UN EDÉN GANADERO LLAMADO TABASCO

La historia de la ganadería en Tabasco se encuentra ligada a nuestra cultura porque, como se dice coloquialmente: en cada familia hay al menos un ganadero, ya sea en mayor o menor escala.

Desde su introducción por los conquistadores españoles en el siglo XVI, el hato bovino ha formado parte del paisaje local; sin embargo, como cualquier otra actividad, esta ha pasado por un duro proceso, a tal grado que actualmente se mantiene en franco nivel de supervivencia.

El investigador Narciso Rodríguez relata que en el siglo XVII existía un importante volumen de animales bovinos de los cuales se obtenía grasa y pieles; sin embargo, después de esta abundancia inicial, el hato declinó y para el siglo XIX la ganadería quedó reducida a una actividad complementaria de la agricultura.

Fue hasta 1920 cuando el entonces gobernador Tomás Garrido Canabal, implementó un plan de reactivación basado en cuatro ejes, entre los que se encontraban la sustitución de los pastos tradicionales y el mejoramiento genético mediante la introducción de la especie cebú.

Esto permitió a los productores la creación en 1936 de la Unión Ganadera Regional de Tabasco (UGRT), y con ello nacieron varias empresas como Frigorífico y Empacadora de Tabasco, Ultralácteos, Fábrica de Alimentos Balanceados, Cooperativa de Consumo Ganadero, Cooperativa de Transporte y la Unión de Crédito.

DE LA BONANZA A LA CRISIS

Durante el periodo de 1970 a 1980, el sector agropecuario tuvo una importante disminución en términos de producción, ya que solo contribuyó en promedio con poco más del 11 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB) estatal, esto después de que llegó a aportar hasta el 40 por ciento en décadas anteriores.

Asimismo, a partir de 1997 se redujo el inventario ganadero, que pasó de contar con un millón 721 mil 402 bovinos, hasta un millón 398 mil 493 cabezas en 2005. En el 2000, este tuvo una importante recuperación, al ubicarse en un millón 635 mil animales, pero en 2016 volvió a decrecer a un millón 455 mil semovientes.

Como consecuencia de ese fenómeno, la producción de carne y leche cayó estrepitosamente de 75 mil toneladas y 85 millones de litros, a 65 mil toneladas y 80 millones de litros, respectivamente.

Para el prominente empresario y exdirigente de la Unión Ganadera Regional de Tabasco (UGRT), Arcadio León Estrada, la crisis que enfrenta el sector pecuario organizado se deriva de los problemas que enfrenta el campo mexicano desde hace varios años: “los tiempos cambian; hay una gran crisis en el campo a nivel nacional, la problemática es grave debido a las políticas nacionales que se han implementado, pero es un asunto que todos los miembros de la UGRT deben resolver“.

‘Estampida’ de becerros

Desde 2014, Tabasco registra una salida masiva de becerros en pie que son comercializados por ganaderos locales a engordadores del centro y norte del país, esto a raíz del cierre definitivo del Frigorífico, propiedad de la Unión Ganadera Regional de Tabasco (UGRT).

Aunque este fenómeno representa una opción de mayores ingresos para los productores, los dirigentes de las asociaciones ganaderas en la entidad no dejan de mostrar su preocupación porque se corre el riesgo de disminuir la población del hato local.

Según cálculos de los productores, diariamente salen un promedio de 500 becerros a otros estados de la República, es decir, alrededor de 200 mil semovientes al año.

La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), informó que en 2017 se rompió la marca histórica de venta a Estados Unidos de becerros, al llegar a un millón 379 mil animales enviados desde México.

Al respecto, tanto Oliver Falcón, líder de la Asociación Ganadera Local de Centro, como Seiner Herrera, de Huimanguillo, admitieron que si no se instrumenta un programa de repoblación, el sector pecuario podría verse aún más diezmado.

En 1920 el sector vivió días de gloria, cuando el entonces gobernador Tomás Garrido Canabal implementó un plan basado la sustitución de los pastos tradicionales y el mejoramiento genético

Fue a partir de la década de los 70, con el boom petrolero, que se registró una importante disminución en términos de producción y contribución al PIB estatal

FOTOS: JOEL RUBIO

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