puede entrar una paciente hipertensa, diabética o que tenga cirugías previas, una paciente donde el bebito no viene en una posición adecuada o que se detecta algún riesgo para la mamá o para el bebé», refirió en entrevista.
Pero el parto no es solo la vivencia de la mujer, explica, sino también del esposo o de algún otro familiar, que juega un papel relevante al apoyar a la gestante en las posturas y de ser posible, ayudar a la expulsión del bebé y cortar el cordón umbilical, luego de que la madre haya tenido a la criatura en sus brazos por unos momentos.
«Yo podría dar un testimonio de un marido, en el que era su cuarto embarazo de su esposa, pero fue primera vez que él acompañó a su mujer y el hombre dice: «Es que es diferente de todo lo que yo viví, acompañé a mi esposa, viví el trabajo de parto; ahora comprendo a mi mujer. Entonces, te sirve no solamente para ese momento del nacimiento en que papá ve nacer a su hija, que participa, porque él corta el cordón de su hijo o de su hija. La mujer se siente apoyada por su pareja y une a la familia, que al final es el núcleo de nuestra sociedad», explicó.
Cruz Rubio ofreció un recorrido por esta área de Parto Amigable que, con recursos del Insabi, fue abierta, luego de que pasaron 15 años desde que fue construida, como parte de este moderno hospital.
Cuenta con cinco habitaciones, cuatro habilitadas con camas para parto vertical y una que se habilitó como un quirófano de emergencia.
El costo de cada cama, por lo sofisticada, es de alrededor de 400 mil pesos.
Para este servicio, detalla el director del hospital, hay una plantilla de 15 enfermeras que fueron capacitadas por expertos de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia de la UNAM.
El tiempo promedio de un Parto Amigable, a partir del ingreso de la paciente hasta que sale del hospital, es de 4 a 6 horas, la mitad al menos de lo que requiere para una cesárea, en la que una paciente es sedada y requiere analgésicos para su recuperación.
«Esa área trabaja las 24 horas del día. Estaba habilitada con cinco habitaciones independientes, en la cual la mujer está totalmente separada de las demás pacientes, que le permite interactuar con su familiar, que le permite pararse, caminar, ir al baño, que si es necesario tomar alimentos, lo puede tomar. No se considera un área blanca», indica el especialista.
Lucía Guadalupe Ramón Pérez, jefa de piso de las salas de Labor-Parto-Recuperación – conocidas como LPR-, explica este nuevo proyecto a partir de la capacitación que recibió de la UNAM, pero sobre todo de la experiencia de asistir ya en más de una decena de partos lo que es el método amigable.
Comenta que a la mujer se le brinda desde una habitación con colores cálidos que le amainen cualquier estrés, una cama sofisticada de posiciones múltiples, pero sobre todo la vertical, como terapias y posturas para la apertura de cadera, que le comparten al marido de la parturienta, y en esto, reconoce, hay conocimiento de los partos tradicionales.
«Cuando está la paciente en trabajo de parto para ayudar a que descienda el bebé, trabajamos lo que es precisamente el movimiento de balanceo y podemos también ofrecerle lo que es calor a nivel lumbar para que eso ayude precisamente a que haya una mayor relajación y dilatación de lo que es el cuello del cérvix», apuntó.
Y si mucho tienen que ver los movimientos corporales y masajes previos, Lucy Ramón Pérez asegura que todas estas técnicas – que no son farmacológicas-, ayudan a aliviar el dolor de la mujer y que el bebé descienda del vientre sin complicaciones, en posturas de pie o cuclillas.
«Una de las posiciones que más han optado las pacientes para tener su parto, ha sido el parto vertical en el cual están semi sentadas las pacientes y tienen el apoyo de su esposo para poder parir. Y la otra posición ha sido en cuclillas, en las cuales permitimos que los diámetros de la pelvis se abran más y de forma fisiológica, nace el bebé sin riesgo a que haya desgarros, sin riesgo a que haya ningún tipo de laceración en la paciente al momento en que nace el bebé», aseveró.
En pocas palabras, añade el director del hospital, es un parto a puro dolor, sin analgésicos de ningún tipo, pero con la satisfacción de que tanto la madre, como el padre, puedan ver nacer el bebé.
«Ampliar el canal del parto, ayudar al descenso a que el parto sea más fácil, sin anestesia, sin intervención médica, sin soluciones», sostuvo.
En este parto también llamado humanizado, destaca la jefa de esta área, Lucía Guadalupe Ramón, lo que más distingue en estos tiempos modernos es que al dársele la oportunidad al marido de la mujer, se da un momento de intimidad y sobre todo, seguridad, porque es apoyada en las posturas.
«Lógicamente, es un momento de intimidad entre la pareja y se siente ella ahí, apoyada en confianza, segura, porque está su esposo acompañándole en este proceso que es la llegada de su bebé», detalló Lucia Guadalupe Ramón.
Pero esta experiencia, es también la oportunidad para la enfermera Guadalupe Ramón para retroalimentarse en una nueva etapa de su carrera, en la que –dice- a través del Parto Amigable está contribuyendo a que cada vez más sean las mujeres en que dan a luz a un bebé, sin que sufra de alguna cirugía, sobre todo fusionar sus conocimientos de obstetricia con los del parto tradicional, que hay en comunidades rurales.
«Siento mucha alegría, alegría de poder ser partícipe de este gran proyecto y que nosotros contribuyamos, para que la salud perinatal sea mejor para ellas; pongamos un granito de arena para que la morbilidad y la comorbilidad que hay aquí, sea menor», indicó.
Esta mejora en la salud perinatal consiste, explica, en que al conseguir que una mujer conciba a su bebé, por Parto Amigable, se evita lo que una cesárea que – a final de cuentas- es considerada violencia obstétrica y que implica también más horas de recuperación en el hospital.
«A veces deseamos que se ejercite aquí en el Hospital de la mujer como tal, es un plus y que están viendo que ellas tienen la oportunidad de poder parir de la mejor manera que ellas quieran y sin tanto intervencionismo en ellas», comentó.
Pero, sin duda, afirma el doctor Fernando Cruz Rubio, el Parto Amigable es una tendencia en el mundo y en algunos países un servicio muy caro, que oscila en 100 mil pesos, pero que en México gracias a recursos del Insabi es un proyecto reactivado en el Hospital de la Mujer, a partir de su nuevo equipamiento.
«El parto natural, que es una tendencia en el mundo lleva mucho tiempo, que desde que se planeó la construcción del hospital, se creó esa área, pero no teníamos el equipo y ni el personal capacitado. Logramos un convenio con la UNAM, para capacitar al grupo de enfermeras y la llegada del equipo nos ha permitido aperturar esa área», finalizó.