Acabó la sequía con La Isla

Olvidada por las autoridades se encuentra la comunidad conocida como “La Isla”, una zona pesquera que desde el año 2010 poco a poco ha ido desapareciendo.

El motivo es simple, el desvío del agua a través de las ventanas de alivio El Censo y Sabanilla, que fueron construidas para evitar que el municipio de Centro sufriera encharcamientos o inundaciones.

En la comunidad, cien por ciento pesquera, los habitantes tenían un negocio autosostenible con la captura y venta de mojarras, pejelagartos y sardinas que les proporcionaba el arroyo “El Zapote”.

A casi 10 años de la construcción de las ventanas de alivio, las cuatro cooperativas pesqueras han ido desapareciendo pues ya no hay nada que extraer del afluente que tenía una profundidad de casi cinco metros, en la actualidad es un simple hilo de agua que no alcanza ni los 30 centímetros.

“Esta comunidad no le pedía nada a nadie, era autosustentable, todos vivíamos de la pesca, pero ahora ya no queda nada, la gente está empezando a migrar a otro lado en busca de trabajo, pues tiene que traer alimento para sus familias”, dijo Guadalupe Jiménez Gallegos quien a sus 73 años de edad con tristeza ve cómo su pueblo se está muriendo.

“No queda nada, ni para nuestro propio consumo”, fueron sus palabras al señalar a la zona donde alguna vez había lagunas y que ahora son tierras fértiles, pero sin agua.

El principal medio de transporte era el cayuco, por el que las asociaciones cooperativas pagaban 70 pesos mensuales a la capitanía de puerto como una especie de tenencia.

Sin embargo, con la seca del arroyo son pocos los que utilizan el cayuco para transportarse; “solo nos queda una deuda de casi cuatro años con la capitanía de puertos”, señaló el exdelegado Moisés Díaz Gallegos, quien comentó que a dicho lugar han llegado cientos de políticos, personas que buscan solamente el voto llevando promesas, pero que jamás regresan; “somos una comunidad olvidada por las autoridades”, refirió.

Los habitantes tienen buenas expectativas de que el nuevo delegado de la comunidad, ubicada en la ranchería Coronel Traconis, primera sección, pueda hacer las gestiones necesarias ante el Ayuntamiento de Centro y el Gobierno del Estado para que los provean de recursos para sobrevivir.

“Haber que hace el nuevo delegado Carlos Rosado López para que las autoridades nos volteen a ver, de lo contrario nuestras familias tendrán que irse a otro lado, pues aquí ya no hay nada”, puntualizó Díaz Gallegos.

De hecho, la congregación evangélica de la zona edificó un pequeño puente hecho con troncos y tablones para que las personas ya pasen caminando, pues ya es inútil utilizar los cayucos que alguna vez sirvieron para pescar.

Ahora todos estos medios de transportes están montados sobre zonas lodosas y al ser utilizados “se raspan” con el fondo del pequeño riachuelo que queda.

“Esta comunidad no le pedía nada a nadie, era autosustentable, todos vivíamos de la pesca, pero ahora ya no queda nada”

Guadalupe Jiménez Gallegos

Habitante

Según los pobladores, la instalación de las ventanas de alivio El Censo y Sabanilla, provocó que el arroyo se quedara sin agua

El actual nivel de agua no cubre ni a un perro de mediana estatura

Hoy, las embarcaciones usadas para pescar están encalladas en la tierra

FOTOS: JAIME ÁVALOS

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