La Organización Mundial de la Salud (OMS) instauró el 15 de noviembre como el “Día Mundial sin Alcohol” con el objetivo principal de fomentar la responsabilidad de las personas, sobre todo de las y los adolescentes y jóvenes de todas las regiones del mundo, para controlar el consumo de esta sustancia y hacerlos conscientes de sus peligrosas consecuencias.
De acuerdo a información extraída del Centro de Ayuda al Alcohólico y sus Familiares (CAAF), unidad especializada del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, de la Secretaría de Salud (SS), el 63 % de la población identificada en un estudio como consumidora de alcohol, son adolescentes y jóvenes que se encuentran entre los 12 a los 24 años de edad.
Por lo anterior, el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) a través del Programa Nacional de Juventud (Projuventud) 2014-2018, propone en su segundo objetivo: Bienestar, promover condiciones para que las y los jóvenes del país tengan un entorno digno a través de esquemas de salud, convivencia y seguridad que les permitan desarrollarse de manera plana e integral.
El consumo excesivo de alcohol lleva consigo y está relacionado con un gran número de trastornos y enfermedades, entre las que se encuentran:
· Adicción y dependencia.
· Subida de la tensión arterial.
· Posibilidad de desarrollar tipos de cáncer
· Daño cerebral
· Problemas de memoria
· Daño en las mucosas del aparato digestivo.
· Problemas de alimentación
· Problemas sociales y económicos