Hallan residuos tóxicos en tortillas

Se encontraron residuos de un herbicida cancerígeno conocido como glifosato en muestras de harina de maíz del grupo Masecaen México, esto de acuerdo con la Asociación de Consumidores Orgánicos (ACO).

Los resultados de las muestras de laboratorio donde se hizo pruebas a harina de maíz blanco y amarillo de la marca Maseca, mostraron concentraciones de glifosato que van desde 5.14 hasta 17.59 microgramos de glifosato por cada kilo de harina.

El glifosato es el principal componente del herbicida Faena o Roundup de la compañía Monsanto (Bayer), cuyo uso aumentó significativamente a partir de la aparición de los cultivos transgénicos.

Es muy alarmante que se encuentre glifosato en las harinas para la producción de tortillas y otros productos alimenticios.

Este herbicida mata a todas las plantas, excepto a las modificadas genéticamente para resistir su efecto; fue creado por las trasnacional Monsanto en 1974. En países como Portugal, Italia y en Vancouver, Canadá, está prohibido el uso de este herbicida en parques y jardines públicos.

La harina de maíz Maseca es una de las marcas que más se usan en el país para la elaboración de tortillas. De hecho, en las 80,000 tortillerías, 15, 000 tiendas de conveniencia, 5,800 supermercados “ninguna vende tortilla nixtamalizada”, todas son de harina, denunció en diciembre del año pasado Rafael Mier, promotor del Rescate del Consumo de la Tortilla en México.

“No es lo mismo una verdadera tortilla con maíz de nixtamal que una tortilla comercial de harina de maíz industrializada de baja calidad, con conservadores y aditivos”, agregó el empresario y activista, de acuerdo con un reporte de la agencia EFE.

Glifosato: qué es y cómo afecta a la salud
El glifosato es el herbicida más utilizado en el planeta y «fue clasificado como probable cancerígeno por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) en marzo de 2015 basándose en estudios epidemiológicos en trabajadores agrarios de Estados Unidos, Canadá y Suecia», según afirma el sindicato CCOO, que opina que la reautorización del glifosato «es una oportunidad perdida para la salud de trabajadores y del conjunto de la población».

Un informe de Greenpeace advierte de que los productos a base de glifosato pueden tener efectos adversos sobre la salud humana y animal y el medio ambiente. Según la organización ecologista, la exposición de los seres humanos al glifosato «ha sido vinculada a varios efectos crónicos: reproductivos (defectos de nacimiento), cáncer, neurológicos (incluso implicado en causar el mal de Parkinson), y efectos agudos por el uso directo del producto por los agricultores o por la exposición de los habitantes».

Asimismo, Greenpeace señala que estudios científicos demuestran el potencial del glifosato «para interrumpir la reproducción, por su capacidad de causar daño mitocondrial, necrosis y muerte celular en células embrionarias y placentarias; y de causar alteraciones endócrinas, incluyendo la interrupción en la producción de progesterona y estrógenos, y el retraso en la pubertad masculina».

«El glifosato interactúa con la química y la biología del suelo, provocando una serie de impactos que incluyen la reducción de la nutrición de las plantas y el incremento su vulnerabilidad a las enfermedades. El glifosato también puede lixiviarse hacia aguas superficiales y subterráneas, donde puede dañar la vida silvestre y, posiblemente, terminar en el agua potable», indica el informe.

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