Panecitos empacados que no debes darle a tus hijos

El regreso a clases implica para muchos padres un reto, sobre todo cuando pensamos en lo que le daremos a nuestros hijos para comer durante la hora del recreo, pues es muy fácil que puedan adquirir alimentos empacados y ultraproceados que no sean tan benéficos para la salud de debido a su alto contenido de azúcares como son algunos de los panecitos empacados como Gansito, Pingüino o demás variedad que venden en todas las tienditas.

Para identificar los productos que son dañinos para los niños la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) elaboró un estudio de calidad en febrero del 2022 que demuestra cuáles son las marcas que contienen más azúcares y por ello no se recomienda que sean consumidas por menores de edad. Los resultados fueron publicados en la Revista del Consumidor, se analizaron 25 marcas de pastelitos empacados y los resultados arrojaron que tienen un promedio de azúcares añadidos de 15.4 gramos, equivalentes a 3.08 cucharadas cafeteras de azúcar.

De acuerdo con el estudio de la Profeco el panecito Hostess Cinammon Roll, de marca americana con 29.9g de azúcares añadidos. “La mayoría de los productos analizados cubren por sí solos la recomendación diaria de azúcares de la OMS. Aun cuando hay otros pastelitos que pueden contener menos azúcar, su consumo junto con otros alimentos podría exceder por mucho la recomendación.”

5 marcas de pastelillos que no deben comer los niños

No se recomienda que los menores de edad coman estos productos ya que contienen edulcorantes que son muy perjudiciales para la salud de los menores de edad, ya que inducen el hábito de consumir sabores intensamente dulces, entre otros impactos graves que se han estudiado. Y hay que recordar que el consumir más calorías aparte de las necesarias lleva al sobrepeso y la obesidad. Por su alto contenido de calorías, el consumo de estos productos debe ser sólo ocasional y en cantidades moderadas, no un hábito, ni mucho menos el sustituto de una de las tres comidas principales del día.

Dálmata: aporta 232 calorías, 11.1 gramos de grasa así como 21.6 gramos de azúcar, es un pastelito con relleno sabor chocolate, con cobertura blanca y gotas sabor chocolate.

Gansito: aporta 195 calorías 21.6 gramos de azúcares y 2.2 de grasa, es un pastelito con relleno cremoso y de fresa, con cobertura sabor chocolate, adicionados con vitaminas y minerales.

Napolitano: aporta 244 calorías, 25.7 gramos de azúcar y seis gramos de grasa se trata de un pan de vainilla con saborizante a naranja con relleno y cubierta de chocolate.

Mrs. Freshley´s Balonazo: aporta 223 calorías, 6.3 gramos de grasa y 25.1 gramos de grasa, es un pastelito con relleno cremoso de origen americano.

Chocotorro: aporta 204 calorías, 20.3 gramos de azúcares y 8.7 gramos de grasa Pastelito con relleno cremoso de fresa, adicionado con vitaminas y minerales.

¿Por qué a los niños y niñas les gusta tanto comer azúcar?

Los niños son propensos a desarrollar gusto por los alimentos dulces y estudios recientes muestran que tienen a desarrollar compulsión por el azúcar, ya que hay una relación muy cercana entre el crecimiento (desarrollo de los huesos) y los sabores dulces, pues crecer requiere una alta demanda calórica, por esa razón les fascinan las golosinas, no obstante el consumo en exceso de ese tipo de alimentos puede poner en riesgo su salud causando que sean propensos a graves enfermedades crónico degenerativas como la diabetes infantil.

«Cuando los marcadores de crecimiento de huesos comienzan a disminuir en la niñez, también se reduce la preferencia que los jóvenes muestran por soluciones altamente azucaradas», explicó la investigadora Susan Coldwell de la Universidad de Washington.

La especialista descubrió la necesidad biológica de los niños por consumir alimentos altamente azucarados. Otro factor es que la leche materna tiene un sabor dulce y de manera inconsciente se desarrolla afinidad por ese dulzor, un sabor que se conoce desde los primeros días en que nos alimentamos.

Por esta razón es que los niños y niñas rechazan los sabores amargos, pues las papilas gustativas no reciben con agrado los alimentos que podrían ser tóxicos, pero eso cambia cuando los menores de edad entran en la etapa de la adolescencia y al ser adultos son más afines a todo lo amargo.

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