Navidad mexicana en el cine

Hablar de las fiestas de Nochebuena y Navidad en México es hablar de tradiciones que no desaparecen; que se van adaptando al paso de los años y de las nuevas generaciones que pasan de ser las niñas y niños que cantan las letanías cargando los peregrinos para después romper la piñata y tirarse por los dulces a los ahora padres que organizan toda la posada para que sus hijos vivan la tradición como ellos la vivieron en su infancia. Por supuesto sin faltar todo el arreglo de la casa, adornar el árbol y preparar la cena para la reunión familiar y con amigos. Todo bajo la innegable e imperdible sensación de añoranza y nostalgia de que “las Navidades pasadas siempre fueron mejores” y por lo mismo procurando año con año, conservarla y, como dije antes, hacer que las siguientes generaciones vivan lo que nosotros vivimos en nuestra infancia.

Y por supuesto que el cine mexicano nunca dejó pasar la oportunidad de presentar películas con temática Navideña donde la columna vertebral de la trama era, justamente, rememorar los tiempos pasados para no perder la tradición mostrando en pantalla no solo el contexto navideño sino, en muchos casos, los usos y costumbres de los días previos incluyendo la Nochebuena y la Navidad.

Si bien es cierto que en México no existía el concepto de cine de temporada – se estableció hasta mediados de los años setenta y vino de los EU, amos y señores de la mercadotecnia – cuando una película tenía temática Navideña, era imprescindible mostrar la mayor cantidad de tradición sin importar el tiempo de duración del plano secuencia. Era una regla no escrita del quehacer cinematográfico nacional y por lo mismo, era normal que el diseño de producción aterrizara en una extravaganza de piñatas, velitas, nacimientos, fuegos artificiales y letanía.

Y antes de que alguna investigadora del INEHRM diga que el cine mexicano le debe a la Navidad, estas son solo cinco películas de muchas más que tienen como columna vertebral la festividad y por lo mismo, no solo la trama ocurre durante esas fechas, sino que también involucran las tradiciones de la celebración y de cómo se vive en México.

Presentadas en orden cronológico, comenzamos con un programa doble tipo matinée:

Soy charro de levita (1949) de Gilberto Martínez Solares y El vagabundo (1953) de Rogelio A. González protagonizadas ambas por Germán Valdés Tin Tan en plenitud de su carrera.

La primera comienza con una tradicional posada en la vecindad donde viven Tin Tan y su carnal Marcelo mientras que, en la segunda que resulta ser la más “chaplinesca” en la filmografía del pachuco, donde Tin Tan interpreta a “La Chiva” que es el vagabundo que da título a la película buscando que comer durante la Noche Buena hasta lograr su cometido y continuar la película al día siguiente que es Navidad y terminar en la celebración del año nuevo de ese 1953. En las dos películas, se muestra de forma generosa gran parte de las costumbres navideñas del México de mitad del Siglo XX.

Santa Claus (1959)

René Cardona

Extraña y memorable película sobre el personaje de Santa Claus hecha en México para cubrir el mercado nacional y sin proponérselo, el estadounidense. Lo curioso de esta cinta es que en los EU no había como tal, una película dedicada al personaje y su interacción con los niños. Lo más cercano era Santa Claus Conquista a los Marcianos (1964) de Nicholas Webster y fue hecha, como ya leyeron, 5 años después de la de Don René.

Entonces, siendo Santa un personaje importantísimo en la idiosincrasia estadounidense, la película mexicana fue aceptada de inmediato pese a los personajes muy mexicanos que aparecen ahí… Y también por la visión de Cardona que la filmó en dos versiones: Hablada en español e inglés.

Lo malo (y muy malo) es que los derechos de distribución y venta son estadounidenses y en México simplemente no se puede vender.

Lo bueno (y muy bueno) es que la pasan muy seguido en estas fechas por canales de tv de paga y streaming.

Lo mejor (y “muy mejor”) es que ya la hay en Bluray en Amazon.

El tejedor de milagros (1962)

Francisco del Villar

Extraordinaria película escrita por Hugo Arguelles y Emilio Carballido llamada El tejedor de milagros que toca el inquietante pero común tema de la ignorancia transformada en un elemento de agresión contra el individuo. Ubicada en plena Nochebuena, la historia escrita por Carballido y Arguelles manejan con maestría los temas de la fe desatada convertida en el paso natural de dichos arrebatos que es la turba enardecida, descontrolada y salvaje que en nombre de Dios llega al asesinato involuntario (pero asesinato al fin) para tratar de representar físicamente el objetivo de sus creencias.

La ficción presentada por el confiable Del Villar maneja los usos y costumbres de una población rural del centro de México a donde llega una pareja de indígenas buscando un lugar donde la mujer pueda dar a luz a su primogénito.

A partir de una serie de coincidencias e interpretaciones amañadas de una situación semejante al nacimiento de Jesús, los líderes sociales del pueblo (que representan las clases) manejan a conveniencia particular el hecho para decir sin palabras que ese niño es una especie de milagroso regreso del hijo de Dios.

Lo curioso (y agradecible) es el papel de la iglesia representado por el inigualable Pedro Armendariz como el cura del pueblo que trata de combatir la errónea interpretación del acontecimiento argumentando con motivos humanistas en lugar de los dogmáticos en el común caso de los ejecutores de la fe.

Desde luego que no podía faltar la representación de una pastorela (no lo olviden: Carballido y Arguelles son los guionistas) además de un manejo irónico de todas las situaciones y personajes que aparecen en la película que resulta ser desgarradora y con un final natural pero brutal y consecuente con la forma en que se desenvuelve la trama.

Desoladora, inteligente y muy bien realizada, El tejedor de milagros – fotografiada por Gabriel Figueroa – fue una película que representó a México en la Berlinale de 1962.

Los tres reyes magos (1976)

Fernando Ruiz y Adolfo Torres Portillo

A la película no le fue nada mal en la corrida comercial en su estreno en Julio de 1976 pero pudo haberle ido mejor en fechas cercanas al tema que aborda justo porque representa la celebración en México – aun cuando de pronto tiene ciertos excesos folcloristas y nacionalistas – además de contar con un extraordinario talento de actores de doblaje (José Lavat, Víctor Alcocer, Azucena Rodríguez entre muchos más) que en varias secuencias supera por fortuna a la básica animación de pastelazo de Ruiz que no dudo en apostarle totalmente al público infantil sin pensar en los adultos que llevaban a sus hijos a verla.

Con historia y guion es de la escritora Rosario Castellanos, música de los Hermanos Zavala y un extraordinario diseño de personajes y arte inspirados en las artesanías de Jalisco, Michoacán y el Estado de México, la película tiene como resultado un entretenido producto de animación nacional que, pese a sus evidentes fallas de fluidez y técnica en la mayoría de las secuencias además de un constante humor fallido por lo simplón y burdo, es un filme honesto y digno de lo representativo de la tradición mexicana de Navidad y Reyes Magos.

Por supuesto que la lista de títulos se extiende aún más, pero el espacio es justamente lo opuesto así que dejamos hasta esta última el breve repaso de la representación de las tradiciones mexicanas de Nochebuena y Navidad en el cine mexicano con la invitación de que den un repaso a estas y otras más que recuerden y que les traiga esa nostalgia tanto del cine mexicano como de las festividades con la familia y seres queridos.

Que tengan una muy Feliz Navidad, un próspero Año Nuevo y nos leemos en el 2024 con más cine nacional y extranjero.

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