Medidas preventivas como el empleo de mosquiteros y buenas prácticas higiénicas en la preparación, el transporte, almacenamiento y consumo de alimentos reducen el riesgo de enfermedad de Chagas. Se trata de un padecimiento que, por lo general, ocasiona síntomas años después de que el insecto infectó a la persona, lo que complica la detección oportuna, señalaron especialistas de la Secretaría de Salud.
La enfermedad de Chagas es una afección parasitaria, sistémica, crónica, transmitida principalmente por vector conocido como chinche besucona, y es causada por el protozoario Trypanosoma cruzi. Cabe mencionar que los aspectos socioeconómicos limitados influyen en su desarrollo.
El principal mecanismo de transmisión es vectorial, por hemípteros (chinches), de la subfamilia Triatominae (con alimentación hematófaga) y ocurre al depositar sus heces infectadas en heridas de la piel o sobre mucosas. Otras modalidades son la transfusional, congénita, por trasplante de órganos u oral.
A largo plazo, 30 por ciento de pacientes puede tener daño crónico e irreversible en el sistema nervioso, digestivo y cardiovascular, con complicaciones como aneurisma apical, miocarditis, insuficiencia y trastornos del ritmo cardíaco. El resto, es decir, 70 por ciento de las personas que se contagia, no desarrolla síntomas, aunque algunas pueden presentar fiebre, hinchazón, tos, lesiones cutáneas y dolor abdominal o de cabeza.
La detección y el tratamiento de niñas y mujeres en edad fértil es esencial para detener la transmisión congénita transplacentaria. Esta enfermedad es curable cuando el tratamiento con medicamentos se suministra en la fase aguda de la enfermedad, durante los siguientes días después del contagio.
Es endémica en 21 países de las Américas y afecta a un estimado de seis millones de personas en la región, donde cada año se registran promedio de 30 mil nuevos casos, 12 mil muertes y nueve mil infecciones en niñas y niños que se contagiaron durante la gestación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece diversas medidas para su control, entre las que destacan:
• Realización de estudios entomológicos para tener conocimiento sobre la distribución del vector y el riesgo de infección para la población.
• Rociado de las casas y sus alrededores con insecticidas de acción residual.
• Mejora de las viviendas y limpieza para prevenir la infestación por el vector.
• Medidas preventivas personales, como el empleo de mosquiteros; buenas prácticas higiénicas en la preparación, transporte, almacenamiento y consumo de alimentos.
• Acciones de información, educación y comunicación contextualizadas para diferentes actores y escenarios sobre medidas preventivas e instrumentos de vigilancia.
• Pruebas de tamiz de la sangre donada.
• Pruebas de tamiz en órganos, tejidos o células donados y en los receptores.
• Acceso a diagnóstico y tratamiento oportuno para las personas que requieren tratamiento antiparasitario, especialmente durante la infancia y en las mujeres en edad fértil antes del embarazo.
• Pruebas a hijas e hijos de madres infectadas sin tratamiento antiparasitario antes del embarazo.
El Día Mundial de la Enfermedad de Chagas, que se conmemora el 14 de abril, fue establecido por la OMS en mayo de 2019, con el propósito de dar visibilidad y sensibilizar a gobiernos y sociedad sobre la importancia de mejorar la detección, ampliar la cobertura de diagnóstico y el acceso a la atención.