La obesidad es una enfermedad crónica inflamatoria que necesita tratamiento de largo plazo porque está asociada con la aparición de casi 200 complicaciones diferentes. La lista de esas alteraciones a la salud incluye diabetes, cáncer, complicaciones por Covid, ceguera, amputaciones, fallar de riñones e hígado, afectaciones ortopédicas, metabólicas y de salud mental.
La anterior problemática fue expuesta detalladamente por la doctora Carolina Solís Herrera, jefa de la División de Endocrinología en Universidad de Texas, en San Antonio, durante la conferencia magistral de apertura del Congreso Internacional de Investigación sobre Obesidad, que inauguró ayer el Tecnológico de Monterrey, en su Campus Central.
Este encuentro es la tercera edición de la revisión del “estado del arte”, que hace el Institute for Obestity Research, del Tecnológico de Monterrey, que cuenta con 70 investigadores que trabajan en campos como alimentos saludables; bioingeniería y dispositivos médicos; medicina experimental, biología integrativa y políticas pública.
En la edición 2024 se cuenta con la presencia de cerca de 300 expertos de Costa Rica, Chile, España, Estados Unidos, Francia y México.
ABORDAJE HOLÍSTICO
En México, 37 por ciento de la población adulta padece obesidad y 30 por ciento de la población infantil, como explicó Juan Pablo Murra, rector de Profesional y Posgrado del Tecnológico de Monterrey, en la inauguración oficial del Congreso.
La obesidad es un tema que se debe estudiar a fondo porque reduce hasta diez años la esperanza de vida de las personas que la padecen. Además, genera sufrimiento individual y carga económica a los sistemas de salud pública.
“La pandemia de Covid nos mostró cómo la obesidad es una enfermedad crónica, que cuando se junta con otras condiciones patológicas, puede tener efectos devastadores”, dijo la Doctora Solís Herrera, en la primera ponencia científica del encuentro.
“Lo que sabemos hasta ahora, basados en nuestras guías y en múltiples asociaciones, es que la obesidad está asociada con casi 200 complicaciones; metabólicas, mecánicas, psicológicas y cognitivas. Son muchas complicaciones, sin embargo, sabemos que entre las más importantes están la prediabetes, la diabetes que pueden llevar a condiciones muy graves, con múltiples complicaciones y son la causa número uno de ceguera, amputación, enfermedad renal terminal y también son causa de numerosas muertes cardiovasculares en el mundo”, agregó la investigadora que también es Directora Médica de las Clínicas de Diabetes, Obesidad y Endocrinología, de la Universidad de Texas en San Antonio.
La especialista en medicina interna y endocrinología presentó datos nuevos sobre los niveles de eficacia y seguridad de los medicamentos que actualmente se usan para suprimir el apetito, pero antes subrayó que no hay soluciones mágicas y que un tratamiento a largo plazo debe apoyarse en cuatro columnas: 1) Acompañamiento en nutrición, 2) Acompañamiento psicológico, 3) Actividad física y 4) Uso de medicamento que actúan en el sistema nervioso central para generar saciedad.
En conversación, para los lectores, la Doctora dijo que hay dos generaciones de medicamentos para inhibir el apetito y controlar el exceso de peso; ambos trabajan sobre el sistema nervioso central, específicamente sobre el hipocampo y el tallo cerebral.
La primera generación de estos medicamentos fue anterior a la aprobación y uso de la molécula Semaglutida, que salió al mercado en 2018. Esos medicamentos actuaban como inhibidores del apetito y ayudaban a reducir hasta el 10 por ciento el peso de los pacientes.
En la actualidad hay una nueva generación, que permite reducir el peso de los pacientes entre 15 y 20 por ciento. En ese grupo, llamado “medicamentos de segunda generación” está la Semaglutida y un nuevo fármaco que ya se vende en Estados Unidos, pero todavía no se autoriza en México, llamado Tirzepatida, que originalmente fue desarrollado para tratar la Diabetes melitus tipo 2, pero que ha mostrado efectos positivos para el control de obesidad.
Medicamentos para diabetes que controlan la obesidad
Una de las terapias farmacológica que los médicos ya consideran revolucionaras para el control de la obesidad, pero que surgió en la búsqueda de mejorar el tratamiento de la diabetes es una familia de moléculas llamadas Agonistas de la GLP-1, que han sido creadas en laboratorio con biotecnología y que imitan el trabajo de una hormona que normalmente produce el cuerpo humano, llamada GLP-1. Estos medicamentos reducen efectivamente el azúcar en sangre o hemoglobina glicada, sin riesgo de que los pacientes tengan crisis de hipoglicemia o baja grave de azúcar, al aumentar la secreción de insulina. Además de este proceso, los medicamentos GLP1 demostraron producir baja de peso al retardar el vaciamiento gástrico (VG) y aumentar la saciedad.