El Papa Francisco convive con niños afectados por temblores

El papa Francisco mantuvo un encuentro en el Vaticano con unos 400 niños procedentes de localidades del centro de Italia, las cuales se han visto golpeadas en los últimos meses por diversos sismos.

Los niños son de lugares como Norcia, Cascia, Accumoli, Amatrice, Arquata del Tronto y Acquasanta Terme, situadas en las regiones del Lacio, Las Marcas y Umbría, en el corazón de Italia, que ha sufrido severos daños como consecuencia de los terremotos de diversas magnitudes que desde agosto de 2016 han sucedido en estas zonas.

«Me dicen que tengo que hablar, pero a mí me gusta escuchar», aseguró Jorge Bergoglio, quien sólo pronunció unas pocas palabras de agradecimiento e invitó a los niños a tomar la palabra. Los pequeños hablaron de temblores de tierra y cómo los vivieron, así como las dificultades de tener que dejar sus casas y colegios para trasladarse de forma provisional a las estructuras que les ha proporcionado el Gobierno hasta que complete la reedificación de sus localidades. «Hemos vivido momentos difíciles», aseguró un niño al Papa, quien le dio ánimos diciendo: «hay que recuperarse, cuando ocurren estas calamidades uno tiene que volver a levantarse». Otra niña de Cascia explicó que después del terremoto su familia tuvo primero que vivir en una tienda de campaña y después se trasladó a una casa de madera.

«Esto que han vivido es una cosa fea porque es una calamidad (…) y las calamidades hieren el alma, pero el Señor nos ayuda a recuperarnos», señaló el Papa.

«Una de las cosas que más le gusta a Jesús, una de las palabras que más le gusta al Señor, es la palabra ‘muchas gracias’. Les quiero agradecer por esta visita, por venir aquí, por venir a recordar aquel feo momento», indicó Francisco. Los niños, que departieron con el Papa en el Aula Pablo VI del Vaticano, también le entregaron dibujos que habían pintado en la escuela. Además hubo momentos que provocaron la risa del Papa y de los asistentes, como cuando animó a una de las niñas a decir algo y ella reconoció que al acabar el acto iría a un restaurante. «¿Tienes hambre?», le preguntó de inmediato el papa Bergoglio con una sonrisa. «Cuando uno le dice ‘quiero ir al restaurante’ es un modo de decirle al Papa ‘no te alargues demasiado, tengo ganas de comer'».

La visita se enmarca en la iniciativa «El tren de los niños», un proyecto promovido por la organización Cortile dei Gentili, una estructura del Consejo Pontificio de la Cultura, que cada año lleva al Vaticano a pequeños para que tengan la oportunidad de conocer y conversar con el papa.

Este año se cumple la quinta edición de este programa que llevó a los niños al Vaticano, donde fueron recibidos por la Asociación Sport Senza Frontiere y la orquesta Maré do Amanhã, cuyos músicos proceden de una favela de Río de Janeiro.

Antes de comenzar el acto, los participantes se tomaron una foto con el pontífice y lanzaron al aire globos blancos en memoria de las víctimas de los terremotos.

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