Dos Bocas contaba con alto potencial científico y ecológico

El polígono desmontado en Dos Bocas, Tabasco, y que está destinado a la nueva refinaría que López Obrador requiere para la producción de gasolinas baratas, tenía un potencial suficiente para albergar simultáneamente investigación científica, educación ambiental para niños de educación básica y hubiera consolidado un corredor ecológico a cargo de Pemex en esa región del Golfo de México.

Pemex pretendía apoyar la conservación y restauración de selvas altas, selvas medias y manglares, según el análisis plasmado en 2012 por una de las gerencias de Pemex. No sólo eso, el ambicioso proyecto pretendía utilizar la selva media que fue talada como una zona de “investigación científica en materia de conservación” y llevar a niños de primaria y secundaria de la región en visitas educativas.

Pemex prolongaría así el alcance del ya existente Sendero Ecológico Yaxche e incrementaría la capacidad de captura y almacenamiento de CO2 para compensar las emisiones de Efecto Invernadero de la petrolera en la Región Marítima Suroeste”.

El Sendero Ecológico Yaxche era de hecho la única vía de acceso al polígono de 300 hectáreas en el que la selva media logró conservarse a pesar de la cercanía a instalaciones industriales. Es probable que se haya usado para el desmonte como ruta de salida de la madera. Ese camino, según el proyecto de reserva ecológica, debía ligar a Dos Bocas con las lagunas cercanas donde anida el pelícano blanco.

Ante el desmonte, grupos civiles quieren llevar a Pemex ante juzgados por violaciones a la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente. Paradójicamente, la Gerencia de Auditoría de Seguridad Industrial y Protección Ambiental de Pemex esgrimió esa misma Ley para estructurar el proyecto ecológico.

La Gerencia estudió los requerimientos legales para que Pemex se convirtiera en el propietario de una reserva ecológica privada y “garantizar que la información (que se remitiera a Semarnat) fuera adecuada y con sustento científico”. Se pensó en la Universidad Veracruzana, en la Autónoma del Carmen y la Autónoma de Tabasco como aliados estratégicos para echar a andar este proyecto.

En cuanto a la viabilidad e impacto del proyecto, se concluyó que las áreas preservadas de Dos Bocas “tienen un potencial significativo en la prestación del servicio de captura de carbono. Se tiene una base sólida para fundamentar cualquier proyecto de captura de carbono en el futuro”.

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