No se necesitan muchos ingredientes para crear un plato que satisfaga hasta los paladares más exigentes. En este sentido, el sándwich mixto se erige como un emblema de la cocina sencilla pero deliciosa.
Nos hemos enterado que el 12 de abril se celebra el Día Mundial del Sandwich Mixto para rendir homenaje a esta joya culinaria que ha deleitado a generaciones enteras y que es el comodín en cualquier cocina, para una comida o cena deliciosa.
El sándwich mixto es un manjar modesto pero sublime. Sus componentes básicos son el pan de molde, la mantequilla, el jamón cocido y el queso. A partir de esta simple base, las posibilidades son infinitas. Se puede jugar con diversos complementos y técnicas de preparación, ya sea en una sartén, una plancha o una sandwichera, siempre y cuando el queso adquiera esa consistencia fundida y el pan un tono dorado y apetitoso.
Aunque se dice que su origen se remonta a la Inglaterra del siglo XVIII, con el paso del tiempo ha evolucionado y se ha adaptado a diferentes culturas culinarias. En algunos lugares, al sandwich mixto se le conoce con el nombre de «bikini».
No hay mejor manera de celebrar esta ocasión que disfrutando de un buen sándwich mixto. No requiere guarnición, aunque siempre se puede acompañarlo con unas crujientes patatas fritas o una fresca ensalada para equilibrar las calorías. Para aquellos que deseen sumarse a la celebración, aquí dejamos la receta del clásico sándwich mixto y algunas versiones igualmente deliciosas y creativas.
Cómo hacer un sandwich mixto perfecto
La receta clásica es tan simple como efectiva: jamón cocido y queso entre dos rebanadas de pan untadas con mantequilla, luego doradas en la sartén hasta que el queso se derrita y el pan adquiera ese característico tono tostado.
Otras variantes podrían ser sustituyendo el jamón cocido por tiras de carne de cerdo o por jamón serrano. También puedes combinar varios tipos de queso o añadir algunas especias que te gusten como orégano o tomillo.
Para hacerlo más sano, sustituye el jamón cocido por pavo y la mantequilla por un poco de aceite de oliva. Hay muchas combinaciones posibles, aunque nosotros nos quedamos con el clásico. ¡Que aproveche!