La venta de medicamentos falsos y productos milagro en México se ha filtrado ya a los espacios más privados de las familias: se ofrecen ahora de hogar en hogar o por medio de llamadas telefónicas a casa o celular.
Se trata de pastillas, cápsulas o tabletas a las cuales se les atribuyen efectos extraordinarios para curar diversas enfermedades crónicas o comunes, aunque en realidad representan un riesgo para la salud.
Este modo de operación íntimo, de puerta en puerta, es maquinado al interior de “empresas fantasma”, advierte la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
Según la dependencia, en los últimos años se han detectado alrededor de 10 empresas de este tipo, cuyas redes se extienden por todo el territorio nacional e incluso al extranjero, conforme a líneas abiertas de investigación. Algunas ya han sido desarticuladas, pero otras continúan en activo…
En la mayoría de los casos violan la Ley de Propiedad Industrial, al usar en sus productos marcas registradas y reconocidas entre la población.
“Su particularidad es que tienen nombres y presentaciones muy similares a las que sí son medicamentos, se actualiza un uso indebido de marcas y los representantes legales de esas marcas están en posibilidad de denunciarlo ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial”, señala Álvaro Pérez Vega, comisionado de operación sanitaria de la Cofepris.
“Hay un problema fuerte de medicamentos falsos, que después de los análisis de laboratorio se comprueba que sólo contienen azúcar, agua, harina, sal, almidón u otras sustancias inservibles o, todavía peor, con consecuencias nocivas para las personas”, refiere Rafael Gómez Ramón, director general de Quejas de la Procuraduría Federal del Consumidor, instancia involucrada en el combate a los productos milagro.
ENGANCHE. Doña Ernestina Sosa, de 68 años, habitante de la colonia Estrella Culhuacán, en la Delegación Iztapalapa, sufrió una grave infección digestiva tras consumir un producto ofertado frente a su hogar, apenas a principios de agosto.
“Tocó a la casa un chico de unos 20 años, venía con otros jóvenes vendedores. Él era muy amable, traía en su mochila muchas cajas de medicamentos, pero uno me convenció porque desde hacía tiempo estaba buscando algo para el dolor de huesos”, cuenta.
—Traigo lo que usted necesita y a un precio más bajo por promoción especial para gente de la tercera edad–, la enganchó el muchacho.
“Sacó una cajita roja y me dijo el nombre del medicamento. Es excelente para la inflamación de las articulaciones y de las rodillas, además de que alivia la osteoartritis. ¿A poco no lo ha visto anunciado en la televisión?, me dijo… Como que sí me sonaba, me dio confianza porque estaba envuelto en plástico”.
—¿Éste a cómo lo está dando? –preguntó ella.
—Si usted se fija en la caja, tiene un precio de venta al público de 350 pesos, pero por única ocasión lo venimos ofreciendo a 99 pesos.
—Oiga, ¿y por qué tan barato?
—Es por promoción y como apoyo a los abuelitos. Pero no se arrepentirá, luego hasta va a querer más, le voy a dejar un número donde puede hacer pedidos.
“El chiste es que lo compré y ese mismo día lo comencé a tomar: una tableta diaria… A los dos días iniciaron los cólicos, la diarrea y el vómito. ¿Pues qué comiste mamá?, me decían mis hijas. Tuvieron que llevarme al médico y cuando la doctora preguntó si había ingerido algo extraño, caí en la cuenta de esas pastillas. No ande automedicándose, me regañó, y menos comprando medicina que no sabe ni de dónde viene. Tardé una semana con el dolor de panza”.
La doctora pidió a las hijas le llevaran la caja: el nombre de la marca estaba alterado por una letra, no contaba con los números de registro sanitario ni de lote. “Esto es falso, tenemos que reportarlo a la Cofepris”, le comentó a doña Ernestina.
La afectada y sus familiares intentaron en vano llamar al teléfono proporcionado por el vendedor y a otro número inscrito en el empaque. No existían.
Don Arturo Montes, otro de los vecinos de la calle Hacienda, en Estrella Culhuacán, adquirió un antireumático. Por fortuna, aplazó la toma, pues en los siguientes días tenía programado un estudio de laboratorio. “Después de mis análisis me lo comienzo a tomar”, decidió. Fue alertado a tiempo sobre el falso producto.
En la zona, se conoció de al menos un par de víctimas más, burladas por esta red. Doña Hortensia compró un “anti-inflamatorio con cartílago de tiburón”. “Ni modo: ya nos fregaron la salud y 100 pesos, pero uno no quisiera decir nada, qué tal si los malos se dan cuenta quién está hablando y nos dan un susto”. Tuvo náuseas por varios días.
FANTASMALES. “Desafortunadamente hemos tenido noticias de que estos productos han causado tragedias, y es cuando queremos abrir los ojos. Además de que se abandona un tratamiento en forma y hay afectación económica, se registran daños a la salud, desde dolor de estómago, intoxicación leve o aguda; dependiendo la formula o las malas prácticas en su elaboración, pueden derivarse varios padecimientos negativos”, asegura Pérez Vega, de la Cofepris.
—¿Cuál es el perfil de estas organizaciones fantasma dedicadas a la venta de vivienda en vivienda? –se le pregunta.
—El común denominador es que se esconden, nunca presentan aviso de funcionamiento, dan domicilios y números telefónicos falsos, operan en redes sociales y buscan a grupos de personas que por ignorancia, engaños o mala voluntad aceptan vender productos casa por casa, de boca en boca, en busca de posicionar productos piratas o falsos
—¿Cuántas han descubierto?
—Tenemos un perfil muy similar en el caso de 10 empresas, que venden copias de los medicamentos, que se esconden y van casa por casa. Algunas ya se han desmantelado o se tiene el reporte de que no continúan. En el momento en que hemos podido identificar el lugar tanto de almacenamiento como de producción, aseguramos los productos y sellamos las máquinas.
A la par, Cofepris ha detectado en la presente administración otras 180 empresas ofertantes de productos milagro en todos los estados de la República.
—¿Cuál es la diferencia entre las 10 primeras y estas 180?
—Las 180 han cometido irregularidades, pero sí dan la cara, han tenido desviaciones en la venta de productos porque les adjudican cualidades terapéuticas, preventivas, curativas que no tienen. Las otras 10, cuyo alcance no conocemos, se esconden, cambian de nombre, domicilios, presentaciones y se dedican a estar engañando en las casas. No tienen aviso de funcionamiento ante Cofepris, que es el acta de nacimiento en términos sanitarios. Son empresas fantasma.
Un pequeño logotipo, en la parte inferior de una de las cajas vendidas a domicilio, arroja una pista. Vamos tras ella…
Características de medicamentos falsos
*No cuentan con registro sanitario
*Usan de manera ilegal marcas registradas
*Tienen en su etiquetado fotografías de huesos, articulaciones, órganos, sistemas y aparatos del cuerpo humano
*Tiene leyendas propias de medicamentos, pero son avaladas por la Cofepris
*La mayoría de los ingredientes son desconocidos o se omite su declaración
¿Y los producto milagro?
Formula que se vende con la intención de que la gente lo confunda con un medicamento autorizado. No cuenta con evaluación científica. Ofrecen efectos extraordinarios sin esfuerzo y pretende mejorías imposibles para la ciencia: bajar de peso, acabar con la disfunción eréctil, detener la caída del cabello, desaparecer arrugas. Violan el artículo 32 de la Ley Federal de Protección al Consumidor, que refiere a la publicidad, “que induce al error o confusión del consumidor por la forma inexacta, falsa, exagerada, parcial, artificiosa o tendenciosa”. Y el artículo 7, el cual obliga a los productos a cumplir lo ofrecido. (Fuente: Cofepris-Profeco)