La Ciudad de México es conocida por su vibrante cultura, su historia rica y su clima variado; sin embargo, desde hace varias semanas las temperaturas han alcanzado niveles extremadamente altos, generando una serie de desafíos para sus habitantes. Pero además de las noches calurosas y el sudor en el Metro, entre las poblaciones más vulnerables se encuentran las personas con trastornos, quienes pueden experimentar un agravamiento significativo de sus síntomas debido al calor.
Cuando ya llevamos días de calor, se genera una reacción de estrés en el cuerpo […] y hay un desbalance de neurotransmisores, en particular de serotonina y dopamina, lo cual impacta en los estados de ánimo, explica la doctora Ingrid Vargas en entrevista.
¿Por qué las personas con trastornos son más susceptibles al calor?
Si bien las altas temperaturas ponen de malas a cualquier persona que deba salir a la calle, de acuerdo con la médica psiquiatra Ingrid Vargas, quien también es coordinadora de investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, las altas temperaturas tienen un impacto más grande en las personas que padecen algún trastorno tales como trastorno bipolar, depresión, ansiedad o Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDHA).
En la última década hemos volteado a ver un poco más lo que hacen los cambios de clima sobre la salud mental y una de las teorías reconoce al calor extremo como un estresor y sobre cuando es sostenido genera una reacción de estrés en el cuerpo y eso provoca toda una cascada de de sustancias, explica la psiquiatra.
La doctora explica que cuando se da esta caída de sustancias tales como la dopamina y la serotonina, todo se siente “a flor de piel”, por lo que es común tener reacciones violentas que suceden a la menor provocación. De la misma forma, Vargas explica que los cambios de clima normalmente vienen acompañados de distintos episodios de ánimo que, en el caso de quienes padecen trastorno bipolar, pueden ir desde una manía cuando las temperaturas son más altas, hasta la depresión cuando el invierno está cerca.
Pero además de esto, las altas temperaturas adormecen otras funciones cognitivas, tales como la atención y la memoria, por lo que para personas que padecen TDAH puede traducirse como un incremento en su “procrastinación” y falta de memoria a corto plazo.
Es normal que nos cueste más trabajo tomar decisiones y llevar a conclusión una tarea, entonces no es que digamos ‘soy una procrastinadora’, sino que de verdad a nuestro cerebro se dispersa con mayor facilidad y además estamos de malas, enojadas e incómodas, nos confirma la doctora Ingrid Vargas.
De la misma forma, esta gran ola de calor que está alcanzando récords históricos en la Ciudad de México, puede llegar a desencadenar algún tipo de trastorno entre las personas que a pesar de no estar diagnosticadas, han presentado síntomas de, por ejemplo, ansiedad. Esto se ve reflejado en la experiencia de la propia doctora, pues explica que durante los periodos de más calor “los servicios de urgencias psiquiátricas aumentan hasta en un 30%” y estas visitas de emergencia tienen que ver con episodios de violencia de una ansiedad muy severa.
Y no es como que el clima haga aparecer trastornos que nunca estuvieron ahí, sino que hay ciertas características que se manifiestan poco a poco y las altas temperaturas desencadenan una reacción bioquímica que descompensa los niveles de ciertas sustancias, lo que termina en alguna crisis de ansiedad e incluso de pánico.
El calor, una amenaza latente para quienes padecen TDAH
Como lo ha explicado la doctora Ingrid Vargas, el calor siempre generará alguna respuesta de estrés aunque no haya un trastorno de por medio e incluso puede llegar a detonar crisis de ansiedad cuando no se sabe cómo manejar las emociones, pero en las personas que padecen TDAH parece estar mucho más marcada esta reacción ya que sus tareas cotidianas se ven afectadas debido a este estrés climático.
Si bien, la psiquiatra señala que quienes padecen este trastorno no suelen ir a la sala de emergencia, es posible notar las alteraciones en sus actividades porque “les cuesta mucho más trabajo concentrarse, retener información o terminar tareas”.
Es así como las infancias y adultos con TDAH normalmente son señalados por sus superiores, ya que comienzan a tener fallas en la escuela o el trabajo y comienzan a enfrentarse a “quejas de los profesores como de ‘este niño no pone atención, está más disperso que nunca, está más rebelde, más contestón’ y le hablan a los papás sin percatarse de que es el ambiente lo que genera algo importante con su salud”.
Y lejos de ser un capricho o falta de ganas, la doctora afirma que cuando las temperaturas son muy altas, el cuerpo se concentra en tratar de nivelar la temperatura corporal y todas las funciones vitales, por lo que a la mente le cuesta más mantener su atención en factores externos, tales como la escuela o el trabajo.
¿Los medicamentos psiquiátricos pierden su efectividad con el calor?
Ahora bien, otra de las grandes preocupaciones de quienes padecen algún trastorno y han notado alteraciones durante las altas temperaturas que azotan al país es saber si el medicamento que toman perderá su efectividad debido al calor y la respuesta corta es un rotundo ‘no’, pero de acuerdo con la doctora Ingrid Vargas, el metabolismo es el que sí puede verse afectado.
El calor si hace que nos deshidrate entonces si tomas un medicamento que tiene metabolismo a nivel hepático (que son la gran mayoría), no va a tener mayores implicaciones. Pero con los fármacos que se procesan a nivel de riñón hay que pedir a los pacientes que tengan un buen estado de hidratación porque si nos deshidratamos, los medicamentos se concentran más en el cuerpo y eso, en algunas sustancias, puede llegar a ser tóxico, confirma la doctora.
A pesar de esto, es de suma importancia señalar que los medicamentos no pueden suspenderse si no existe ninguna indicación del psiquiatra de cabecera, porque de hacerlo, las repercusiones podrían ser bastante graves: “si el médico lo considera adecuado, puede mandar a solicitar un nivel en sangre para verificar que no nos estamos intoxicando”.
De la misma forma, resulta importante señalar que el impacto del calor no es igual para todas las personas, ya que quienes se encuentran en situaciones socioeconómicas vulnerables, sin acceso a aire acondicionado o agua limpia, están más expuestas a los efectos negativos del calor. Además, la Dra. Vargas señala que las infancias y adultos mayores tienen una mayor dificultad para regular su temperatura corporal, lo que los hace más vulnerables; algunas recomendaciones para mitigar el impacto del calor pueden ser:
Hidratación adecuada: beber suficiente agua y evitar bebidas alcohólicas y azucaradas.
Alimentación: consumir frutas y verduras de temporada, que son más acuosas y nutritivas.
Ambiente: mantener los espacios frescos, utilizando ventiladores y cubriendo ventanas para bloquear el calor.
Rutinas: adaptar las actividades diarias, evitando salir durante las horas más calurosas del día.
No eres tú, es tu cerebro sobreviviendo al calor
Es un hecho que el calor llegó para quedarse y aunque estos padecimientos pueden parecer un caso aislado y alejado de lo que tú, lectora o lector que llegó hasta aquí, conoces, todas las personas nos encontramos padeciendo las altas temperaturas.
Por ello, la Dra. Ingrid Vargas hace un llamado para quienes se encuentran en puestos de jefes o profesoras para ejercitar la empatía y reconocer que si bien es necesario cumplir con las responsabilidades diarias, cada cerebro funciona de manera diferente y es un hecho que el calor trae consecuencias para quienes padecen algún trastorno.
Toca levantar la voz para las y los empleadores, para las y los profesores, y decir ‘oigan, de verdad el cuerpo y la mente no están en condiciones de funcionar adecuadamente’; traten de hacer más pausas, de ser un poquito más tolerantes y eso seguramente nos va a ayudar a todos a bajar el estrés, pide la Dra. Ingrid Vargas.
De la misma forma, hace un llamado para las personas neurodivergentes y les recuerda que el calor es uno de esos factores que no se pueden controlar, por lo que debes dejarlo fluir e intentar concentrarte en cuestiones que sí se encuentran dentro de tu manos.
Las personas que viven con alguna neurodivergencia, se enfrentan a factores tanto internos como externos con los que debe aprender a vivir, por lo que es importante reconocer que muchas veces es una lucha tan grande que las deja agotadas. Es por ello que la empatía, la tolerancia y la apertura pueden ayudar a que se dejen de lado los estigmas de salud mental, mientras se reconocen todas las formas de ver y enfrentar el mundo, un mundo que seguirá estando lleno de calor.