Blanca Revuelta, es una de las muchas mujeres tabasqueñas que han decidido dar a luz a su hijo, mediante el parto humanizado y que ahora agradece la calidez del personal de la Secretaría de Salud que capacitó a su esposo y a ella, para haber recibido a su bebé con una experiencia única y privilegiada, según sus palabras.
En su caso, relata, haberse enterado de este tipo de parto, en el que se evita desde un principio la intervención quirúrgica conocida como cesárea, por lo que desde a inicios de su embarazo, acudió al Centro de Salud y Servicios Ampliados “Maximiliano Dorantes”, donde se le orientó, dio seguimiento – con estudios – a su embarazo y se le confirmó que era apta para el parto humanizado.
“Me mandaron hacer todos los estudios necesarios, de hecho, me mandaron a hacer como tres cuatro veces los estudios para ir monitoreando que todo estuviera bien con la bebé”, comenta doña Blanca.
Recuerda que lo más intenso fue en el último mes del embarazo cuando, luego de ser capacitada en posturas de yoga, con diversos tipos de estiramiento, respiración, y en el caso particular de su esposo, a saberle dar masaje para que, en el momento del parto, atenuar las contracciones y dolor.
“Ahí, le iban diciendo, los masajitos que me podía hacer, alguna presión aquí en la cadera, que me podía hacer para que redujera el dolor”, refiere.
La señora Blanca Revuelta describe que su parto fue en la víspera del Día de Reyes, a las 11 de la noche, sin que a como se le prometió, tuviera problema alguno al parir a su bebé, a la que llamaron Marina.
“El parto fue sin ninguna complicación. Todo bien, gracias a Dios”, asegura.
Reconoce estar satisfecha por toda la capacitación y la atención cálida que le brindaron las enfermeras María Dolores y Luz Marina, porque, recuerda, que vieron por ella en todo momento durante el parto y todavía, unas horas después, pese a que su turno ya había terminado.
“Las enfermeras son un amor y son súper atentas. Yo empecé (con el proceso de parto) a las 06:00 de la mañana, me dejaron ahí ingresada y no les pagan horas extra, pero ahí, se quedaron hasta la noche y todavía, hasta el otro día, porque me dejaron en observación ocho horas más”, señala doña Blanca.
El acompañamiento de su esposo, reitera, fue pieza clave para que todavía tuviese más seguridad y confianza para lograr parir a su hijo, y en suma con las enfermeras, fuera un trabajo en equipo para su parto.
“Las enfermeras le iban enseñando (las enfermeras) a mi esposo que un masaje para la cadera era para que se me fuera quitando la contracción. Y si me iban diciendo cuando empujaba hacia acá, hacia abajo. O sea, todo, todo; me iban instruyen súper bien. Él lo recibió y le cortó el cordón también”, reconoce.
Por esa experiencia inolvidable y de satisfacción, la señora Revuelta exhorta a las mujeres que se sientan con el deseo de ser valientes y de recuperar la ancestral forma de dar a luz a un hijo, venciendo y mitigando las contracciones, por todo un trabajo previo de capacitación por personal profesional de la Secretaría de Salud, especializado en parto humanizado.
“Invitarlas (a las mujeres embarazadas), porque sí es una experiencia muy bonita que a pesar de todo el dolor que uno va sufriendo, o sea, un privilegio todo lo que lo que se puede hacer ahí, porque en un parto normal acostada, te ponen medicamentos. Y aquí (con el parto humanizado), la verdad, con mucha paciencia, ni contracciones, ni la tensión, aunque casi veintitantas horas”, expresa.
Blanca Revuelta remarca que no se trata de sólo profesionalismo por parte de las enfermeras, como María Dolores y Luz Marina, sino del gran amor con el que tratan a la paciente y a su pareja, incluso para definir cuál sería la postura correcta del parto.
“(Las enfermeras) nunca perdieron la paciencia. Siempre están echándome porras. Y me decían: si quieres puedes intentar, sentada en cuatro puntos parados. O sea, como tú te sientas cómoda. Las enfermeras Dolores y Luz son unos ángeles que me mandaron para guiarme en todo el proceso”, afirma.
En 2023, la Secretaría de Salud atendió un total de 182 partos humanizados, de los cuales 34 fueron en el centro de salud de Buenavista de la zona Yokot’an, otros 123 en el del Hospital Comunitario de Nacajuca y finalmente otros 25 más en el “Maximiliano Dorantes”.