Con el nuevo etiquetado de productos procesados, una Coca-Cola de 600 mililitros deberá tener los sellos de “exceso de calorías”, “exceso de azúcares” y las leyendas “contiene cafeína, evitar en niños” y “contiene edulcorantes, no recomendable en niños”, refirieron en conferencia miembros de la Alianza por la Salud Alimentaria, quienes destacaron que por primera vez se elabora un etiquetado basado en información científica y con el consenso de organizaciones de la sociedad civil, la academia y el gobierno.
Miembros de la Alianza expusieron que la propuesta consensuada del equipo de trabajo para la elaboración del nuevo etiquetado —en el que participaron instituciones de ésta y que será votada en los próximos días— establece que deberá contener las etiquetas de “exceso de calorías”, “exceso de azúcar”, “exceso de grasas saturadas”, “exceso de trans” y “exceso de sodio”, y que quedan enmarcadas dentro del proyecto de norma NOM 051.
“También incluye dos leyendas encaminadas a la protección de la infancia: ‘contiene edulcorantes, no recomendable en niños’ y ‘contiene cafeína, evitar en niños’”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.
Por su parte, Ana Larrañaga, de Salud Crítica, enfatizó que ninguna sociedad recomienda el consumo de cafeína en niños, puesto que “no necesitan estimulación del sistema nervioso, lo cual tiene repercusión a temprana edad”. Refirió que los niños y niñas tienen ciclos de sueño donde liberan hormona del crecimiento para el desarrollo físico y mental, el cual es alterado por el consumo de cafeína. “Por eso es importante enfatizar en esto, puesto que en muchos productos no se declara. La industria dice que hay un límite de consumo recomendado, lo cual es cierto, pero insistimos en la advertencia sanitaria en niños porque no necesitan consumirla”.
Sobre los edulcorantes no calóricos refirió que existe mucha evidencia de habituación de paladares de los niños a sabores muy dulces. “Los seres humanos somos propensos a ese gusto y si se enfatiza un sabor más dulce o más salado, introducir frutas y verduras en la alimentación es más difícil. No es descabellado advertir sobre estos edulcorantes que son más dulces que el azúcar. La industria dice que se deben cambiar los hábitos alimenticios, pero se deben proteger desde la niñez y sus efectos en el futuro”.
Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), señaló que los niños y las niñas de nuestro país viven el peor escenario en salud por el deterioro de su alimentación y que el etiquetado de advertencia es una necesidad urgente para que tomen consciencia de lo que ingieren. “Además es muy importantes que se prohíba la publicidad de estos productos dirigida a la infancia, así como su presencia en las escuelas. Es un asunto de derecho de la infancia”.
Calvillo mencionó que dichas advertencias en el nuevo etiquetado forman parte de las recomendaciones en las que han coincidido academia, gobierno y organizaciones de la sociedad civil, con base en el perfil de lo establecido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), por lo que cuenta con sólida evidencia científica. A su vez, son producto de un consenso entre instituciones enmarcadas en un grupo de trabajo; ambas características no se encuentran presentes en la regulación que actualmente permite a la industria establecer un etiquetado incomprensible para la sociedad, engañoso y que pone en riesgo a la salud de la población; éste fue elaborado y aprobado en contubernio con las administraciones de gobierno anteriores.
EL REINO DE LA MINICHATARRA. Katia García, investigadora en Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, dijo por su parte que la propuesta de la industria en la elaboración del nuevo etiquetado establecía puntos de corte que se enfocan en una cantidad de producto establecida en vez del total de calorías que aporta. Por ejemplo, una Coca-Cola de 600 miligramos reportaría la cantidad de azúcares de 200 mililitros, equivalentes al 30 por ciento de la “recomendación diaria”, con lo cual evitaría el etiquetado de exceso de azúcares, calorías…, puesto que no rebasaría lo establecido por la norma. “Sin embargo, vemos que en total excede todos e incluye edulcorantes, por lo que queda claro que esta bebida no puede ser consumida por niños”.
Expuso otro ejemplo (una trampa para los padres de familia que piensan que están otorgando un producto saludable a sus hijos): un agua Ciel Mini con jugo Del Valle de 300 mililitros, que bajo el esquema de 200 mililitros quedaría libre de etiquetado, pero adecuado a la NOM deberá tener una etiqueta con “exceso de calorías”, “exceso de azúcares”, “contiene edulcorantes, no recomendable en niños”.
La especialista señaló que la propuesta de la industria tenía el mismo objetivo en el caso de alimentos chatarra, estableciendo un límite de 30 gramos de producto por envase —una bolsa de frituras contiene alrededor de 60 gramos—. “Con esto la industria busca regresar a la ‘minichatarra’, elaborando productos más pequeños para declarar su contenido no saludable en porciones, no por calorías, lo cual es muy engañoso”.