Este día busca reconocer la contribución de las personas adultas mayores al desarrollo humano y económico, así como resaltar las oportunidades y los retos asociados al envejecimiento demográfico mundial. (ONU, 2020).
De acuerdo a proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO) se estima que para el año 2050 en México existan 32 millones de personas mayores de 60 años, lo que implica el doble de personas mayores que habitan actualmente. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México existen 15 millones de personas mayores de 60 años, grupo etario que representa el 12% del total de la población, cifra que da cuenta del proceso de envejecimiento demográfico que acaece en el territorio nacional.
El envejecimiento demográfico es un proceso que sigue su curso y se ubica como uno de los fenómenos sociales más trascendentales e importantes del S.XXI. Este fenómeno se origina en el aumento de la esperanza de vida de las poblaciones, debido a la disminución en los niveles de mortalidad gracias a los avances en materia de salud; así como a la baja del índice de natalidad, lo que se traduce en que el porcentaje de personas mayores aumente, cada vez más, en una comunidad determinada.
Vivir más años no se traduce en vivir en mejores condiciones de vida, por el contrario, existen desigualdades sociales, políticas y económicas que impactan el curso de vida de las personas, generando contextos de vulnerabilidad que se presentan en las distintas etapas del ciclo vital y se pueden agudizar en la vejez. Estos factores afectan de manera particular en cada persona ocasionando experiencias únicas en función del género, la condición étnica, racial, el nivel educativo, la condición socioeconómica, entre otros factores. También, existen acontecimientos sociales que pueden intensificar las condiciones de vulnerabilidad, como ha sido el caso de la actual pandemia por COVID-19.
Envejecimiento demográfico y Decenio del Envejecimiento Saludable.
En México, el envejecimiento de la población no se vive de manera homogénea, existe una marcada diferencia en la forma en que envejecen mujeres y hombres. La esperanza de vida es mayor para las mujeres, que promedio es de 78 años, frente a los hombres, quienes viven un promedio de 73 años, fenómeno que se denomina feminización de la vejez.
El que las mujeres vivan más años no implica que vivan su vejez en mejores condiciones, por el contrario, derivado de las desigualdades sociales y económicas que atraviesan el curso de vida, en función del género, suelen llegar a su vejez en condiciones de mayor vulnerabilidad por la falta de participación económica, ausencia de ingresos por pensión, jubilación o viudez, entre otros, acentuándose su nivel de dependencia económica y desprotección.
Estas condiciones de vulnerabilidad se acentúan en grupos que históricamente han vivido distintos tipos de discriminación y violencia, como es el caso de los pueblos originarios, personas racializadas, colectivo lgbtttiqa y personas que viven con alguna condición de discapacidad.
En el marco del Decenio del Envejecimiento Saludable establecido por la Organización de las Naciones Unidas, es importante establecer las bases que permitirán reducir las desigualdades sociales, económicas, políticas, así como la brecha de género, posibilitando entornos que garanticen el pleno goce de los derechos humanos para un envejecimiento saludable, sin discriminación por género, origen étnico, preferencia sexual o condición de discapacidad.
Elementos clave para lograr el envejecimiento saludable de las poblaciones de acuerdo al Decenio del Envejecimiento Saludable.
El envejecimiento saludable consiste en desarrollar y mantener a edades avanzadas la capacidad funcional que hace posible el bienestar. La capacidad funcional está determinada por el conjunto de actividades físicas y mentales (ONU, 2020), cuyo desarrollo depende de la interrelación de los aspectos biológicos, psicológicos y sociales que atraviesan el curso de vida de las personas.
Bases para un envejecimiento saludable:
Garantizar que las personas ejerzan plenamente su derecho a la educación, a una vivienda digna, a un empleo bien remunerado que permita su desarrollo y la satisfacción de sus necesidades.
Cambiar la forma en cómo vivimos y pensamos el envejecimiento, erradicar los mitos, prejuicios y estigmas que originan una representación negativa sobre la vejez, así como actitudes que generan discriminación y violencia hacia las personas mayores.
Fomentar las relaciones intergeneracionales en todas las esferas de la sociedad, el intercambio de saberes y experiencias es esencial para un desarrollo integral, a nivel individual y social.
Fomentar la participación social es indispensable para el ejercicio de la ciudadanía y el goce de los derechos humanos, por ello es importante que las personas mayores se mantengan activas dentro de sus comunidades y de la sociedad, expresando sus opiniones y siendo parte de la toma de decisiones.
Mantener una alimentación equilibrada, realizar actividad física y establecer relaciones sociales con el entorno se consideran elementos sustanciales para la salud integral, a nivel físico, mental, emocional y espiritual de las personas.
Fortalecer los sistemas de protección social, a través de programas sociales con transferencias económicas o pensiones no contributivas que permitan la satisfacción de las necesidades materiales de las personas mayores.
Asegurar pensiones por jubilación dignas que posibiliten la seguridad económica durante la vejez.
Garantizar servicios de salud de calidad con un enfoque integral (biopsicosocial) que permita a las personas atenderse plenamente durante todas las etapas de su ciclo vital.
Consolidar un Sistema Nacional de Cuidados que permita proporcionar atención centrada en la persona a quienes se encuentren en una situación de dependencia. Este sistema permitirá establecer redes familiares, comunitarias, sociales e institucionales que configuren el cuidado como una responsabilidad social y un bien colectivo.
Un enfoque de curso de vida, género y derechos humanos sobre el proceso de envejecimiento permitirá construir entornos donde las sociedades logren consolidar un envejecimiento saludable, digno y con bienestar.