Una fecha histórica como el inicio de la Revolución mexicana no puede pasar inadvertida. Un día como hoy, un hombre honesto, Francisco I. Madero, con ideales libertarios, llamó al pueblo de México a tomar las armas para derrocar a la dictadura porfirista. En el manifiesto, fechado el 20 de noviembre de 1910, hay un párrafo que aclara el porqué de ese movimiento de transformación. Se lee:
‘México está gobernado por una tiranía que ha pretendido justificarse a sí misma con los beneficios de la paz y de la prosperidad material; pero esa paz no descansa en el derecho, sino en la fuerza, y esa prosperidad sólo beneficia a una minoría, no al pueblo ni a la nación.’
En efecto, el porfiriato es sinónimo de esclavitud, de opresión, de oligarquía. El gobierno nunca estuvo del lado de las comunidades, sino de los hacendados. No protegía a los obreros, sino a los patrones y obviamente nunca hubo ni justicia ni democracia.
La revolución maderista fue verdaderamente eficaz. En sólo seis meses, a partir del 20 de noviembre de 1910, cuando se llamó al pueblo a tomar las armas, en sólo seis meses se consumó el derrocamiento de Porfirio Díaz.
Hubo pérdidas de vidas humanas; 14 mil hombres muertos en el campo de la Revolución, según estimó Luis Cabrera en septiembre de 1912. Pero este saldo, por siempre lamentable, resultaría menor al que se registró en las etapas posteriores de mucho mayor violencia.
Además, el dinero utilizado en la revolución maderista fue relativamente poco. Desde los primeros días del triunfo, la revolución fue auditada en forma rigurosa, como ninguna otra revolución en el mundo: costó 642 mil 195 pesos, de los cuales 358 mil se destinaron a la compra de armas, municiones y equipos. El monto total fue reconocido por el gobierno interino que, respetando el acuerdo del 31 de mayo de 1911, se lo devolvió, se lo entregó a Gustavo A. Madero, quien procedió a devolverlo a los aportantes.
La libertad se había conquistado sin muchos problemas, los daños a las actividades productivas fueron mínimos, se respetaron la vida y los intereses de los extranjeros, no hubo fuga de capitales, ni se debilitó la hacienda pública.
Un mes después de la entrada de Francisco I. Madero a la Ciudad de México, se informa que el corte de caja practicado en la Tesorería General arroja una existencia de 63 millones 70 mil pesos, cubiertos ya los gastos extraordinarios.
Sin embargo, el arduo trabajo para desmontar viejo régimen y cumplir con las demandas de democracia y justicia estaba aún por iniciar. Desde su entrada triunfal a la Ciudad de México el 1º de junio de 1911 hasta su cobarde asesinato en la madrugada del 23 de febrero de 1913, el líder de la Revolución y presidente de México, Francisco I. Madero, padeció de un angustioso viacrucis. El apóstol de nuestra democracia fue quizá, ha sido quizá, el político más atacado y traicionado por hacer el bien en toda nuestra historia; al grado que José Vasconcelos llegó a decir que México no se merecía a Madero.
Pero su sacrificio y el de un millón de mexicanos no fue en vano. Gracias a la Revolución, que se desató con más fuerza y profundidad luego de su asesinato, se aprobó la Constitución de 1917 que fue, sin duda, la más avanzada del mundo en cuanto a justicia social. En ella se estableció el derecho de los campesinos a la tierra, la jornada laboral de ocho horas, el salario mínimo, otras importantes prestaciones laborales; la educación pública, el dominio de la nación de los bienes públicos y de los recursos naturales, así como el rescate de la riqueza petrolera que estaba en manos de extranjeros.
Por eso, esta fecha es histórica y fundacional en varios sentidos. Entre otros logros de la Revolución, destaca la creación, precisamente, de las Fuerzas Armadas. No olvidar que el actual Ejército nació al llamado del gobernador Venustiano Carranza para desconocer y combatir a Victoriano Huerta, luego del golpe de Estado contra el presidente Madero.
Y ese origen popular, que siempre ha mantenido tanto la Secretaría de la Defensa, como la Secretaría de Marina, las hace instituciones diferentes de otras corporaciones castrenses de mundo, caracterizadas más por su elitismo y por estar ajenas a las causas populares.
Por eso, no debe extrañarnos que ahora, en esta nueva etapa, en esta revolución pacífica, pero profunda y humanista, que estamos llevando a cabo entre todos, todas, y desde abajo, no debe de extrañar que nos estén ayudando tanto, tanto, las Fuerzas Armadas.
El general Luis Cresencio Sandoval González dio a conocer lo aportado por el Ejército en bien de nuestro pueblo; muchas obras muchas acciones en todo el país en beneficio de los mexicanos. Otro tanto ha hecho la Secretaría de Marina.
Por eso, es un timbre de orgullo poder conmemorar un aniversario más de la Revolución de 1910, demostrando con hechos, decía un gran revolucionario precisamente, el general Francisco J. Múgica: ‘Hechos, no palabras’.
Es muy satisfactorio el poder decir al pueblo de México que tiene a su lado, como ángel de la guarda, al gobierno democrático, al Ejército, a la Fuerza Aérea, a la Armada y a la Guardia Nacional, para que nuestro pueblo pueda vivir con paz y bienestar.
Amigas, amigos:
Quiero informarles que escogimos el día de hoy. Como lo mencionó el general Sandoval y lo sabemos todos, la Revolución se hizo en ferrocarril y a caballo, y tiene que ver mucho este anuncio con nuestra Revolución. Me llevaría tiempo argumentarlo, pero se escogió este día, lo resumo, para publicar el decreto, hoy aparece en el Diario Oficial el decreto que establece el regreso del servicio de trenes modernos de pasajeros con la utilización de 17 mil 484 kilómetros de vías férreas e instalaciones que fueron concesionadas para servicio de carga, y ahora se van a utilizar también esas vías férreas para el servicio de trenes de pasajeros, lo cual incluye la operación, en una primera etapa, de las rutas:
México-Veracruz-Coatzacoalcos.
Aeropuerto ‘Felipe Ángeles’ a Pachuca.
México-Querétaro-León-Aguascalientes.
La ruta Manzanillo-Colima-Guadalajara-Irapuato.
La ruta México-San Luis Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo.
México-Querétaro-Guadalajara-Tepic-Mazatlán y Nogales.
Así como Aguascalientes-Chihuahua-Ciudad Juárez.
Considerando también las estaciones que se encontraban en operación antes de 1995, cuando se suspendió el servicio de pasajeros.
Esta decisión la tomamos porque los viajes en tren serán más económicos, cómodos, menos contaminantes, pues pueden electrificarse las vías, es un transporte público más seguro y se incrementará la movilidad de la población desde las principales ciudades de México hasta la frontera norte.
¡Que viva la Revolución mexicana!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!