Enrique Rambal, el Jesucristo más representativo en México

Desde hace casi siete décadas, se ha considerado al filme El Mártir del Calvario (1952) como el más representativo trabajo del cine mexicano sobre la vida de Jesucristo. Dirigido por el español Miguel Morayta, ha contado con un actor de su país para inmortalizar en la pantalla grande de nuestro país el rostro de Jesús: Enrique Rambal.

Antes de hablar de este actor, vale la pena recordar el impacto de la película, pues en su momento se llegó a vender como “El drama más grandioso de la humanidad” y aunque la grandilocuencia de la frase puede quedar muy grande, lo cierto es que sí se convirtió en uno de los dramas religiosos más importantes de la historia del séptimo arte.

Con El Mártir del Calvario, Morayta pudo volver a Europa. El cineasta y también militar, llevaba años exiliado en México porque fue perseguido por la dictadura española, pero pudo visitar Francia en 1954 cuando presentó el filme en el Festival de Cannes, en donde compitió por la Palma de Oro. No ganó el certamen pero sí se llevó la ovación del evento fílmico. Quizás lo más importante es que desde entonces la película se transmite en televisión abierta nacional cada año.

La película cuenta los pasajes de la Biblia que siguen conmoviendo al espectador: el sermón de la montaña, la multiplicación de los panes y los peces, la sanación de los enfermos -un niño ciego y un hombre paralítico-, la confrontación con los escribas y fariseos, la redención de María Magdalena (Alicia Palacios), la resurrección de Lázaro (Manuel Dondé), la traición de Judas Iscariote (Manolo Fábregas) y el calvario de la pasión de Cristo.

Se sabe que el rodaje, debido al limitado presupuesto de la producción, se realizó enteramente en los Estudios Tepeyac de la Ciudad de México sin ninguna locación exterior. Acompañado de un elenco mexicano conformado también por Consuelo Frank, como la virgen María, y José Baviera, en su quinta representación en el cine como Poncio Pilatos, El mártir del Calvario logró con un presupuesto mínimo y una escenografía notablemente teatral, lograr una estética armoniosa de profundo impacto visual convirtiendo a la cinta de la naciente Época de Oro en uno de sus máximos logros.

EL HIJO. En cuanto a Enrique Rambal hay que comenzar que este fue su primer personaje en el cine mexicano luego de que en la década de los 40 había debutado en el séptimo arte español. El éxito de El Mártir del Calvario le permitió hacer una carrera exitosa en nuestro país, que en ese momento producía muchas películas con temáticas religiosas y rancheras.

Su nombre completo era Enrique Rambal Saciá y nació el 8 de mayo de 1924 en Valencia. Si bien, en su momento llegó a ser criticado por el pensamiento de que se le había seleccionado como Jesucristo como una referencia histórica a que los españoles habían traído el catolicismo a México, con el tiempo su trabajo fue admirado.

Especialmente se le ha reconocido su compromiso con la preparación del personaje pues el resultado le ha permitido evocar una apariencia física a la que se tiene de Jesucristo en el imaginario. Para enfrentar su personaje se sometió a un acondicionamiento físico para soportar la cruz que no era de utilería sino un tronco real, al igual que lo fue la corona de espinas y, desde luego, su sangre.

Se preparó también para el papel comiendo poco, sólo pan de centeno, y se le podía ver por aquellos días recorriendo iglesias desde la Catedral hasta los templos más pobres, siendo frecuentes sus visitas a la iglesia de La Conchita, en Coyoacán. Sin embargo su conexión con Jesucristo viene de muchos años atrás, pues así como Jesucristo heredó la gracia divina de su padre, Rambal heredó la magia interpretativa de un personaje por el que antes su papá fue consagrado.

EL PADRE. Enrique Rambal Saciá es hijo de Concepción Saciá Landi y del actor y director teatral Enrique Rambal García, este último una de las piezas clave en la evolución del arte dramático popular en España. Rambal padre, nació el 21 de septiembre de 1889. Sin estudios en las artes, tuvo su conocimiento por los años que trabajó como cajista de imprenta, por lo que pasó de componer las letras de los folletines a intentar escribirlos.

Descubrió el teatro muy joven y muy entusiasmado creó una compañía de teatro amateur, en 1910, donde fue descubierto por un actor valenciano llamado Manuel Llorens (1845-1910), quien es considerado por los historiadores como el más sobresaliente de su tiempo. Gracias a él, Rambal recibió el impulso que necesitaba para destacar como un “empresario teatral en el más amplio sentido, que trabajó siempre de cara al público y constituyó un verdadero acontecimiento nacional”, dicen los archivos del diario Las Provincias.

Para los años 20 su compañía era muy conocida, especialmente por su capacidad de adaptar montajes clásicos y renovarlos con imaginativas escenografías. Rambal se propuso adaptar uno de sus trabajos más ambiciosos en 1926 cuando tomó el texto de El mártir del Calvario (1926), que fue escrito por Emilio Gómez de Miguel y Luis de Grajales. El drama bíblico lo presentó dividido en un prólogo y cinco jornadas que a su vez se subdividen en veintidós cuadros, con Rambal padre como el protagonista. Se estrenó en plan grande en el el teatro Centro de Madrid el 11 de marzo de 1926.

“Un espectáculo donde se combinaba una tramoya espectacular con un texto que contaba con todas las bendiciones de la Iglesia oficial”, dice un texto que habla sobre el impacto de la obra: “en Sevilla le llevan a hombros hasta el hotel; en Madrid, su temporada dura tres años sin interrupción; El mártir del Calvario alcanzó más de cinco mil representaciones”, dice un reportaje que se realizó sobre él en el periódico Bilbao publicado en 1946.

“Sobre la labor de Enrique Rambal como protagonista desempeñando el papel de Cristo, no cupieron sino elogios. De registro melodramático, el artista – que lo era más de las decoraciones que de la declamación- atraía a los públicos más sensibleros con un inevitable arrastrar de palabras: ‘Miseraabeeeleee’, se decía que enunciaba”, añadió el texto.

Rambal “marcó al teatro por ser creador de escenografías insólitas, efectos especiales dignos del cine y una ardua preparación actoral”, dice otro texto. Cuadros de pintores como Ribera, Tiziano así como frescos de Miguel Ángel son la fuente de inspiración de los escenógrafos. El éxito es interrumpido por el contexto social. Los constantes enfrentamientos que se producen entre la Iglesia y el poder político en España en 1933, no impiden la asistencia de un numeroso público a estas funciones al margen de sus creencias.

Por esos años sus hijos, el mencionado Enrique Rambal Saciá había comenzado a involucrarse con escasos once años en aprender teatro. La madre de este falleció en 1931 y para enfrentar su duelo Enrique Rambal padre emprende una gira por toda España y luego por Sudamérica.

“Cuando Rambal se despidió de Bilbao, en 1934, tras de llevar a cabo, como era costumbre, una temporada triunfal, se produjo tal aglomeración de público ante el Campos Eliseos (nombre del teatro de la ciudad) para solicitarle una función extra (…) hasta se realizó una manifestación en busca del artista”, dice el reportaje sobre Rambal García.

“Se darán mañana domingo las tres últimas y definitivas representaciones del éxito de los éxitos, El mártir del Calvario. A las once de la mañana, tres y media de la tarde y diez quince de la noche. ¡Adiós a Valencia del más formidable de los triunfos escénicos y de la más sublime creación de un artista incomparable!”, se publica en el diario Las Provincias.

Ya entrada la década de los 40, continúa siendo imprescindible en el repertorio de Rambal: en cada lugar donde se representa triunfa. El encargado de representar a Jesucristo ahora, por razones de edad, es Enrique Rambal (hijo) el cual será siempre recordado por esta interpretación.

“Anoche el éxito se repitió una vez más, ofreciendo además la novedad de que la figura de Cristo, que tantas veces hemos visto representar en una de sus más afortunadas interpretaciones a Enrique Rambal (padre), la interpretara su hijo, que realiza una verdadera creación, dando a tan excelso personaje una afortunada representación teatral”, publicó el diario Las Provincias el 19 de noviembre de 1942.

EL ESPÍRITU. Para hacer frente a la crisis en España había viajado a América, pero sus triunfos sudamericanos quedaron como anécdotas una vez que se aventuraron a presentarse en EU entre 1950 y 1951, pero ahí su compañía se fue a la ruina. Enrique Rambal hijo se quedó en México y Enrique Rambal padre regresó a Valencia, donde falleció a los 66 años de edad, al ser atropellado por una motocicleta en la Plaza de América.

Después de su actuación como Jesús, Enrique Rambal hijo participó en más de 80 producciones fílmicas y televisivas. El monólogo La Bandera Negra lo consagró como un gran actor en nuestro país. También participó en El Ángel Exterminador, El día de la boda, El cuerpazo del delito, El pecado de una madre, Cómo hay gente sinvergüenza o La estrella vacía y es recordado mucho por la telenovela Los Caudillos, interpretando a Miguel Hidalgo.

Las telenovelas en las cuales fue director también tuvieron mucho éxito: Cynthia, amor en el desierto, El juicio de nuestros hijos, Amor y orgullo y La Búsqueda. Grabó dos discos de poemas siendo el más famoso Carta a mi hijo.

Por esos años se recuerda su enemistad con Manolo Fábregas, pues se dice que se disputaban los mismos papeles. Otro gran rumor en torno al actor fue que con Mauricio Garcés había algo más que una amistad, sin embargo nunca fue comprobado, inclusive se dice que Rambal falleció en la cama de Garcés. Lo que sí es oficial es que falleció en el Distrito Federal, el 15 de diciembre de 1971 a los 47 años como consecuencia de un infarto al miocardio.

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